II

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El camino a casa era solitario, ya habían terminado las clases por el dia de hoy, eran las 3 de la tarde, no había tenido el tiempo suficiente para charlar con Joshua y preguntarle sobre el tema de su conversación en el campus, pensé en enviarle un mensaje pero era preferible hablarlo en persona.

No quería ir a casa, así que desvié mi camino hacia el único lugar que me hacía drenar todas las porquerías que pensaba y sentía, las carreras clandestinas, a las afuera de la ciudad de Saint Catharines un pequeño pueblo en la provincia de ontario Canadá, durante el dia este pueblo era fantasma, pero en las noches todo cobraba vida, fiestas por doquier, luces iluminaban los caminos, era ''un pueblo tranquilo'', estuve caminando por 1 hora, hasta que finalmente pise las afueras de Saint Catharines, a lo lejos podía ver las motocicletas esperando a ser conducidas, esto era adrenalina pura, no había empezado y ya me sentía enérgica, venía aquí desde los 15 años, un día escuche sobre este lugar y decidí probar, desde entonces se convirtió en mi droga, sin mencionar que la primera vez que conducí una motocicleta tuve una caída algo fuerte, pero del resto fue divertido, aprendí totalmente sola.

Y ahora nadie podía ganarme, me adentre a la pista de tierra, donde Donovan un hombre de 40 años me esperaba con una enorme sonrisa, el me había tomado un ''gran cariño'' cuando empecé a ganar las carreras y con ello el dinero de las apuestas, el me prestaba las motos a cambio de darle la mitad del dinero que ganaba, no portaba ni un dólar en mis bolsillos pero aun asi no me interesaba, siempre ganaba.

—sígueme —Donovan me llevó a un lugar apartado de la pista donde yacían muchas personas esperando el momento en el que todo empezara.

—No deben saber quien eres, solo corre y gana, dos de mis mejores competidores aparecieron muertos ayer por la noche en el bosque, hay alguien en esta ciudad que quiere verte muerta— las palabras de Donovan me dejaron confundida y aturdida, no sabía de qué hablaba.

—¿Porque? —fue lo único que logre articular.

—Es por ti, el clan ha estado ganando mucho dinero, te buscan, no conocen tu identidad, no saben que eres una chica, y eso debe mantenerse de ese modo o morirás, tu oponente es parte del grupo enemigo.

Y con esas palabras Donovan terminó la conversación, quería relajarme y solo logre tensarme más, entre cuidadosamente a una cabaña algo adentrada en el bosque, donde me desvestí para colocarme ropa de hombre, debido a eso nadie sabía que era una chica, cuando Donovan encontró mi habilidad para las carreras me obligo a mantenerme oculta.

Termine de cambiarme y si, si parecía hombre, mi estatura no ayudaba en mucho pero daba igual, los pantalones holgados y la camiseta grande cubrían toda curva que podía tener, ahora solo faltaba ocultar mi rostro y melena, hice con mi cabello un moño y seguido coloque el casco polarizado en su lugar correspondiente.

Salí del lugar atenta a cualquier cosa, nadie podía verme salir de allí, recordaba todas las palabras que Donovan me había dicho, llegue a mi lugar y subí a la moto que estaba a punto de ser mía, Donovan hace años me dijo que cuando llegara a mi carrera número 60, podia escoger una moto que sería totalmente mía, y la que montaba ahora era la que quería, una BMW M 1000 R.

Por el rabillo del ojo vi como un hombre realmente alto, que portaba ropa oscura se posiciona a mi lado, él era mi contrincante, escuche varias risas de su parte.

¿Estaba loco, de que se reía?

—¿Es en serio? ¿Es una broma? ¿tu eres el ganador de docenas de carreras? ¿acaso eres un niño de 11 años?  —su voz era muy familiar para mi, ese ápice burlón y ronco... No, no, no, a de ser que estoy alucinado, ¡JA! ¿niño yo? ¿acaso se burlaba de mi estatura? mido 1.56 tampoco es para tanto.

Gire para poder observarlo y a través de la visera transparente de su casco, me encontré con unos ojos verdes, oscuros y profundos, tenían una pequeña semejanza con ojos gatunos, tan hipnóticos y llamativos, tanto que podrías quedarte exaltando ese par de orbes durante horas.

Por un segundo creí que era el... Pero me equivoqué, además aquel chico no era portador de tal color de iris.

Coloque mi mirada hacia el frente rápidamente, y no dije absolutamente nada.

—¿No responderás? —inquirió el chico, su tono de voz había cambiado a una más espesa y con ello estaba segura que su mirada vacilante también.

Hice silencio en modo de respuesta.

—Muy bien, no respondas niño.

Apreté los ojos con fuerza y mis cejas se fruncieron, tome un instante para mirar hacia el chico estaba comportándose de manera extraña, movía su cabeza de un lado a otro con desespero, parecía como si algo lo aturdiera, por un momento tuve curiosidad, ¿Quién era el?...

¿Que le sucedía? ya no parecía el chico que momentos atrás había contemplado, se veía tan...

Un disparo sonó indicando que todo había iniciado.

Hasta Mi Último Suspiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora