CAPITULO 3 ; EMBOSCADA

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Entonces se puso a explorar el mundo en busca de un lugar donde cavar, buscó y buscó pero no encontró nada. Tuvo que recurrir a algo que Jano no quería hacer debido a lo peligroso que era: cavar hacia abajo en busca de una mina. Después de un rato, no había encontrado nada y se decepcionó, regresando a casa con las manos vacías.

En su camino a casa, Jano vio algo extraño: una especie de portal abandonado. Pero como nunca había estado en este mundo en sus 18 años, no conocía hacia dónde dirigía este portal. Decidió buscar alguna pista, pero lo único que reconocía era la obsidiana de la que estaba hecho el portal. Recordó las grandes torres del End y trató de compararlas, pensando que era una forma de ir hacia la dimensión donde nació.

Se percató de que había un cofre y lo investigó. Contenía ciertas cosas bastante raras para él: un mechero, una espada de oro encantada, una descarga ígnea, pepitas de oro y hierro. Reconoció rápidamente el mechero y la espada, pero el hecho de que estuviera encantada la hacía muy valiosa y era algo que jano debía aprender aun. Sin embargo, no reconoció el uso de las demás cosas, ya que nunca había visto un mineral en su vida. Tomó todo lo que pudo y se fue a casa.

"No puedo creer que no haya encontrado ninguna cueva, ¡por Dios! ¿Qué tan complicado puede ser? Solo desperdicié un día en vano", dijo Jano decepcionado.

En ese momento, escuchó pasos afuera.

"¿Quién anda ahí?", dijo Jano desenfundando su espada.

"Rompan la puerta", dijo alguien del otro lado.

En ese momento, la puerta salió disparada hacia adelante, golpeando a Jano.

"Oye, ¿qué te pasa?", preguntó con enojo.

"Roben todo lo que puedan y mátenlo", dijo el saqueador, ignorando lo que dijo Jano.

Jano recogió su espada, que había quedado tirada después de haber sido empujado por la puerta, y comenzó a luchar. Eran 4 de ellos, incluyendo al líder. Peleaban con hachas, un estilo de lucha que Jano nunca había visto, pero no le dio importancia. Se dio cuenta de que tenían los mismos puntos de vida que él, así que pensó que sería fácil. Sin embargo, no esperaba que supieran luchar tan bien...

Mientras uno de los saqueadores gritaba, se avalanzó sobre Jano con su hacha e intentó golpearlo, pero simplemente fue repelido por la espada de Jano.

"¿Por qué entraron a mi casa?", dijo Jano con furia en su voz mientras peleaba contra 3 de los saqueadores, mientras el líder solo los veía.

"Eso no es de tu incumbencia, niño. No pareces ser de por aquí. ¿De dónde eres?", preguntó el líder con curiosidad.

"Eso no es de tu incumbencia, viejo. Tú tampoco pareces ser de por aquí, así que si eres lo suficientemente cobarde para ocultarte detrás de tus ratas, no eres digno de vivir aquí", dijo Jano en un tono burlón mientras apuñalaba a un saqueador, dejándolo sin puntos de vida.

"¡Idiota! ¡Mátenlo ya, ¿qué están esperando?!", dijo el líder con enojo.

"Y sigues, no vas a lograr nada con eso. Si sigues así...", en ese momento, fue apuñalado con un hacha, pero sin perder todos sus puntos de vida.

"¡Jajaja! No eres tan rudo ahora, ¿verdad?", esas palabras fueron suficientes para que la regeneración que existe dentro de él se activara por ser humano. Afortunadamente para él, el hachazo que recibió fue el momento perfecto para contraatacar y así dejar sin vida a otro saqueador.

La batalla se alargó con el último saqueador. Ambos estaban bien entrenados, bloqueaban los ataques y no lograban acertar ni un solo golpe al otro. Fue entonces cuando Jano decidió cambiar de técnica para poder vencerlo. Se puso a la defensiva y utilizaba los ataques de su enemigo en su contra.

Solo quedaba el líder de pie. Sacó una daga de su cintura y se puso a la ofensiva, pero Jano, a pesar de los ataques recibidos, seguía de pie y capaz de pelear.

"Admito que eres fuerte para seguir de pie y haber acabado con estos inútiles", dijo el líder con un tono de soberbia.

"¿Sí? Pues hablas mucho para haberte quedado viendo durante toda la pelea", dijo Jano con una sonrisa burlona en su rostro.

"Mira bien, idiota. Tu vida está muy baja, tienes debilidad y estás sangrando", en ese momento, el líder cerró los ojos. "¿Crees que podrás vencerm...?", fue interrumpido por la espada de Jano atravesándolo en el pecho.

"Tus palabras son demasiado comparadas con lo que en realidad puedes hacer. Ni siquiera peleaste, fuiste muy aburrido. Esperaba que al menos, por ser el líder, supieras pelear, pero ya veo que no", dijo Jano en un tono muy serio.

"Basta...do...", dijo el líder mientras su cursor desaparecía. 

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