Todo estará bien; Chifuyu Matsuno

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Chifuyu nunca ha sido alguien de emociones mezcladas.

Desde muy joven siempre supo lo que quería, como lo quería, y cuando lo quería, por lo que siempre le ahorró problemas a su madre, sin embargo, desde hace unas semanas ya no sabe qué sentir con respecto a muchas cosas, como por ejemplo, la muerte de Baji.

Baji siempre fue su ídolo, la persona más fuerte que conocía, a quien admiraba hasta el cansancio, jamás lo negaría. Sin embargo, cuando conoció a Takemichi, todo cambió para él, podía decir que incluso su propia identidad pendía de un hilo, y es que el rubio teñido había logrado muchas cosas con él, le hizo ver facetas de sí mismo que no sabía que existían, haciendo que por primera vez fuera un manojo de nervios

Por lo que cuando Baji dejó de actuar con confianza, realmente no le importó. Le parecía patético como su personalidad volátil se convirtió en una temerosa incluso de su propia sombra, siempre mirando a sus espaldas, siempre desconfiando, siempre cuestionando todo. Se le hizo repulsivo, por lo que cuando se enteró que este se había suicidado por lo mismo no le sorprendió.

Baji preferiría morir que realmente afrontar la realidad de lo que se había convertido.

Pero aún así algo en él surgió tras esa noticia, no era pena, ni mucho menos tristeza o lástima, era algo que se removía en su pecho insistente, haciéndose notar, un vacío. Como si una parte importante de él se hubiese ido con Baji el día en que murió. Eso le extrañó, Takemichi no había muerto, era lo más importante que tenía, sin embargo la amargura seguía ahí, incesante e inequívoca. Se sintió mareado.

Pero luego llegó Hanagaki nuevamente. Siempre estaba ahí.

Luego de la noticia, a pesar del estado de casi histeria en el que estaba por haber encontrado el cuerpo de Keisuke en su patio, fue a casa a consolarlo, diciendo palabras dulces a sus oídos, llenándolo de caricias que juraban ser reconfortantes, y eso le maravilló.

Tener a su amado tan cerca, su suave piel y pequeños cayos de sus manos contra su propia piel, sus labios cerca de sus oídos murmurando palabras de consuelo mientras se deleitaba con el calor que su cuerpo emanaba.

Realmente no le importaría que una o dos personas murieran si con eso lograba que Takemichi se quedara cerca de su cuerpo, haciendo que su mente alimentara una y otra vez sin remedio el delirio de poder poseerlo, de tenerlo bajo su merced, de que sea suyo.

Ahí fue cuando Chifuyu se dió cuenta de que no importa quien muera o quien pierda, si Takemichi estaba cerca de él, todo estaría bien.

Obsesión  [Takefuyu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora