Capítulo V

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El joven retrocedió atónito. Los orbes exageradamente abiertos y la boca en una pequeña "o" le dijeron a Tony que era momento de parar. Pero cuando la lámpara de la sala explotó, recordó cada una de las palabras de Wanda.

"Él será tu verdugo".

_ Siempre sospeché que me odiabas, pero nunca pensé que fuera cierto. Durante todo este tiempo he intentado ganarme tu cariño. Qué me dediques una palabra de amor, por lo menos una mirada. ¡Qué me notes! Que te des cuenta que te amo más que a nadie en este mundo. Jamás vas a aceptarme, nunca me querrás como a Harley o como a Morgan. A veces los odio. Tiene razón, Sr. Stark, no pertenezco aquí _ el muchacho limpió las lágrimas que se le habían escapado y que resbalaban por sus mejillas _ Le prometo que nunca más volverá a verme.

Edward se quedó helado. Vio al joven darse la vuelta y salir por la puerta. Sus instintos de padre le gritaban que lo detuviera. Una estúpida profecía no tenía que pesar más que el amor de un padre. Pero no pudo, se dejó caer en el sillón no sin antes tomar una botella de whisky de su mini bar. Su familia estaba destruida. Stephen jamás le perdonará todas las crueles palabras que le dijo a Peter. Morgan y Harley amaban al adolescente. ¿Realmente el monstruo era Peter?

Peter caminó sin un rumbo fijo. La noche estaba helada, al día siguiente sería noche buena y probablemente él la pasaría divagando por aquí y por allá. Stephen quizá lo buscaría, no le importaba. Durante años, su padre vio el desprecio que su progenitor sentía hacia él y nunca hizo nada por cambiar algo. Morgan, Harley y el propio Stephen sólo lo miraban con lástima. Estaba cansado de causar lástima.

_ Supongo que estás perdido.

Otra vez esa horrible voz.

_ A lo mejor sólo quiero estar solo. ¿Porqué no te me dejas tranquilo? _ Peter ni siquiera se dio la vuelta.

_ Hey, no quiero discutir _ el pirata puso las manos en alto, después alzó un poco más aquella en la que traía una botella _ Tengo ron, podemos hacernos compañía.

_ Tengo 15 años y no estoy interesado en varones. Pervertido.

_ Espera niño. No hablaba de esa compañía. Mi hermano murió _ "Pero eso tú lo sabes", pensó _ Liam era todo para mí. No puedes salir de Storybrooke _ el mayor observó el enorme cartel que daba la bienvenida al pueblo _ Tu familia te estará buscando.

_ Soy un niño perdido _ en la helada madrugada la piel del chico era más pálida de lo normal _ ¿Tú lo dijiste, no? Quiero ir contigo a Nunca Jamás.

_ Eso ya no es posible _ el pirata le dio un trago a su botella _ Rumpelstiltskin confiscó mi barco y mi tripulación. Pero dame unos días, lo recupero y podré llevarte a casa.

_ Tienes esquizofrenia, sin duda. Nunca Jamás no es real, has leído muchos cuentos fantásticos.

_ ¿No me crees? Tú eres Peter Pan y yo el Capitán Garfio. ¿A qué te suena eso?

_ A una demanda de acoso si te sigues acercando así _ el joven se dio la vuelta y tomó la navaja del cinturón del pirata en cuanto sintió el aliento del contrario en su cuello y la elevó a la altura de la garganta del varón  _ Mi padre me enseñó a defenderme.

_ Está vida no te pertenece. Eres Peter Pan, tienes muchos más años que yo, si se diera algo entre nosotros, el pervertido serías tú _ Killian se mordió el labio mientras observaba los carnosos y rojos labios del chico _ No te recordaba así. Tan tentador.

_ Eres un idiota y estás borracho _ Peter bajó la navaja y la devolvió a su lugar _ Vete y déjame en paz.

_ Está bien, sé que estás huyendo de casa y que no quieres que tus padres te encuentren. Puedo ayudarte a que te ocultes hasta que aclares tus ideas. ¿Qué dices? Somos... ¿Niños perdidos?

El muchacho observó la mano que Jones le ofrecía. Dio un largo suspiro. Pudo sentir la magia correr por sus manos a la par que Storybrooke parecía cambiar. Definitivamente, Killian Jones no era un simple pirata.

[]

Harley llegó a casa cerca de la 1 de la madrugada. Hacía ya algunos meses que había comenzado a trabajar como voluntario en el nuevo Hospital del Storybrooke.

Le sorprendió encontrar las luces de la sala aún encendidas, pero cuando vio a su padre dormido en el sillón con una botella en su regazo, supuso que, una vez más, Tony había discutido con Peter. El joven de 21 años no lograba comprender a su padre; sabía que a pesar de su actitud hacia su hermano menor, Anthony amaba al chico. Aún recuerda el accidente que tuvo hace unos cuantos años, cuando el niño cayó de la casa del árbol. Stephen, Morgan y él mismo estaban al borde del llanto, ya que, debido al fuerte golpe que el menor se dio, su  cabeza no dejaba de sangrar, y esa situación ponía en riesgo su vida. Todos miraban con reprobación al genio, quién parecía tan tranquilo y sereno, como si su hijo menor no se estuviera debatiendo entre la vida y la muerte.

Nadie se enteró como sucedió el milagro de la recuperación del niño. Sólo él que fue testigo de ello. Quería decir que no le sorprendió encontrar a Tony Stark llorando, implorándole al cuerpo inconsciente que yacía en la cama que despertara, pero realmente, si era inaudito ver a su padre sufrir por un hijo que parecía serle indiferente. Y cómo si Peter fuera lo único que estaba esperando para despertar, abrió los ojos y le sonrió a su padre. La felicidad en el rostro de Stark no podía ser fingida. Recuperó a su hijo y estaba sumamente agradecido con el universo por ello. Harley pensó que esa era la prueba de que Tony Stark tenía corazón.

Subió a su habitación, no tenía caso despertar a su padre, estaba ebrio y tratar de saber lo qué pasó sólo empeoraría las cosas. En cuánto abrió la puerta, Morgan corrió, se estampó en su pecho y lo abrazó fuertemente. Estaba empapada en lágrimas, sus ojos estaban hinchados. El problema era más grave de lo que pensaba. Cuando la joven terminó de contarle lo sucedido, Harley se llenó de ira hacía su padre. Peter aún era un niño y a él si le llamó la atención el hecho, de que un hombre, vestido ridículamente, estaba buscando a su hermano. Bajó dispuesto a salir a buscarlo, le hirvió la sangre al ver a su padre ya despierto y sin la intención de salir a indagar sobre el paradero de su hijo.

_ ¿Enserio no irás a buscarlo? ¿Que te pasa?

_ Harley, me duele la cabeza, vete a tu habitación y déjame tranquilo _ Stark tenía dos botellas de whisky más vacías en el piso _ Volverá, solo quiere llamar la atención.

_ No te reconozco, padre. Peter es mi hermano...

La puerta de la casa se abrió y Stephen Strange entró a su hogar. En su rostro, podía verse el cansancio de una larga noche haciendo guardia en el dispensario a causa de la epidemia que azotaba el pueblo.

_ Son las tres de la madrugada. ¿Sucedió algo? _ se acercó a su esposo y antes de poder estampar sus labios en la frente contraria, notó el aliento del varón y las botellas que hicieron un estruendoso ruido al caer de lado sobre el piso _ Estás ebrio. Tony esto ya no es normal. Tienes que buscar ayuda.

_ Peter se fue _ Harley miraba con decepción a Tony _ Y papá no es capaz de ir a buscarlo.

_ ¿Volviste a discutir con él?

_ Expuso la vida de mi princesa. La invitó a este tonto baile...

_ Peter también es tu hijo. Y el baile se hace entre conocidos. Cada día, me sorprendes más. Te desconozco...

_ Mañana volverá, de seguro está en casa de Regina o del estúpido señor Gold.

_ Si algo malo le pasa a mi hijo, Nunca, jamás voy a perdonarte _ Stark movió las manos y se dirigió a su habitación. "Me da igual", murmuró entre dientes y dejó solos a su hijo y a su esposo _  Ahora vuelvo, iré a buscar a tu hermano...

_ Voy contigo, papá. Peter es igual de terco que papá Tony, no querrá volver.

_ Quédate aquí, algo malo está a punto de suceder. Hay una energía oscura que rodea el pueblo. Estoy seguro que tu hermano tiene mucho que ver. Cuida a Tony y a tu hermana. Presiento que Peter está en peligro.

Strange volvió cerca de las siete de la mañana, sin noticia alguna y con Regina siguiéndole los talones. Nadie, ni siquiera la mujer que era como chicle pegada a su hijo sabía donde estaba. La policía del lugar ya estaba trabajando en la búsqueda del menor gracias a la influencia del señor Gold. Las horas pasaban, y algo le decía a Strange que había perdido a su hijo para siempre.

La decisión de Peter Pan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora