Seminario 1

7 0 0
                                    

Entre sentada y acostada, con la cabeza apoyada en la pared toda doblada, vestida solamente con una toalla sucia y en la misma cama que dos gatos que aunque comparten mi lugar están lejos. Por ahí no me quieren, no sé, pero por las dudas ya los lloré. Muy buena madre no debo ser si no se quieren acercar a mí. En una de esas, no se acercan porque les doy asco. ¿Qué hacés, humana, llorando e hiperventilando en la pose más incómoda del mundo un martes a la noche sola en tu cuarto?

Mareada y temblando. Lloré, lloré con esas lágrimas que sabés que son de bronca porque te queman la cara. Se me cierra la garganta y me acuerdo que más que bronca es impotencia. Frustración en su forma más pura, saliendo de mis lagrimales. Encima, como no lloro nunca, me enojo conmigo. No sé muy bien si es por estar llorando o por no haber podido llorar en otras situaciones, pero el sentimiento está.

Ese sentimiento es increíble. Lo odio, me consume, pero como soy medio masoquista lo exploro igual. Arrasa con TODO. Así me imagino que debe ser una tormenta de arena, un tsunami, un derrumbe que termina tapando pueblos enteros. Lo gracioso es que siempre termina en esa irritabilidad y nunca. Tiene. Un principio. Claro. 

Prendí un rato la compu para escribir así puedo ser un robot analítico un ratito tratando de explicarme y dejo que se me desacelere el pecho (igual todavía no pasó). Ya no estoy llorando, pero estoy muy enojada y esta vez el dolor físico no concentró un carajo de lo que siento.

Desde que empezó el año quiero estudiar. Me anoto, hago planes, veo las cosas por adelantado, me acuerdo de que me gusta lo que hago y me pone contenta, como con ideas de que mi vida está un poco encaminada... Hasta que llega. Llega y ya no me puedo mover. No puedo ir a la clase, como la de mañana, porque una fuerza me tira con todo lo que tiene hasta abajo y se queda ahí, aplastándome. Se me cierra el estómago. No puedo concentrarme, me duele la cabeza de tantas vueltas irracionales que doy con mis pensamientos. Me pesan los brazos, me pesan los ojos, me pesa respirar. Se me complica vivir, y ahí viene la desesperación.

Supongo que si matarme fuese una opción no estaría tan desesperada. ¿Tan complicado iba a ser dejar de existir sin lastimar a nadie? Contra lo que dice mi psicóloga, no creo que esté bueno el egoísmo de "me pongo primero"; mis cenizas ya estarían desparramadas por algún cerro y mi mamá estaría llorando.

Me molesta que mi cabeza no funcione bien. ¿Qué le costaba a la fábrica mandarme con un cableado normal? No. Imposible. Autosabotaje o barbarie. ¿Querés estudiar? Listo, ahora vas a sentrir el vacío más profundo de tu vida y te vas a quedar toda la semana en la cama tapada hasta la nariz. No te vas a recibir nunca, teniendo todo a tu alcance. Sos una inútil y una fracasada, y si querés hacer algo para cambiarlo vas a terminar exactamente en este mismo lugar. ¿Querés leer? No podés, escuchá, el ruido de la heladera. La moto que pasó a tres cuadras. Tu vecino hablando de Dios, otro jugando en la compu. El naranjita que pasa cantando. Hay un montón de luz. No hay suficiente luz. Si no arreglas todos los problemas del mundo no vas a poder concentrarte nunca. Por lo menos ordena la casa. ¿Soltamos, vemos una serie? Cómo se te ocurre obviar todas las responsabilidades que estás dejando de lado. Tenés que estudiar para la facultad, para el laburo, leé por lo menos que es más digno. Algo. Aunque sea aprendé a tocar algún instrumento, buscá cosas, en una de esas escapás de ser tan aburrida e inculta. Y cómo te vas a tatuar un corazón para recordarte que tenés uno, qué clase de concepto pretencioso es ese, ridícula.

Ahora me quieren, Ella me quiere, pero no voy a escribir sobre ella. En este momento su amor me hace sentir culpa y asco hacia mí, porque no me puedo manejar y quedarme con ella. No puedo manejarme y me caigo cuando la fuerza me tira, no me la puedo sacar de encima, me tengo que aislar y me odio. No se lo merece. No me la merezco.

Ya llegó el punto de mi ataque en el que todo lo que puedo escuchar es un zumbido, veo y pienso borroso, sigo con un nudo del tamaño de Rusia en la garganta y no hay ni una sola chance de que coma sin vomitar pero estoy como anestesiada. Por fin. Chau.

No voy a ir a clases mañana.

1007Where stories live. Discover now