Me di toda la prisa posible, ya que eran casi las 11 y Marco no iba a tardar en llegar.
Yo apenas me había despertado hacia 10 minutos y tenía que desayunar, ponerme el bikini y prepararme la mochila.
Eran muchas cosas en poco tiempo.Desayune un vaso de leche con cereales rápido y me fui a vestir.
Me puse un bikini que compre hace tiempo. La parte de arriba era rectangular con un relieve parecido a las escamas de un pez, era de color azul agua, a juego con mis ojos. Iba atado con un nudo en mi nuca y otro en medio de mi espalda. La parte de abajo era igual, pero por detrás dejaba al descubierto una ligera parte de mi culo, quería ir sexy para el.Sólo me quedaban 5 minutos, cogí una mochila cualquiera y metí una toalla de delfines, ropa de cambio y para comer unas pizzas ya hechas y unas papas, la carta y un par de rosas para tirarlas al mar.
Cerré la mochila y el teléfono sonó:
— Ya estoy abajo, cuando puedas bajas — Me colgó antes de que pudiera responderle
Se me dibujo una gran sonrisa, cogí la mochila y baje corriendo las escaleras.
Mientras bajaba apoye mal el pie y se me torció, casi me caigo por la escaleras, pero eso no me impidió seguir bajando con la misma velocidad.
Baje 7 pisos corriendo sin parar, estaba exhausta, me faltaba el aire, pero al final llegue abajo.
El estaba al otro lado de la puerta de cristal. Llevaba un bañador negro y azul difuminado y en la parte de arriba una camiseta blanca muy ligera y fresca, el pelo estaba un poco despeinado por el aire, sus ojos pardos me recorrían el cuerpo de arriba a abajo con una hermosa sonrisa en los labios.
Abrió los brazos de par en par recibiendome así con un fuerte abrazo y una gran sonrisa.
Sus brazos suaves y musculosos me rodearon la cintura, acercándome más hacia el.
Estábamos tan cerca que podía sentir su cálido aliento en mi cuello.
Se alejó unos pocos centímetros de mí y me dio un delicado beso en la frente.
Roce mi mano con la suya, fue un roce sutil y sensible, casi imperceptible, pero bastó para que entrelazara sus suaves dedos con los míos.
* * *
Extendí sobre la arena la toalla azul y puse al lado la sombrilla roja.
La arena estaba caliente, quemaba mis pies descalzos.
Saque una silla de camping que habíamos traído en la bolsa y la apoye sobre la arena, la sombra la cubrió por completo.
Guarde todo lo demás para que no se lo llevará nadie y me senté en la silla.
Las vistas eran preciosas, las olas del mar agitándose, los barcos en el horizonte, las gaviotas volando y justo delante Marco jugando a hacer castillos de arena, tan adorable como siempre, parecía un niño pequeño.
Lo cogí de la mano y le ayude a levantarse. El hacia peso muerto y tiraba para abajo, me costó, pero al final le levanté.
Tire de el con fuerza y le guíe hacia el mar.
Fui la primera en meter los pies en el agua.
El agua me mojo los pies, estaba fría.
El nivel subía y bajaba, acariciando mis tobillos. La espuma era blanca y suave y la arena que había debajo de mis pies se reblandecida, dejando que mis pies se hundieran en ella. El mar estaba en calma, relajado.Apretó mi mano y señaló con la cabeza hacia el mar para que comenzará a caminar.
Adelante un pie y después el otro, el nivel del mar subía a cada paso que dábamos, las olas impactaban con nuestros cuerpos.
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Un secreto bajo el mar
FantasyEl amor puede con cualquier fuerza. Si perdieras la memoria ¿te volverías a enamorar de la misma persona? Pero...¿Y si esa persona no te amara a ti? ¿ Y si solo fueras un juego para el? ¿ A caso no buscarías venganza?