CAPITULO 4 ; ENCUENTRO

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"Honestamente, eso no fue tan malo como creía. No pudieron robar nada y me dejaron armas y... ¿qué es esto?", decía Jano mientras sacaba una daga de la espalda del cuerpo del líder.

Era una daga que tenía un símbolo curioso, nunca antes lo había visto. Parecía una cara con ojos rojos. No le dio importancia y siguió revisando qué más podía conseguir de los cuerpos.

Después de haber sacado los cuerpos afuera de su casa y de haber reparado su puerta, Jano se fue directo a dormir.

"Dejaré mis problemas al yo de mañana", dijo Jano mientras se recostaba en su cama.

Al día siguiente, Jano decidió salir a buscar agua, ya que casi se le había acabado. Se dirigió al río más cercano.

Una vez en el río, Jano vio un cursor: era azul, como el suyo, lo que indicaba que pertenecía a un humano.

"¿Hola?", preguntó Jano con incertidumbre.

En ese momento, la persona se levantó. Era una chica, y al ser humana tenía la misma vida que él. La chica desconfió de Jano debido a sus ojos morados y piel negra, pero su cursor indicaba que era humano, así que tuvo que confiar.

"¿Quién eres?", preguntó ella.

"Soy un simple viajero. Venía por un poco de agua. ¿Te molesta si tomo un poco?", mencionó Jano.

"Adelante, no es mi río. Puedes hacer lo que quieras", en ese momento desenfundó su espada, "¿Qué es eso que traes ahí atrás?", preguntó ella con enojo.

Jano, manteniendo la compostura, respondió: "Es una daga que conseguí al matar a unos tipos que trataron de hacerme lo mismo. Solo me defendí y ya. Esta daga fue una de las recompensas que obtuve. ¿Quieres verla?", dijo Jano con ingenuidad.

"¿Eres tonto o algo así? Esa daga pertenece a los saqueadores", dijo la chica con tono de enojo.

"Ouch, mis sentimientos. Ahora me va a dar depresión por tu culpa", dijo Jano en tono de sarcasmo.

"Aghh... No tengo tiempo. Buena suerte si los vuelves a ver. No creo que sean amistosos después de que mataste a uno de ellos", dijo la chica a modo de despedida.

"Eran 4", dijo Jano.

"¿Qué?", preguntó ella.

"Eran 4, pero eso no tiene importancia. Me gustaría saber tu nombre", dijo Jano con curiosidad.

"Sanulia...", dijo ella susurrando.

"¿Cómo?", preguntó Jano.

"Me llamo Sanulia", repitió.

"Encantado de conocerte. Yo soy Jano, es un gusto", dijo Jano con felicidad.

Ella se quedó mirando. Después de unos segundos, dijo:

*Suspiro* "No deberías confiar tan fácil en la gente. No sabes si somos humanos rojos o no, debido a que nuestro cursor siempre muestra la raza que somos. De cualquier modo, es un gusto igualmente", informó Sanulia.

"Entiendo jeje... Y por cierto, ¿a dónde ibas?", preguntó Jano con curiosidad.

"Iba a mi guarida, no queda muy lejos. ¿Quieres venir?", preguntó ella.

"Justo te iba a proponer que vinieras a mi casa", dijo mientras guardaba sus cubetas en el inventario.

Entonces se fueron camino a la guarida de Sanulia. En el transcurso, se fueron conociendo. La conversación iba bien. Llegaron a la guarida de la chica y hablaron de sus orígenes y cómo fueron criados. Ambos se impresionaron al conocer el pasado del otro, conectaron y se hicieron buenos amigos. Al contar su historia, mencionó que ella vivía en un área retirada, en los rincones más fríos del mundo, y en su pueblo solían ser muy estrictos. Ahí solían entrenar a niños sin importar su género para volverlos fuertes. Pero a ninguno de ellos les gustaban los entrenamientos, eran muy duros para sus cortas edades, y Null (como quería que la llamaran) no era la excepción.

Null solía vivir con su padre, un hombre respetable y demasiado estricto con su hija. Mientras que su madre... bueno, desafortunadamente fue asesinada y Null está completamente segura de que alguien la mató, no un monstruo.

La llevaron a entrenar cuando tenía 5 años. Ella estaba anonadada y era muy desconfiada. La sometieron a ejercicios muy duros, cosas que apenas toleraba, pero no era decisión suya, sino de su padre, quien quería hacerla "fuerte" ante cualquier amenaza.

(creditos a "Astrid" por escribir un fragmento de este capitulo) 

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