UCO

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Creo que sí se puede morir de la pena. Sé que ese dolor profundo, corrosivo, abrasador y paralizante que cargo en el pecho no podría ser atendido por la unidad coronaria de ningún hospital. 

Usualmente me olvido de que tengo un corazón, que bombea sangre y hace lo que los órganos comunes y corrientes hacen. El mío está medio escondido detrás de un vacío, una suerte de agujero negro que se traga todo lo que tengo y no aparece más. Es tan potente que se extiende a todo mi cuerpo y me deja completamente inhabilitada; hace mucho tiempo que hago todo por inercia. No estoy nunca en mi cuerpo, nunca estoy presente. No hay pellizcón que me saque del ensueño.

Me encantaría decir que ese "ensueño" en el que me veo sumergida realmente se siente como estar en un sueño. Pero no puedo sentirme, solo está ahí el agujero negro que no se toma un segundo de descanso y, como dije, se traga todo y no vuelve más. "Yo solo pienso en los buenos momentos que pasamos y eso no me pone contento, me pone mal" escribió Dillom y es precisamente así. Me duelen las vivencias lindas porque no es eso lo que me queda, me queda el lugarcito en blanco de lo que se tragó mi vacío. Como esa vez que soñé que me daban un tour por un cementerio de mis sueños pero no podía acercarme a ver de vuelta ninguno y solo me quedaba llorar y extrañar. Estoy bastante convencida, aunque quisiera que no fuera así, de que perdí la capacidad de pasarla bien. Solo alimento a mi agujero negro y se hace más grande. Tan grande, que también estoy convencida de que en algún momento me va a terminar tragando por completo. Si me saca todo lo que me pasa y solo deja nostalgia residual, ¿qué le impide terminar conmigo? A veces me siento tan vacía que me olvido de las razones para quedarme.

Este no-corazón se extendió tanto que ahora trabaja más. Tan por inercia me muevo, tan poco control tengo sobre mí, que ni siquiera me puedo mirar en el espejo; no me reconozco y me asusta no saber quién soy. Sí, ya sé, se supone que uno se pasa la vida buscando quién es, pero estoy bastante segura de que se refieren a algo espiritual que no implica no poder ver el reflejo de tus propios ojos. Me angustia no encontrarme, no estar ahí, pero no hay mucho que pueda hacer al respecto: lo intenté. Traté de enfrentarlo y mirar a los ojos a la persona que está ahí, no importaba cuánto dolía o desesperaba, ni el llanto me paraba. No volví. Traté de no ver mi cara, de sentir mi cuerpo y comprobar que efectivamente la del espejo era yo. Tampoco volví. Nunca estoy.


Tengo asma y un paquete de puchos, pero casi nunca saco de casa el inhalador. Varias veces por mes se me cierra la garganta, pero sentir que no respiro de vez en cuándo me tranquiliza. "De algo hay que morir" digo siempre. Si bien lo he usado para escapar del trabajo o de ir a clases, me hace acordar que estoy ahí, presente, en algún lugar (y que quizá puedan parar el resto de las cosas que me duelen. El dolor localizado ayuda). 

"Siempre soñé con tener angina en mi cama" escribió Árbol en algún momento y yo lo entiendo. Siempre estuve más cómoda estando enferma, con fiebre, delirando al punto de sentir que las piernas se me seccionan en cuadraditos y se van cambiando de lugar (sí, me pasó, y la verdad es que fue bastante diverido). Además, cuando estás enfermo las noches son eternas y eso es algo muy familiar. También me es familiar el delirio, el gustito a sueño. Siempre perseguí ese sabor, y siempre me arrancó partes de mí despedirme. No recuerdo la última vez que realmente me sentí presente fuera de mis sueños. Duermo mucho y espero que no se termine más porque las bizarreadas de mi cabeza son fantásticas. A veces dan miedo, a veces te ponen triste, problemas hay siempre, pero siento todo. Puedo ser yo, cosa que por alguna razón despierta no puedo hacer. 


Estoy cansada. Ojalá pudieran sacarse licencias por dolor del alma.

1007Where stories live. Discover now