Capítulo 5 | Parte I

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⁰⁵ “Advertencias casuales."

Mi cerebro solo procesaba lo que mis ojos captaban. Mi visión fija en el auto deportivo. Mis pensamientos en órbita expectante al siguiente movimiento de su conductor, ahora parado fuera del vehículo.

Y yo estaba respirando mal.

Aunque estaba dentro del automóvil con metros de separación entre Ezequiel y yo, no me sentía más inmune a lo que despertaba en mí su presencia.

El verlo.

Saber que era él.

Y el impacto de su imponente físico a simple vista.

Además, él era un recordatorio, además de ser el responsable, de la noche de mi accidentada llegada a Londres, la ciudad donde viví hasta los nueve años con mi familia antes de murieran en un accidente automovilístico. Ese pensamiento bastó para recordarme la incertidumbre que sentí yo cuando casi me arrolló, por la lacerante idea de morir por un auto.

Justo como deseé cuando ellos murieron. Como siendo una infanta supliqué a Dios que regresara el tiempo atrás, y si no podían ser salvados, que me llevaran a mí también con ellos.

Todo revolucionando en mi interior.

Pero debía calmarme. Aún estaba a un lado de Chris en su auto.

No pude evitar detallar con cuidado al pelinegro trajeado.

El que casi me arrolló.

El factor responsable de que mi mente consternada con el recuerdo de esa noche hubiera creado pesadillas vívidas conmigo muriendo en un auto o siendo arrollada por uno.

Escenarios imaginarios que me daban una idea de lo que pasaron ellos antes de partir.

—Alex, ¿estás bien? ¡Alex!

Giré a ver a mi primo, alterada por el revuelo de emociones en mi interior.

—¡¿Estás bien?! —vociferó histérico.

—¿Por qué gritas Chris? ¡Casi me ha dado un paro!

—Te estoy intentando hablar y tú lucías ida de este mundo. ¡Dios! Por un segundo, parecías estar a punto de colapsar.

Yo respiré profundamente, tratando de calmarme interiormente. Mi respiración hecha un desastre y mi pecho subiendo con brusquedad por cada inhalación mía.

Debo recuperar el control, tengo que tener el control. ¡Relájate!

Pero no era tan fácil como yo pensaba.

Un revoltijo de emociones como la ansiedad, el miedo y el desconcierto por no saber manejar mi interior se instalaron en mi caja torácica, impidiéndome pensar con claridad.

Vi su mano extenderse hacia mí con una botella de agua y no pensé dos veces antes de arrebatársela. La destapé a toda velocidad y sorbí el preciado líquido.

Pasaron unos minutos y me encontraba mejor.

—Bueno, no quiero volverte a ser sentir mal, pero te quedaste mirando fija al hijo de mi jefe y luego empezaste a lucir... Asustada —arrugó la frente.

Me empecé a poner nerviosa con su escrutinio afianzado.

¿Y si se daba cuenta de todo?

¿Si terminaba por saber lo de aquella noche?

¿Y si mi viaje investigativo a la empresa de los Ritter terminaba por arruinarle la vida a mi primo luego de que cometería una estupidez?

No, no podía permitirme demostrar debilidad de ningún tipo, o Christopher acabaría sospechando.

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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