A.B.C [sterek]

Q

Q: quiero que seas tu.

⋋⁠✿⁠ ✿⁠⋌

—¿Hola? —Stiles asoma la cabeza dentro del loft, dando una larga mirada antes de entrar. —¿Derek? —pregunta cuando no parece ver a nadie. Sin embargo, el bulto de mantas en la cama se mueve, lo cual le espanta por medio segundo. —¡Demonios, eso me asustó! —se queja mientras observa como Derek se sienta en la cama y le da una mirada de pocos amigos. Su cabello es un desastre y no es justo que recién levantado se vea aún más guapo de lo que es. —¿Qué haces allí? Son las tres de la tarde.

—No es tu problema, Stiles. —Hale se sienta en la orilla mientras pasa una mano por su cara y cabello. —¿Qué quieres?

—Sólo pasaba por aquí para.... ver cómo estabas. —Stiles se acerca hasta dejar su bolso en el sofá, acercándose al hombre lobo.

—Estoy bien. —refunfuña.

—Por supuesto. —Stiles gira los ojos antes de caminar en dirección a la cocina para comenzar a buscar lo necesario para preparar el almuerzo.—No fue tu culpa, Derek. —dice unos minutos después. Sabía por qué Derek estaba así. —Jennifer fue quien secuestro a mi padre, a Melissa y al padre de Allison, que no supieras que estaba loca no te hace cómplice de sus acciones mientras estuvieron saliendo. —por suerte habían resuelto todo, como siempre. —Aunque, sin embargo, si te quieres sentir mal por algo, hazlo por tu pésimo gusto. —Stiles se acerca nuevamente a la sala para darle una mirada sería  —En serio, ¿por qué te gustan las mujeres problemáticas?. —cuestiona y apunta con un tenedor. —Derek, me preocupas. ¿Siempre has buscado psicópatas que intentan asesinarte? ¿Es una clase de requisito?

—Callate, Stiles. —Hale le ignora mientras camina al baño.

—Lo que quiero decir, es que... —regresando a la cocina, Stiles se concentra en preparar el almuerzo. —Bueno... Eres guapo, malditamente caliente como el café. Posiblemente igual de... —deteniendose, se da cuenta de lo que está diciendo. Un poco avergonzado, continua hablando. —El punto es, el punto era... —se enreda un poco. —Es sólo un atributo sin importancia, también eres uno de los más inteligentes del grupo, pero no por sobre Lydia y yo. —asegura con una sonrisa engreída. —En serio, sin ti hubiéramos muerto muchas veces. Eres alguien que se preocupa por los demás aunque actúes así todo testarudo. —Stiles sabe que Derek lo está escuchando aunque no estén en la misma habitación. —Tu corazón es tan grande como tus músculos, podrías tener a alguien realmente bueno, alguien que no quiera asesinarte, a tu familia o amigos. Aunque bueno, si quiere asesinar a Peter... La verdad sería entendible y hasta perdonable. Porque ¿Quién no quiere asesinar a Peter a veces? —bromea y se ríe, sorprendiendose cuando Derek aparece a su lado.

—¿Por qué dices todo eso? —le pregunta. Su cabello está húmedo y no tiene camisa. Stiles se pierde un poco allí, tardando en responder.

—No lo sé, sólo creo que... —Stiles desvia la vista. —Mereces algo mejor, Derek. Quizás sólo quiero que seas feliz con alguien que sepa valorarte. —confiesa. —Me preocupo por ti, eso... Hacen los amigos. —se forma un pequeño silencio algo incómodo, es la primera vez que Stiles habla de esa manera con Derek, así que se siente extraño. Sin embargo, sus palabras son sinceras.

—Gracias, Stiles. —Derek se recuesta del mesón, dándole una mirada que no es amenazante en lo absoluto.

—No es nada. —Stilinski sonríe, aliviado. Ir al loft había salido mejor de lo que esperó.

—Pensaré en lo que dijiste.

—Si, y si encuentras a alguien, puedes decirme. Te ayudaré a conquistarla... O conquistarlo, no debemos descartar nada. —el humano ve al hombre lobo, quien se ríe con su comentario y la manera en que mueve las cejas.

—Si... Creo tener a alguien en mente. —Derek le da una mirada intensa a Stiles, pero el adolescente es demasiado tonto para entender lo que significa.

—¡Oh! ¿Lo conozco?

—Se podría decir. —Derek sonríe, es agradable y a Stiles le gusta.

—¿Es alguien de la manada? No me digas que Lydia, porque eso sería... —Stiles hace una mueca que demostraría lo horroroso que eso sería.

—Sólo, cállate, Stiles. —Derek le mira mal. —Mejor dime qué cocinas.

—Está bien, pero luego hablaremos de quién es la persona que tienes en mente. Debe ser muy buena, e inteligente, amable... —comienza a describir. —¿Sabes? Deberías tomar nota.

—Lo haré. —Hale acepta a la ligera. Sólo había una persona que encajaba en todo eso, y la estaba viendo.