EPÍLOGO PARTE II

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Los demonios del pasado atormentaban a Valentina, tener que recordar los difíciles momentos que atravesaron cuando atravesaron el infierno con el arresto de Juliana, cuando el juez determino que Charlotte fue llevada a otro país de mala manera, cuando Juliana destrozo el corazón de Valentina abandonando todo por buscar una solución por su hija y las miles de discusiones que tuvieron, pero Valentina quería tenía que lidiar con eso y encima tener las inmensas ganas cada noche de entrar en la habitación donde Juliana dormía y abrazarla.

Los días comenzaban a ser buenos para Valentina después de todo lo que atravesó, perder a su hija por aproximadamente cinco años y en el proceso a su esposa, pero Charlotte estaba allí. Ahora su hija mayor estaba allí.

Valentina vivió dos juicios, le tocó ver perderse al amor de su vida y esto las llevó a vivir separadas por dos años, el mundo de Juliana se perdió y en el proceso dejó grandes heridas al amor de su vida.

Juliana estaba haciendo el intento para volver a una vida normal. Sus hijos la necesitaban y aunque era difícil de aceptar las dos adultas se necesitaban con todas las fuerzas de su alma.

- Buenos días mis amores. Dijo Valentina al entrar en la cocina y ver a sus tres hijos sentados y su mujer o ex mujer, aunque aún seguían casadas, el verla allí le trajo un hermoso recuerdo del pasado. Uno donde ella llegaba por detrás y besaba el cuello de su esposa y le susurraba cuanto la amaba y los niños veían esas demostraciones de amor.

- Buenos días mamá. Dijo Em

- Buenos días príncipe, buenos días mi princesa hermosa y a mi chiquita bella a quien amo demasiado buenos días también. Beso a cada uno de sus hijos y luego fue y se acercó a Juliana - Buenos días

- Buenos días. Ambas se quedaron mirando y pensando en el futuro sin darse cuenta que ambas estaban pensando lo mismo.

Mientras Juliana solo pensaba en tener a sus tres hijos; y sí tres, porque para ella Antonella era también su hija. Lauren no tenía problemas con eso, solo tenía sus propios problemas con la niña.

- Buenos días Val. ¿Café?

- Si un poco. Valentina se sentó al lado de los niños y a pesar de haberle dicho a su esposa que solo tendrían más que una relación cómo amigas por los niños, ella no dejaba de pensar en su mujer y verla allí la hacía reflexionar en el hogar que tiene.

- Juliana ¿Puedes sentarte un momento? Expresó Valentina y continuó diciéndole - Necesito que hablemos como familia. Juliana sintió que el mundo se le venía encima ¿Era la hora de decirle a los niños que ya no tendrían nada?

- Val, si es para decirle a los niños de nosotras...

- ¿Ustedes estas mal por mí? Pregunto Charlotte

- Claro que no hija, Juls amor ya siéntate, y tu hija nada de lo que hemos atravesado fue tu culpa.

- No quiero que mamá se vaya de nuevo. Expreso la menor

- Antonella bebé, quiero que me dejen hablar. Valentina tenía algo importante que decir después de haber reflexionado durante algunos días – Estoy enamorada de su madre, y tampoco quiero que se vaya, no quiero que te vayas nunca más. Eres la única mujer que he amado con el alma. Le dijo mirándola a los ojos.

- Val, no creo que hablar esto delante de ellos.

- Somos una familia, quiero que eso se mantenga. Lo que te dije el día que regresaste fue muy injusto de mi parte, soy la mayor de las hipócritas. Tú me perdonaste miles de veces, yo te deje una vez con mi princesa y estuviste allí para mí, estuviste para perdonarme y para darle una oportunidad a esta familia, soy una tonta que no te supo entender en medio del dolor que ambas pasamos por nuestra hija. Te pido perdón delante de mis hijos por las miles de veces que te he fallado. No quiero que te vayas nunca de mi vida. La familia que me regalaste vale más que mi orgullo, vale más los momentos buenos que lo malo y quiero que nosotras podamos reconstruir nuestro hogar.

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