CAPÍTULO 1

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El tortuoso ruido del timbre que indicaba la hora del almuerzo en la Escuela Primaria Rowland hizo que el pequeño niño de 8 años guardara sus pertenencias en su pequeña mochila verde

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El tortuoso ruido del timbre que indicaba la hora del almuerzo en la Escuela Primaria Rowland hizo que el pequeño niño de 8 años guardara sus pertenencias en su pequeña mochila verde. La colocó en sus hombros y tomó el pequeño bowl con tapa color azul para dirigirse hacia el patio. No le gustaba almorzar en la cafetería, allí se concentraba la mayoría de los niños de su escuela, quienes a veces solían ser desagradables con él. Aunque no iba a mentir, algún día soñaba con poder almorzar alguna de las delicias que había en venta en ese gran espacio repleto de mesas y bancos que de a poco iban siendo ocupados por diferentes grupos de niños. Pero no podía, su mami siempre le decía que no se preocupara que ella estaba trabajando duro para que su pequeño algún día pudiera comer alguno de los ricos postres de la cafetería. Mientras tanto el pequeño niño de orbes esmeralda se limitaba a echar un vistazo a través de la puerta gigante que daba al sitio donde todos los niños estaban almorzando entre un bullicio de voces, para luego retomar su camino hacia las mesas que lo esperaban en el patio como cada almuerzo. 

Tomó asiento mientras dejaba su mochila en una mesa debajo de un árbol y abrió el pequeño tupper con el sandwich que su madre le preparaba todas las mañanas antes de irse a trabajar. Miró su pobre almuerzo y pensó en que ese día particularmente no quería sandwich, y no lo malinterpreten el amaba los sandwiches de su mama, solo que ese día él quería papas fritas pero no podía pedirle a su madre que cambiara su menú siempre que el quería comer otra cosa. El pequeño rizado sabía que esta última trabajaba mucho y no tenía tiempo, y aunque lo tuviera no podían darse el lujo de elegir una comida diferente cada día. Asique sin ninguna queja tomó su sándwich y le dio un bocado saboreando el queso que su mami le ponía sabiendo que a él le encantaba. Pasó el resto de su almuerzo allí, en esa mesa solo mientras sus pequeñas piernas se balanceaban de adelante hacia atrás y observando como las hojas de aquel árbol caían indicando que el otoño había llegado.

El sonido del timbre se volvió a escuchar y el pequeño rizado guardó su pequeño tupper en la mochila para volver a su salón de clases, no sin antes pasar por el baño para beber un poco de agua. Hoy le tocaba arte y tenían que leer y pintar, de las cuales la primera no le agradaba tanto.

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Era un gran día. El pequeño de los esmeraldas se había despertado super temprano y ahora se encontraba en la habitación de su madre mientras intentaba despertarla. Su cumpleaños había llegado y su mami la noche anterior le había mencionado sobre una sorpresa de cumpleaños, lo cual lo traía ansioso y quería saber que era. Un regalo tal vez, pensó. Un gran pastel de frutilla, su favorito o mejor aún, su padre vendría a casa y traería el pastel. Alejo todos sus pensamientos y se dirigió a la cocina junto con su madre quien lo cargaba en brazos mientras le daba pequeños besos en todo su rostro.

Su madre lo había ayudado con su uniforme y había peinado sus rizos colocando un diadema para que estos no cayeran en su rostro. Ambos estaban listos, el pequeño para ir a clases y su madre para ir a trabajar pero el menor seguía ansioso y quería saber cuál era su sorpresa de cumpleaños.

"THAT'S THE WAY LOVE GOES" 》LS《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora