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Sí, Bueno, luego de haber desatado mi enojo con Rindo nuevamente, pasaron unas cuantas clases y llegó el esperado receso, mientras que algunas chicas pasaban por nuestros lados saludándonos con una sonrisa, por otra parte, me mantenía tranquilo, me comenzaba a sentir bien. Eso hasta que un pequeño cuerpo chocó con el mío.

—L-lo lamento, no tenía muy buena vista del camin–... —levantó la mirada topándose con la mía—tú...

—Es bueno verte nuevamente —sonreí.
Inmediatamente después de decir eso, la pequeña pelinegra se alejó unos centímetros aun con el ceño fruncido.

— Quítate de mi camino.

—Vaya cambio de personalidades, estaba comenzando a disfrutar de tu amabilidad.

—No te emociones.

—Es una lástima, te veías mucho mejor así —una risa escapó de mis labios al ver que se comenzaba a enojar—. Ya estamos a mano, solo cuida por donde caminas, la próxima vez no seré tan amable contigo.

—Solo quítate acosador

—Intentaba ser amable, pero veo que no colabora mucho, pero deberías cuidar lo que dices y a quien se lo dices, ya sabes, últimamente hay gente muy peligrosa por las calles —estaba siendo paciente, demasiado para alguien que no conocía, pero luego lo iba a averiguar, hice a un lado mi cuerpo para continuar con mi caminado perdiéndome entre la gran multitud de alumnos en busca de Rindo.

Era claro que no lo había podido encontrar.

Una parte de mí se divertía al verla enojada, no sabía su nombre ni tampoco su apellido, solo sabía que quería saber más sobre ella y quién era. Tenía un bello color de ojos, el cual podía engañar a mucha gente, pero no a mí, lo supe en cuanto conectamos miradas esa tarde, me resultaba extraño que sintiera algo de felicidad al molestarla, como también la paciencia que tenía con las personas que no me resultaban del todo agradables. Llegué hasta mi salón, sentándose de manera silenciosa mientras recordaba que ella estaba siendo acompañada por Akemi ese mismo día, Akemi no era alguien que me agradará, no después de lo que sucedió hace un año y para ser sincero recordarlo me ponía de muy mal humor, pero seguía acá siendo la misma persona desagradable de siempre.

El salón comenzó a llenarse después de unos minutos, un grupo de chicos iba entrando mientras hablaban de lo que siempre solía ser su tema de conversación; "Ver quiénes eran las nuevas", estaba más que claro que aún seguían siendo vírgenes y hombres que no sabían tratar con verdaderas mujeres, pero entre toda su conversación la descripción de una se robó mi atención, definitivamente era ella, ¿Kumiko Baji?, al parecer ese era su nombre.

—La chica de la que hablan, Baji-Kun, ¿Es nueva en la escuela? —no sabía que estaba haciendo al preguntar con la pelinegra.

—Vaya... si es el Haitani, ¿Por qué tanto interés, eh? —habló un pelirrojo.

—Eso no es de tu incumbencia, así que habla ahora —advertí. Comenzaba a perder la paciencia, odiaba hablar con este tipo de grupos.

—Es nueva —bajé la vista, observando quién hablaba, una de las tantas chicas del salón. Esto sí era información.

Mientras que Ran se perdía entre los pasillos de la escuela en busca de Rindo, Kumiko se había quedado observando en silencio como el de trenzas se iba alejando, luego de que se marchara los murmullos no faltaron, la presencia de el de trenzas era imponente y no se atrevían a decir algo si estaba en el presente, por oo que las malas miradas y murmullos comenzaron luego de que se haya ido del lugar. Después de todo había conseguido mantener una conversación con el Haitani mayor, cosa que a muchas chicas se les complicaba, llamar su atención y charlar con el, cosa que para muchos significaba algo más, él hablaba con mucha confianza por lo que no debía de ser la primera vez que se veían, las preguntas más sonadas eran; ¿Acaso era ella el nuevo juguete del mayor?, "Juguete" esa palabra la molestaba.

About Us || Hermanos Haitani [TRILOGÍA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora