Enamorado de la hermana de mi enemigo {Harry Potter, Generación Merodeadores}

Capítulo 4: Callejón Diagon y Expresso Hogwarts

Caminé lentamente por Diagon Alley en dirección a Gringotts, entre al banco y me acerqué a uno de los duendes.

-Necesito acceso a la bóveda de los Potter, por favor

-Solo familia- dijo secamente

-Soy familia- respondí igual de tajante

-Llave- me dijo y se lo dí

-¿Algo más?- pregunté

-La marca familiar- dijo casi desafiante.

La marca familiar es algo muy común en familias de sangre pura, es lo que te identifica. En el caso de los Potter, la marca es una mancha sobre la clavícula que toma forma según la personalidad, la mía es una llamarada de fuego. Rara vez pedían la marca familiar, lo que quiere decir que este duende no me cree una Potter y no lo culpo, todos conocen a James, no a mi.

Mostré la marca en mi clavícula y mostré la marca Black de mi muñeca, esta era la mitad de el símbolo del ying-yang, James tenía marcada la otra mitad.

-Pase por aquí señorita- dijo en lo que un duende aparecía de la nada- Kripjooth, dale un acceso a la bóveda Potter y la Black.

El duende asintió y me guió hacia las bóvedas.

Salí unos minutos después, un tanto mareada y con suficiente dinero para sostener a un país subdesarrollado.

Ok, exagero, pero tenía dinero para varios años.

A lo largo de la tarde compre mi uniforme, mis libros y mis materiales, tenía todo lo necesario para empezar Hogwarts.

Caminé a comprar lo último de mi lista, una mascota. Recorrí todas las vitrinas y una de ellas llamó mi atención, la vitrina contenía un muro y detrás de este asomaban un par de orejas, unos ojos y una nariz, me acerque al encargado.

-¿Qué hay de ese gato?- apunté la vitrina.

-Es un gato mágico, adquiere la personalidad y habilidades de su dueño, pero tiene que elegirte- asentí y seguí mirando.

Luego de ver todas las vitrinas, ningún animal llamaba especialmente mi atención, decidí irme y volver otro día.

Antes de salir, me acerqué por última vez a la vitrina del gato, para mi sorpresa estaba con la cabeza totalmente azomada, cuando me vio terminó de salir de detrás del muro y se fue acercando con sigilo.

Era un gato pequeño de no más de 3 meses, o así parecía, era negro completo, sus ojos incluidos.

-Increíble- susurro el encargado, me sobresaltó.

-¿Qué?

-Creo que ahora es tuyo.

-¿Enserio? ¿Me quieres pequeñin?- dirigí lo ultimo al gato.

-Llevatelo, no salía de ahí desde hace casi un año.

-¿Un año?- exclamé sorprendida- Pero si parece un bebe.

-No crece y solo morirá cuando tu lo hagas.

Me estaba empezando a asustar, así que compre el gato y todo lo necesario para este y me fui de la tienda, se hacia tarde y debía volver a casa.