005. día de chicas.

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   LA RISA ESCANDALOSA DE SU HERMANO AGARRÓ cada lugar de su habitación, viéndolo rebuscar entre las bolsas que estaban sobre su cama y reír aún más al ver la diminuta ropa de perro con brillantinas rosadas que compró con la tarjeta de Nick

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   LA RISA ESCANDALOSA DE SU HERMANO AGARRÓ cada lugar de su habitación, viéndolo rebuscar entre las bolsas que estaban sobre su cama y reír aún más al ver la diminuta ropa de perro con brillantinas rosadas que compró con la tarjeta de Nick.

—Te pasaste, Alexia —soltó otra carcajada más al ver los zapatos para perros que compró—. Mira, Hera. Tu mami compró ropa nueva con la tarjeta de tu papi —le habló a la perra pastor Alemán que tenían.

—No, mami es mami soltera y solo usó prestado la tarjeta del padre que te abandono —habla esta vez Alexia, captando la atención de su perra.

—Dime que me compraste algo —habló su hermano.

—No compro cosas a traidores como tú —le dijo, sentándose frente a su tocador y viéndolo indignarse—. Y ni me hagas esa cara porque sabes de qué hablo.

—¡El pobre está desesperado! —Se escandaliza—. Me pidió un poquito de ayuda.

—¿Desesperado? No lo creo —negó—. Cuando estábamos almorzando llegó su amada novia Ana.

Alexander maldijo internamente. Sabía que algo le faltaba para que su plan saliera bien.

—No puedes ser injusta, hermana —dice el chico, llegando detrás suyo y mirándola a través del espejo—. Saliste con más chicos mientras estábamos en Estocolmo.

—Exacto. En Estocolmo. —puntualizó—. Nicholas me dice que quiere recuperar mi confianza, pero cada que intenta hacerlo llega Ana o una de sus conquistas, lo llaman amor y lo comen frente mío. No me dan celos, me da asco. Él. Las chicas no.

No dijo más, ignora las palabras de su hermano tratando de justificar a su mejor amigo, aunque aquello era casi imposible ya que no encontraba cómo justificarlo. La rubia agarra dos conjuntos de bikini y termina por elegir el de color rojo, los short de tela fina por encima y un par de gafas de color negro fueron sus mejores opciones.

—¿Y entonces qué harás? ¿Lo seguirás ignorando? —Escucha la voz de Alexander detrás de la puerta.

—No soy una niñita. —Responde, arreglándose el pelo—. No le debo nada a nadie. Mucho menos a ese.

Alexander se desequilibra un poco cuando Alexia abre la puerta en donde estaba apoyado y pasa de largo.

El sonido de golpes en la puerta hace que los mellizos giren en aquella dirección y con la voz de Alexia dando permiso para entrar en la puerta se asoma una de las señoras que trabajaba en su casa.

—El yate está listo, señorita —anuncia ella amablemente, viendo a Alexia agarrar su bolso y caminar en su dirección.

—Muchísimas gracias —sonríe cortamente, sintiendo los pasos de Alexander siguiéndola.

—¿El yate? —curiosea.

—Salida de chicas —se limita a decir, ya bajando las escaleras.

Alexander quiso seguir preguntando, pero cuando llegaron al final de las escaleras tuvo su propia respuesta. Noah y Jenna se encontraban hablando animadamente en la entrada. Saluda a la morena con un abrazo y luego mira a Noah, escaneándola con la mirada de forma disimulada cuando su hermana la recibe.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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𝐍𝐄𝐄𝐃 𝐓𝐎 𝐊𝐍𝐎𝐖 | 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚 𝐦𝐢𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora