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—Joel — dijiste presionando tus dedos sobre el puente de tu nariz. Pero él continuó enojado, con la mano en la pared, en hueco que había hecho por la fuerza — vamos a conseguir esto. Solo hay que calmarse.
Él gruñó. Tú sabías que decir eso no servía para nada porque nada podía calmarlo cuando las cosas no salían como él esperaba.
—Voy a matarlo.
—Ay por favor. Podemos hacer esto de otro modo Joel. Tienes que relajarte primero. Vamos a pensar en algo, pero ahora no puedes hacer nada. Porque vas a hacer una locura si vas a hablar con el estando así de enojado.
Joel respiraba con fuerza cuándo lo viste apartarse de la pared para dirigirse a ti. Sus ojos castaños estaban escondidos debajo de sus cejas gruesas, sus labios estaban torcidos.
—¿Qué no entiendes?
—Entiendo que estás muy enojado Joel. Y ni siquiera sé y porque —.
—Te tocó — exclamó y tú permaneciste mirandolo de forma consternada y muy confundida.
—¿Qué?
Joel gruñó otra vez dando un paso cerca de ti con esa expresión furiosa en los ojos marrones.
—No me hagas decirlo otra vez — por inercia retrocediste contra la pared — el plan era que entregara la bateria, no que te tocara.
—¿Qué mierda tiene que ver eso? Joel, lo que yo haga con mi vida no es tu asunto ¿Sabes?
—Lo es si te acuestas con el enemigo — tu espalda choca contra la pared.
Rodaste los ojos cuándo él se acercó lo suficiente para que dejaras de respirar. Él te miró desafiante y tú hiciste lo mismo.
—No me acosté con nadie. Joderlo era parte del plan ¡Nunca me iba a dar los datos de la base en Michigan si no lo intentaba! ¡Y estaba a punto de lograrlo hasta que apareciste tú!
Joel golpeó la pared junto a su cabeza. Su brazo se quedo apoyado y sus ojos oscuros echaron chispas.
—La sola idea de... — habló con los dientes apretados y tú exaltada trataste de permanecer con las manos abajo.
—¿De qué? Joel — estabas cansada de sus celos sin sentido — cuándo salgo a patrullar con Patrick no me diriges la palabra al volver. Luego vas y haces misiones peligrosas donde buscas morir. ¿Cuál es tu problema? Si no quieres estar aquí conmigo solo tienes que decirlo, puedo irme con Ellie.
—No — Joel cerró los ojos y agachó la cabeza, su cuerpo rigido y duro se transformó lentamente al cuerpo de alguien necesitado de afecto — perdón yo... — su frente descanso sobre tu hombro y suspiró pesadamente — no te vayas. Por favor no lo hagas.
Cerraste tus ojos con dolor y dejaste caer tus manos sobre su espalda, ascendiendo hasta sus hombros, cuello y cabeza, metiendo tus dedos en su despeinado cabello.