𝐍𝐄𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐊𝐍𝐎𝐖 | ❝ ¿Ella sabe que estoy tatuado en tu corazón? Puedes intentar luchar contra eso. He dejado mi huella en ti. No hay nada que puedas hacer ❞
𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀, culpa de haberla dejado escapar hace dos años atrás. Culpa por dejarlo i...
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VELOCIDAD, ADRENALINA, EUFORIA. Ese era el trío perfecto para los mellizos Davies. Amaban poder aumentar la velocidad de sus característicos autos deportivos rojos con inclusive las placas personalizadas con sus iniciales, disfrutaban apretar el acelerador hasta casi sentir que sus pies se romperían. Amaban la adrenalina en cada molécula de su cuerpo al sentir el viento chocar contra sus rostros o aquella sensación de estar al borde de la muerte, se sentían así al hacer sus maniobras en las curvas peligrosas de aquella ciudad o incluso de cualquier otro el cual visitaban.
Pero ya no sentían euforia. No desde que se habían alejado de aquel joven que los complementaba, aquel que los hacía el trío perfecto. Los mellizos Davies solo sentían euforia al correr con Nick Leister. En especial Alexia Davies, ella sentía todo al correr con él. En realidad, Alexia sentía todo al estar con él.
—¿Segura que quieres hacerlo, princesa? —le preguntó por tal vez décima vez, recibiendo la misma respuesta.
—Segurísima.
—Mira que si tu padre se entera, me mata. —comentó, soltando un suspiro de rendición al oírla reír mientras agarraba las llaves y se las arrebataba de las manos—. Ale...
—Tranquilo, Nick. No me pasará nada —masajea sus brazos en una especie de darle seguridad a sus palabras—. Solo daremos una vuelta, no es nada.
Seguía sin estar del todo convencido, mirando a ambos lados y simplemente viendo a los jardineros haciendo su trabajo mientras algunas personas del servicio que contrató Christopher comenzaban a guardar las cosas del almuerzo.
—Te estoy dando mi auto, Alexia. Es la segunda cosa más importante que tengo —le dijo, señalándola y viéndola fruncir el ceño.
—¿Cuál es la primera? —curiosea, alejándose unos pasos atrás dispuesta a ir y subirse de una buena vez.
Nick, viéndola alejarse no dudó en agarrar su muñeca y traerla de vuelta hacia él.
—Tú. Obviamente.
Alexia buscó alguna burla en su mirada o ironía en sus labios, pero en su búsqueda encontró totalmente otra cosa.
Sinceridad.
No dijeron más y se adentraron al auto deportivo de Nick, él miró de reojo a su piloto, rezando mentalmente mientras se ponía el cinturón de seguridad.
—Ay dios, Nick. Hasta aquí puedo escuchar tus latidos. Soy buena piloto —se burló la rubia, dándole vuelta a la llave y viendo a Nick tensarse cuando comenzó a acelerar.
—Tan buen que la última vez chocaste el auto de Alexander —le recordó, escuchándola bufar—. ¿Y ahora que coche cholearas? Posiblemente el mío. Así que discúlpame por estar casi cagándome en los pantalones, princesa.
