Capítulo 4: La nieve y el viento

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El bosque helado se erguía ante ellos como un reino de ensueño, en el que los árboles parecían un ejército de guerreros petrificados por el hielo. Sus troncos altos y delgados se levantaban hacia el cielo en una elegante danza de formas y patrones, sus ramas enmarañadas se extendían hacia el horizonte como las manos de un gigante, cubiertas de delicados adornos de hielo que brillaban bajo el sol.

La nieve blanda cubría el suelo como una suave alfombra de invierno, mientras que los copos de nieve caían del cielo como pequeñas estrellas, añadiendo suavidad y misterio a la belleza del lugar. El viento frío soplaba con fuerza, haciendo crujir las ramas y creando un sonido casi musical que acompañaba cada uno de los pasos de los aventureros.

Moxie, con los ojos abiertos como platos, caminaba cautelosa al lado de Arka, sintiendo la mágica sensación de estar en un sitio completamente nuevo y desconocido. La frialdad del aire mordía su piel, pero su corazón latía con emoción ante la maravilla que se presentaba ante ella.

«¡Es como si estuviéramos caminando en un sueño!», pensó para sí misma.

— ¿Primera vez aquí? — Interrumpió Arka.

— Sí, hay bosques en Frosra, pero la belleza de este es incomparable. — Dijo Moxie admirando la naturaleza.

Habiendo bajado un poco más a tierra, se preguntó ¿cómo exactamente iban a completar su misión?

— Arka, ¿tienes algún plan pare encontrar el dragón? — comentó Moxie un poco preocupada.

— No — rio con culpabilidad — La realidad es que no tenía un plan, soy muy de ir a mi rollo.

— ¡¿Es en serio?! Me has traído hasta aquí y ¿ni siquiera tienes un plan? — se abalanzó Moxie con furia.

Arka le hizo un gesto de paciencia y se acercó a la roca más grande que pudo encontrar; con un suave suspiro, se sentó con las piernas cruzadas. Cerró los ojos y respiró profundamente, sosteniendo su empuñadura de espada sin filo con ambas manos. La energía parecía fluir a través de él, haciendo que su cuerpo se sintiera cálido y vibrante.

Moxie lo observaba con curiosidad mientras los minutos pasaban en silencio. La nieve continuaba cayendo alrededor de ellos, como si el bosque estuviera sosteniendo su aliento en anticipación. De repente, el cuerpo de Arka se tensó y una mirada de intensa concentración se extendió por su rostro.

La energía de su amuleto empezó a crepitar alrededor de la empuñadura de su espada y sus ojos se abrieron, brillando aún más intensamente. La nieve parecía moverse a su alrededor, impulsada por una suave corriente de aire. Moxie se quedó boquiabierta, sin saber cómo reaccionar, mientras el bosque entero parecía estar en silencio reverente ante la conexión de Arka con su dragona.

Finalmente, Arka abrió los ojos y su cuerpo se relajó. Parecía agotado, como si hubiera estado en comunión con algo mucho más grande que él mismo.

— Lo he encontrado —, dijo con voz ronca — hay una cueva en la colina, la energía de un dragón proviene de allí.

— ¿Puedes localizar dragones? — se acercó con asombro, maravillada por el poder que había visto manifestarse en su amigo.

— No, yo, esto es gracias a Alturius — miro con cariño la empuñadura — Pero solo podemos localizarlos si están cercanos a nuestra ubicación.

De repente, la conversación se vio interrumpida por un ruido extraño. Las ramas empezaron a agitarse y a moverse de forma inquietante, y ambos aventureros retrocedieron unos pasos, alertas ante cualquier posible peligro.

Ventisca: Historias de Elyndra (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora