Capítulo 0

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⁰⁰ “El inicio de todo."

Completé el cierre de mi maleta suspirando ansiosa.

Era el día. Era momento de partir.

Eché un vistazo a mi alrededor contemplando las paredes estampadas de un rosa pálido. Esta habitación contenía buenos y malos recuerdos que relataban los últimos nueve años de mi vida. Gran parte de mi adolescencia había transcurrido en estas cuatro paredes.

Me estaba costando un mundo tener que irme de un lugar que llegué a considerar mío. Otra vez.

Pero después de todo, eso me había prometido cuando llegué con nueve años aquí, ¿no? Cuando cumpliera los dieciocho, dejaría la casa de tía Alisson y me iría a Londres, a mi antiguo hogar.

Mis ojos se aguaron ante la idea de abandonar este sitio.

La melancolía empezó a inundarme, y la lluvia desatada afuera fortaleció el sentimiento.

Limpié rápidamente con el reverso de la mano una lágrima escurridiza. No era momento de desmoronarse, un gran viaje esperaba por mí y  debía llegar a esa estación de trenes.

Bajé la maleta de la cama, cuando un objeto sobre mi escritorio captó mi atención.

Me dirigí hasta él, y más lágrimas empañaron mi visión cuando lo tomé con ambas manos.

—Siempre seré fuerte por ustedes —prometí en un susurro.

Deslicé un dedo por el cristal fino, y me detuve en el rostro de la bella mujer castaña.

—Sé que odias verme llorar, pero es que salí igual de sentimental que tía Aliss —sonreí sin ganas.

—Ellos estarían orgullosos de ti.

Dejé con rapidez el portaretrato sobre la superficie del escritorio, recomponiéndome de inmediato.

Una sonrisa triste tiró de mis comisuras, y asentí sin voltear.

—No nos relacionamos mucho en nuestra infancia, pero tú y tus hot cakes le habrían agradado mucho a George, tía.

—Estoy segura de que sí —dijo a mis espaldas, y yo giré a verla.

Una sonrisa cariñosa adornó su cara, y extendió sus brazos hasta mí. Corté la distancia entre ambas, y ella correspondió con calidez a mi abrazo.

Estuvimos así durante unos segundos, lo suficiente para que la profunda tristeza que embargaba mi cuerpo se disipara rápidamente, y un familiar sentimiento de acogedora tranquilidad tomara su lugar en mi pecho.

—¿Ya terminaste de despedirte, cariño?

Me alejé para verla, sonreí para no hacerla sentir mal. Nunca estuvo de acuerdo con que me fuera a Londres, pero aun así me apoyó porque entendía que era tiempo de que yo enfrentara mis propios problemas.

Hice rápidamente una pequeña nota mental de no empacar el portaretrato; era la única imagen que había en la casa de tía Aliss donde estaba toda mi familia: mamá, papá, George y yo. No le arrebataría eso también, ya la estaba lastimando mucho al irme. Tal como lo había hecho mi primo.

—No es una despedida, sino un hasta pronto —me devolvió la sonrisa leve.

Se alejó para comprobar mi equipaje.

—¿Empacaste todo lo necesario?

—Sí, eché lo imprescindible. Pero me he pasado un poco —dije echando un vistazo a mi valija y bolsa repletas, parecían estar a punto de explotar en cualquier instante—. Si me dejo algo importante le pediré a Chris que me acompañe hasta aquí a buscarlo.

Inevitable Colisión [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora