⁰³ “El conductor homicida."—Ya te dije que no, no insistas más —repetí por milésima vez en la mañana.
Le di una vuelta a los huevos revueltos, y me alejé rápidamente de la cocina para evitar salpicaduras de la sartén.
—Pero ¿por qué no? Es mi regalo atrasado de cumpleaños. Además, lo necesitas, no puedes salir nada más con esa ropa de Exeter, te enfermarás de nuevo.
Llevábamos desde que me había mejorado del resfriado discutiendo lo mismo. Me negué rotundamente desde que él había sugerido tal cosa. Sí, tenía que comprar ropa luego de perder la mayoría que había traído conmigo con mi maleta.
Pero no permitiría que él, además de alimentarme y darme hogar gratuitamente, también hiciera eso.
Hacía casi dos semanas que había llegado a Londres, una semana desde que había mejorado y ya solo quedaban algunos estornudos del resfriado y doce días de casi morir arrollada.
¿Sobre el auto? Bueno, luego de mi exhaustiva investigación en Google, y de googlear por más de tres días al sujeto, tenía un resumen biográfico de él, que como esperé, no era nada bueno.
Era fatal.
El famoso conductor que casi dio fin a mi existencia esa noche, y que había sido protagonista de las millones de pesadillas de los últimos días donde veía a mis allegados llorar tal y como yo lo había hecho por mi familia, se llamaba Ezequiel Ritter.
Y como suponía, el idiota estaba podrido en dinero, y además era asquerosamente famoso y querido.
Porque sí, para desilusión de la idealización de monstruo que me había creado, era hijo de un exitoso empresario alemán con gran influencia mundial en el aspecto de ventas de coches deportivos.
Y el toque final, el tipo, además de ser un monstruo veinteañero que estaba buenísimo, era el heredero principal de Ritter Company, la empresa de su padre, por tanto un intérprete activo de las acciones empresariales de esta.
Porque sí, la empresa donde trabajaba mi primo, Christopher Baker, pertenecía a su familia.
Y donde próximamente, yo, Alex Baker, también trabajaría.
Para mi fortuna, la empresa que tenían aquí en Londres, donde mi primo era uno de los abogados más importantes, solo era una de las tantas extensiones que tenía por el mundo la empresa principal ubicada en Alemania. Lo que significaba, que la empresa donde trabajaba Chris era dirigida únicamente por jefes residentes en la capital, por lo que ni Ezequiel ni su padre se aparecían ni por asomo aquí.
Gracias al cielo.
Cobarde.
Astuta, era diferente.
Teniendo en cuenta esa información, había llegado a la conclusión de que casi morir arrollada por un multimillonario medio alemán, tenía que haber sido una muy mala pasada del destino y una muestra de lo que sería mi vida de ahora en adelante.
Y por eso, no dejaba de preguntarme qué mierdas hacía un tipo como él a tan altas horas de la noche en un sitio de clase media y conduciendo como desequilibrado mental.
Lo importante es que casi mueres atropellada, no lo olvides.
¿Cómo hacerlo, si mi subconsciente se había encargado de recordármelo todas las noches?
—No dejaré que compres ropa para mí, Chris —dije con simpleza, tomando asiento en una de las sillas a su lado.
—Pues yo no te dejaré salir tan desabrigada. Debiste traer ropa más encubridora.
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Inevitable Colisión [+18]
Romance"¿Quién dice que los monstruos no se enamoran?" Todo comienza con una casi atropellada Alex, un letrero ofensivo y un labial color rojo que simbolizará cada fantasía apasionada de Ezequiel desde el día en que lo vea decorando los labios provocadores...