CAPÍTULO 10

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Segundo día de excursión, y Kokichi ya desde por la mañana estaba maldiciendo a Kaito. ¿Quién en su sano juicio despierta a otros de manera tan ruidosa?
Kokichi estaba tranquilamente dormido hasta que cierto pelimorado le gritó en el oído con fuerza.
Así empezaba este segundo día para Kokichi.

Hicieron más actividades por el día, aprovechando que era el último. Shuichi estaba algo desanimado por el pensamiento, pero le alegraba pensar en lo bien que se lo había pasado, y sabía que Kokichi también lo había disfrutado, aunque conociéndole, no lo diría en alto. A lo largo de ese día, las pequeñas peleas entre Kaito y Kokichi por su atención continuaban, y debía admitir que le gustaban esos tratos, le gustaba sentirse tan querido, le gustaba que su atención y presencia fueran buscadas al punto de pelearse diariamente por ellas. Quizá era un poco egoísta, pero disfrutaba ver a sus amistades así, la mayoría de las veces, claro.

El día estuvo lleno de actividades, por lo que todos fueron a dormir temprano. Pero a Kaito no le agradaba la idea, estando en el dormitorio, riñendo de nuevo con Kokichi.

-Ya sé Kokichi, si no eres tan nenaza, vamos al bosque, solos!

-No podemos hacer eso, imbécil, no podemos salir de nuestras habitaciones a esta hora.

Rantaro y Shuichi llevaban mirando la discusión varios minutos, pero empezaron a poner más atención cuando surgió ese plan. Era de noche, ya estaba oscuro afuera. No hacía demasiado frío por ser verano, pero los monitores no permitían que salieran solos a estas horas.

-De echo, tengo una idea. Si no sois nenazas, ¡demostrarlo! Vamos ahora mismo, todos al bosque. ¿O es que estáis asustados como nenas?

Dijo Kaito dirigiendo miradas a los otros tres chicos en la habitación.

-He dicho que te calles, nos vamos a meter en problemas por tu culpa.

-Oh, ¿Es que tienes miedo, niñita?

Respondió Kaito al comentario de Kokichi. Éste sintió su sangre hervir, y aceptó el reto, mirando cara a cara a Kaito.

-Está bien, saltamos por la ventana y vamos.

Nada más escuchar a Kokichi decir esto, Shuichi se levantó, asustado.

-¡No no no! ¡Yo iré también!

Dijo nervioso. No quería que nada malo le sucediera a Kokichi, no le importaba ser llamado nombres, sólo iría por su bien. Rantaro se levantó del suelo, y se unió a la conversación.

-Me apunto. ¿Me quedo para vigilar o voy con vosotros?

-¡Buena idea Rantaro! ¡Cuida que no venga nadie! Nosotros tres volveremos más tarde, así que ayúdanos a subir, ¿vale?

-Hecho.

Kokichi y Shuichi se miraron. El peliazul parecía aterrado, sabía que esto era una terrible idea, y que terminarían en problemas. Kokichi no pensaba bajar la cabeza y darle la razón a Kaito. Le demostraría que no merecía ser llamado "nenaza".

Apenas planeado, y a de más mal hecho, los tres chicos salieron por la ventana para seguir ese sendero del bosque. ¿Que qué iban a hacer? Fácil, buscar osos y matar uno. ¿De quién fue la maravillosa idea a la que kokichi no encontraba sentido? De Kaito.
Kokichi tenía un mejor plan, mucho mucho mejor. Una vez los tres estaban en el bosque, se giró a mirar a Kaito.

-Por cierto Kaito, ¿sabes que en este bosque viven miles de fantasmas?

Su sonrisa era siniestra, mientras miraba fijamente a los ojos de Kaito, el cual trataba de mantenerse firme. Shuichi ya estaba asustado con anterioridad, así que sabía que esto le haría peor.

-Eso es mentira, los fantasmas no existen, enfermo!

-Oh Kaito, es muy real.~ Aquí viven miles de almas en pena que ruegan por salvación~. Son luces y fuegos fatuos, y voces llaman el nombre de su próxima víctima~.

Kokichi empezó a narrar, en un tono bajo de voz, con su siniestra mirada. Kaito se encogió sobre sí mismo, no creía en fantasmas, pero tal y como lo estaba contando kokichi, parecían muy reales, y Shuichi se sentía igual, aunque él sabía que Kokichi estaba inventando todo. Eso, aún así, no le calmó para nada.

-Viven entre los árboles, buscando nuevas almas jóvenes que comer~. Pero sólo buscan a los chicos más altos~.

Continuó Kokichi, mirando a Kaito al decir lo último. En este momento, él era el más alto de los tres. Pegó un pequeño grito, y sus manos empezaron a temblar, parecía que la historia de Kokichi le estaba pasando factura.

-Eso- Eso- Eso es mentira, ¡Mentiroso, mentiroso!

-¡Es verdad, Kaito! ¡Tú serás el siguiente! ¡Asimílalo! Oh, ¿o es que tienes miedo? ¿Es que eres una nenaza?

Dijo Kokichi, acercándose más pasos hacia él, hasta estar con él frente a frente. Kaito estaba aterrado. Y parecía que su nuevo miedo a los fantasmas no se iría en mucho tiempo...
Shuichi estaba mirando la escena, también mirando a su alrededor de reojo. Estaba empezando a creerse la historia de Kokichi, y después de Kaito, él era el más alto, por lo que, si la historia de Kokichi era cierta, Shuichi sería el próximo. Intentó calmarse, pensando que los fantasmas no son reales, pero Kokichi no cerraba la boca, metiendo más y más miedo a Kaito, el cual ya parecía lo suficiente asustado.
Shuichi decidió actuar, tomando a Kokichi por los hombros y haciendo que le mirase.

-Kokichi, para! Vamos a volver ya, hemos estado aquí lo suficiente...

Kokichi guardó silencio, y simplemente asintió. Volvieron por el camino al albergue, Kaito estaba pálido, no parecía haberlo pasado bien, por otro lado, era ahora kokichi el que parecía confiado y seguro de sí. Sabía que toda la historia era falsa, se la acababa de inventar para asustar a la infantil mente de Kaito, y parecía haber funcionado.
Los tres chicos siguieron el trayecto en silencio, hasta que los tres se detuvieron en seco. Unas luces se veían a la lejanía, y habían voces junto a ellas, llamando el nombre de los tres chicos. Kokichi había mencionado que esos eran los comportamientos de los fantasmas, llamar a sus víctimas.

Los tres estaban paralizados del miedo, y cuando las luces se acercaron un poco, Kaito soltó el grito más agudo que Kokichi jamás había oído, y empezó a correr en dirección opuesta, y por la inercia, la situación y el miedo, los otros dos chicos le siguieron.

Kokichi se estaba repitiendo en la cabeza: "esto no es real, me lo inventé todo, esto no existe, esto no es real..."

Las luces, pasos, y llamadas que gritaban el nombre de los tres se intensificaron y cada vez sonaban más cerca. Kaito estaba aterrado, empezando a decir en alto que iba a morir, y que no queria morir sin haber ido al espacio.
Shuichi estaba pálido, sólo corría detrás de Kaito sin decir nada, al igual que Kokichi.

Al poco tiempo, aquellas "voces y fuegos fatuos" los alcanzaron. Eran los trabajadores del albergue y los profesores y tutores, que venían con linternas buscando a los tres chicos, pensando que habían desaparecido.

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Los cayó la bronca del siglo, tanto al volver al albergue, como al volver a casa. Pero al menos, Kokichi estaba satisfecho de haber echo gritar así a Kaito. Al final la excursión si fue divertida...

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1192 palabras.

Cómo? 4 capítulos en el mismo día? Supongo que hoy estaba inspirada, jejejee. Amor amor! ❤️❤️


No estás solo, y nunca lo estarás. -Saioma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora