Los murmullos y múltiples llamadas eran constantes en el recinto del 911, en donde se atienden todas las llamadas de emergencia , en él se homologan todos los números de atención de emergencias médicas, de seguridad y de protección civil a nivel federal, estatal y municipal.
Muchas personas atienden detrás de estas llamadas, llamadas que deben ser atendidas no importa la emergencia, sin importar como pidan ayuda.
— 911, ¿Cuál es su emergencia? — Alguien atendió, un hombre mayor que desde hace años atiende detrás de la línea.
— Quisiera- Quisiera una pizza. — Se escuchó desde la otra línea, aquel hombre suspiró.
— Espere un segundo, su llamada será redirigida. — Habló mecánicamente mientras tapaba el micrófono y en voz alta hablaba. — Es el niño de las pizzas otra vez.
— Dáselo al nuevo. — Se escuchó desde lejos, el hombre solo asintió apretando un botón mientras la llamada se redirigía al sujeto nuevo en el recinto.
Katsuki, voz grave, cabello rubio en punta, por desgracia era nuevo, se le eran redirigidas todas las llamadas entrantes que sus superiores en edad no querían contestar.
Con un gruñido aceptó la llamada.
— 911, ¿Cuál es su emergencia?
— Me-me gustaría ordenar una pi-pizza... — Aquella voz le parecía familiar, pero estaba consternado.
¿Era un bromista? ¿Se había equivocado de número? ¿Por qué llamaba tan seguido con lo mismo?
— Creo que se a equivocado de número. — Quería agregar algo más, pero tampoco quería ser tan honesto diciéndole que se vaya al demonio por intento de bromas fallidas, necesitaba aquel nuevo trabajo.
— No, no lo creo. — Se escuchó desde la otra línea, realmente conocía aquella voz, pero no sabía de donde.
Si realmente no se equivocó de línea, entonces- Oh no.
Recordó aquella voz, aquella temblorosa e inocente, aquella voz acompañada de pecas y hermosos ojos verdes esmeraldas.
— ¿Hay alguien que no lo deja hablar libremente? — Preguntó con nerviosismo, queria, suplicaba a quien quiera que viera que aquella llamada fuera una broma.
Que aquel tras el teléfono no fuera él.
— Si-si. — Se escuchó sollozos, jadeos y murmullos, su corazón se estrujó.
— ¿Izuku? — Preguntó para confirmar. — ¿Eres tú? ¿Estás en peligro?
Los hombres y mujeres al rededor de él aumentaron, a la fuerza poniendo el altavoz en aquella llamada.
No lo podían creer.
— Si- — Sollozó mientras se interrumpía. — Por favor... ¿Aun tienen la orilla con queso? ¿La dirección? Claro... Es calle Manchester, casa número 148.
Katsuki suspiró, sus manos empezaron a temblar mientras rápidamente anotaba la dirección en su pantalla de computador.
— Izuku, soy Katsuki, ¿Me recuerdas? La ayuda va en camino.
Al rededor de él, las personas oyentes estaban estáticas, cada murmullo y suspiro en la habitación fue erradicado por completo, las llamadas entrantes eran atendidas en silencio y con discreción mientras se desarrollaba algo más importante que un robo de un bolso.
El rubio tecleó dando informes a la policía más cercana, dando dirección y los datos necesarios para el arresto del maltratador.
— Escucha, Izuku, necesito que me digas cuántas personas hay en tu casa.
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Pepperoni extra, por favor. | BKDK |
FanfictionIzuku es maltratado por su pareja, cada tres días llama al 911 para informar y que alguien lo ayude, nadie le entiende, nadie lo ayuda, todos lo toman por un bromista y hasta es conocido por ser "el niño de las pizzas" en el recinto. En el último dí...