dos conciencias

VI- La conversación(II)

"toc, toc"

Solté el móvil perezoso y esperé a ver si no se daban cuenta de que estaba, pero insistieron.

"Toc, toc, toc"

-¡Que ya voy joder!

Abrí la puerta y mi expresión de desagrado se convirtió en una de sorpresa cuando vi a Liam, quieto, mirándome a los ojos, con sus ojos azules y en vez de con su fondo blanco estaba rojo, sus pestañas aún humedas y con el labio inferior tembloroso

-¿Liam?- pregunté tras estar 10 segundos mirándolo fijamente- ¿Qué ha pasado?

Sin decirme nada se abalanzó sobre mí y me dió un abrazo, aunque al principio no reaccione, se lo devolví en cuanto noté que sollozaba en mi cuello húmedo por sus lagrimas mientras aumentaban la fuerza de sus brazos estrechandome aún mas mientras yo le acariciaba ese pelo negro azabache y me adentraba un poco en la habitación para poder cerrar la puerta. Lo llevé hacia mi cama para que nos sentásemos y pudiésemos hablar más tranquilos, pero se sentó el y su abrazo pasó a ser en mi cintura, con su cabeza hundida en mi abdomen. Me quedé quieto, mirándole sin decir nada, únicamente acariciando su pelo y detrás a de sus orejas y preguntándome por qué estaba así, pero decidí callar y limitarme a dejar que se tranquilice y me hable cuando quiera y si quiere.

Pasaron 15 minutos, su respiración era más calmada, mi abdomen estaba húmedo y mi mano cansada por acariciarle, creí que estaba dormido cuando me dijo:

- Ginny estaba en los vestuarios del gimnasio- dijo con un tono de voz neutro, aunque un poco más grave y tranquilo que de normal

-¿Y qué hacías tú en el vestuario de las chicas?- pregunté desconcertado

- creía que ella estaba sola y pues iba a... Ya sabes- dijo sin querer terminar la frase

- ¿y por qué no follasteis?- pregunté

-pues... Que cuando llegué- pareció volver a romperse- estaba dándose el lote ya

-¿A quién hay que cargarse?- dije cabreado

-pues la tienes al lado en clase- dijo mirándome a los ojos mientras le volvían a saltar las lagrimas y volvía a hundir su cabeza en mi abdomen

Mi cara se convirtió en un cuadro, resulta que la novia homófoba del chico más guapo, de mi novio que no sabe que es mi novio pero va a ser mi novio, ¿le van las almejas?

-¿Co-como?- pregunté anonadado

En mi cabeza surgieron dos pensamientos, bueno, en realidad fueron tres, el primero fue confusión, cómo ha podido hacerle eso a mi Liam, el segundo fue cómo podía ayudarlo, no puedo verlo asi, esos ojos so podían tener lágrimas ni este chaval podía estar triste, todo en su vida era perfecto, hasta ahora, tenia una novia que parecía que le quería, era guapo, estaba bueno, todas querían con el, era gracioso, empático y por lo que veo sentimental, pero ahora parece un bebé al que han separado de su madre y no quiere otra cosa que estar con ella y necesita un consuelo, donde entra en juego el tercer pensamiento, se que suena un poco turbio, pero es el momento perfecto para que amplíe sus horizontes, ¿o no?, ¿por qué no devolverle el mismo dolor?¿por qué no igual que ella?¿por qué no... con otro chico?

volví de mis pensamientos cuando noté que mi cintura se liberaba y que ya no estaba apoyado en mi. Lo miré, me agaché para poder mirarle a la cara, ya que estaba mirando hacia abajo y tenía los ojos rojos de llorar, las pestañas eran aún más bonitas, tenía el pelo revuelto y la frente un poquito sudada, el ritmo de su respiración se relajó cuando me vio y le acaricié la mejilla para limpiarle las lágrimas y le dije:

- ¿Quieres tumbarte? seguro que estarás más cómodo- intentando tranquilizarle

- tengo calor, ¿puedo quitarme la camiseta? es que tienen la calefacción muy alta y con el sofoco pues- cerró los ojos y apretó sus puños