Sapnap y Karl se encontraban en la hermosa plaza que se ubicaba cerca de aquel encantador restaurante donde pronto serian compañeros de trabajo, entablando una conversación animada.
A medida que Sapnap conversaba con Karl, no podía evitar quedar cautivado por la inusual tonalidad de sus ojos marrones, tan claros que parecían brillar con una luz propia. Los encontraba realmente hermosos y no podía apartar su mirada de ellos. Fue solo cuando Sapnap volvió en sí mismo que se dio cuenta de que había estado observando intensamente los ojos del encantador castaño.
"Ah, sí", respondió Sapnap apenado al darse cuenta de que lo estaba mirando mucho. Karl sonrió con amabilidad, mostrando una mezcla de apenamiento y entusiasmo, y recordó el encuentro anterior entre ellos. "Chocamos la otra vez, ¿recuerdas?", preguntó.
Sapnap, con un ligero rubor en las mejillas, admitió: "No pensé que recordarías ese incidente. Fue un tanto embarazoso, la verdad".
Karl, con curiosidad genuina, le preguntó a Sapnap qué lo había llevado a querer trabajar en el restaurante. El pelinegro suspiró, desviando la mirada hacia el suelo antes de responder: "Es una historia larga y trágica... y personal para mí y mis amigos". Dijo bromeando Sapnap decidió confiar en Karl y compartir los detalles de aquel fatídico día.
La sorpresa y la preocupación se reflejaron en el rostro de Karl mientras escuchaba el nombre del temido Señor Winifred. "¡EL SEÑOR WINIFRED! Es el hombre más poderoso y adinerado de toda la ciudad", exclamó con asombro. Sapnap, consciente del poder y la influencia de aquel hombre, le pidió a Karl que moderara su voz y confesó: "Por suerte, estoy bien y no he vuelto a cruzarme con él desde entonces".
El alivio se apoderó de Karl mientras suspiraba y compartía una historia intrigante: "Una vez escuché un rumor acerca de alguien que le regaló algo que no le gustaba al señor Winifred... ¡y terminaron expulsándolo de la ciudad!". Sapnap quedó atónito ante aquella revelación, comprendiendo la magnitud del poder del Señor Winifred y los peligros que podría haber enfrentado.
En ese momento, Karl se apartó un poco de Sapnap y se acercó a la reluciente vitrina de una tienda de peluches. Sus ojos se iluminaron al ver un adorable gatito de peluche que inmediatamente capturó su corazón. Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció rápidamente cuando revisó su billetera y se dio cuenta de que no tenía suficiente dinero para comprarlo. Antes de que la decepción se apoderara de él, Sapnap tomó la mano de Karl y lo condujo al interior de la tienda.
Con amabilidad y cortesía, Sapnap se dirigió al vendedor y solicitó: "Por favor, ¿podría darme el peluche de gatito que se encuentra en el mostrador de afuera?". El vendedor, complacido por la educación y la solicitud, asintió y entregó el preciado objeto a Sapnap.
Mientras salían de la tienda, se podía observar a Sapnap examinando su billetera y constatando que se había gastado el dinero que originalmente estaba destinado para la cena de George. Aunque algunos podrían haberlo considerado un error, Sapnap no se arrepentía de su elección, pues había visto la alegría en los ojos de Karl al obtener el peluche.
...
La escena siguiente nos lleva a Sapnap enfrentando el regaño de George, quien no podía ocultar su frustración por el gasto inesperado. Aunque Sapnap se disculpó repetidamente, George no podía contener su preocupación y comenzó a dramatizar la situación. Temores de quedarse sin dinero, de terminar en la pobreza y de vivir bajo un puente asaltaron la mente de George, llevándolo a un estado de agitación "¿Te das cuenta de que era todo lo que teníamos? ¿Y si no tenemos dinero guardado? ¿Y si nos quedamos sin nada y terminamos viviendo bajo un puente? ¡AAAAAA!". El castaño daba vueltas en círculos, exagerando la situación.
Sin embargo, Sapnap trató de tranquilizarlo y recordarle que ambos tenían trabajo ahora, aunque fueran en lugares diferentes. Le aseguró que pronto tendrían más dinero y alentó a George con cariño: "¡Ánimo, mi homosexual favorito!". George suspiró y, con una mezcla de afecto y exasperación, le dio un suave golpe en la cabeza a Sapnap, diciéndole: "Eres un idiota, ¿sabías?".
Con una sonrisa en los labios, George agregó: "Pero a pesar de todo, te quiero, Sapnap".
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Mientras tanto, en otro lado, Spreen se encontraba en su habitación, sentado frente a su portátil con la luz apagada. La pantalla iluminaba su rostro mientras realizaba una serie de búsquedas en Google que lo llevarían a cuestionar cada aspecto de su propia existencia.
"Siempre he sentido atracción por las mujeres, ¿por qué ahora me atrae un hombre?"
"¿Cómo puedo saber con certeza si soy gay?"
"¿Cuáles son los indicios más comunes de la homosexualidad en hombres?"
"¿Es posible ser heterosexual pero experimentar atracción hacia personas del mismo sexo?"
"¿Es factible cambiar mi orientación sexual?"
"¿Es normal tener dudas sobre mi orientación sexual y sentir atracción por personas de ambos géneros?"
Spreen se adentró en un largo y agotador viaje de investigación, sumergiéndose en un mar de información y opiniones contradictorias. Cada respuesta planteaba nuevas preguntas, lo que lo sumía en una confusión abrumadora. La incertidumbre de no saber quién era realmente, y el peso de las expectativas sociales, comenzaron a ser insoportables para Spreen. Las lágrimas comenzaron a fluir, no porque sintiera tristeza en ese momento, sino por la angustia de no comprenderse a sí mismo.
En su habitación, rodeado por el silencio, Spreen se sentía atrapado en una batalla interna. Trataba de analizar sus sentimientos, cuestionando cada pensamiento y cada emoción que surgía en su interior. La lucha por comprender su orientación sexual se convirtió en un viaje solitario y agotador, plagado de incertidumbre y miedo.
En medio de su tormento emocional, Spreen recordaba los momentos en los que se sentía atraído por hombres, esas chispas de conexión que despertaban su interés y lo llenaban de una energía desconocida. Y sin embargo, su historia anterior había estado dominada por la atracción hacia las mujeres, lo que hacía que cada cuestión surgiera con mayor intensidad en su mente.
¿que sitia verdaderamente por el lindo albino?
No, Spreen estaba seguro de que era hetero, y no estaba dispuesto a cambiar de opinion.
volvi homosexuales
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Crazy little thing called love - Farfawastaken | Dreamdox
RomansaCrazy little thing called love ♡ "Esa cosa llamada amor...simplemente no puedo manejarla" Historia FarfaxDream - FarfaWastaken o Dreamdox Historia Completamente MÍA y es la continuación de "୨୧ 𝗦𝗼𝗺𝗲𝗯𝗮𝗱𝘆 𝘁𝗼 𝗹𝗼𝘃𝗲。♡ 〃" pueden leerla para p...