Capítulo 2: La hija de los siete

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A los diez años, Krea se encontraba corriendo entre algunos callejones de Desembarco del Rey mientras Maegelle le sostenía la mano. La niña pelirroja dos años mayor era la hija del mismo Septon Supremo, y pese a todo pronostico, había sido una de las pocas en acercarse para ser su amiga cuando Krea comenzó a frecuentar más recurrentemente la iglesia de la fe, aunque claro, siempre intentaban mantener su amistad como algo secreto puesto a que una niña de buena cuna como Maegelle no podia estar codeándose con alguien como la pequeña nacida en un prostíbulo. No era un detalle que se vería bien si llegaba a los oídos del septon supremo. 

La hija del Septon le sonrió mientras seguían transitando las calles de Desembarco. Quienes las vieran pensarían que ambas eran mellizas puesto al gran parecido que compartían: mejillas rosadas, ligeras pecas, cabello largo y pelirrojo, ojos mieles, y una altura y contextura similar pese a los dos años que se llevaban de diferencia. ──¡Maegelle, mas despacio! ── dijo Krea. ──¡Puedes lastimarte! 

Si había una sola cosa en la que se diferenciaban era en sus respectivas formas de ser: mientras Maegelle era intrépida, curiosa y eso solía traerle problemas puesto a que no se comportaba como una niña de la fe, Krea era silenciosa, tímida y solía pensar mucho antes de hacer las cosas, quizás algo muy poco frecuente en una niña de tan corta edad pero había comprendido que hacerlo le podia ahorrar muchos problemas. ──¡Oh, vamos Krea! ── se rio la mayor. Ambas comenzaron a subir las escaleras de un torreón. Se estaba llevando a cabo un desfile y Maegelle no tenia permitido asistir pero quería verlo de igual manera. 

──Es solo que... no se si esta bien que estemos aquí. ── dijo Krea buscando aire a cada escalón que subían. Noto la mala estructura de la torre. 

──Claro que no esta bien ── se burlo Maegelle más para que ella misma que para Krea. ──Pero es divertido. 

Minutos después, ambas llegaron a la parte más alta de la vieja estructura. Maegelle se acerco al borde de un balcón roído y miro hacia abajo, alli solo había un callejón, pero desde esa altura podían mirar hacia la otra calle, la principal, para ver la progresión del desfile en honor a los Siete. Krea entrelazo sus manos y se sentó bastante lejos de aquel borde. ──Te mancharas... ── le murmuro a la mayor cuando esta se sentó a su lado. Pese a que Maegelle solía ponerse ropa más vieja cuando salían en sus aventuras, las telas que vestía seguían siendo cosas que Krea jamás podría permitirse ni siquiera soñar con tener. Sedas, telas aireadas, y bordados increíbles pese a todo lo mantenían austero. A la fe no le gustaba pavonarse del dinero. 

──Es solo un poco de tierra, y mi septa ya sabe como soy. No le hará mal otro cabello blanco en su cabeza ── se rio con suavidad. Tomo las manos de su amiga Krea entre las suyas y le sonrió. 

Los ojos mieles de la menor brillaron con cariño. Estaba agradecida de tener una amiga como Maegelle, que pese a su estatus, no le juzgaba y siempre le cuidaba. Gracias a ella había aprendido a rezar, a comportarse correctamente, y estaba aprendiendo muy rápido a leer. ──Katlin dijo que vendría a ver un rato con nosotras. ── Krea menciono a una de las mujeres que le había criado. 

La niña más grande le miro. ──¿Le dijiste a tu madre? ── pregunto. Seria lindo que la mama de Krea también viera aquel desfile de ese lugar con ellas. 

Krea esbozo una ligera mueca. Adoraba a su madre, pero debia reconocer que no había estado tan presente en esos años, no como la tía Katlin al menos. ──Katlin traerá los pasteles de fresa que te gustan. 

Maegelle sonrió y aplaudió. ──¡Por los siete, que bien! ── expreso. ──Odio que no me dejen comerlos en casa. ── dijo. Krea sabia que Maegelle era reconocida como la hija de los siete, debido a que era la única niña del viejo Septon ciego,  que era considerado el enviado de los dioses. Pese a que los septon renunciaban a sus apellidos cuando asumían el cargo, la pequeña entendía que Maegelle seria una Tyrell por sangre, emparejada con la familia Hightower lo que la volvia en una niña bastante importante ante los ojos de las personas de alta cuna. 

Ambas niñas se quedaron sentadas en sus lugares, mirando desde el suelo de lo alto de aquel torreón las banderas y las carrozas en honor a cada uno de los siete dioses de los que se componía la fe mientras se daban la mano y tarareaban algunas melodías. Krea jamás había sido una fiel creyente, pero si debia reconocer que la existencia de la fe le había ayudado mucho: al menos, las septas y la iglesia le habían dado comida y lugar las veces que las había necesitado, aunque por otra parte, también podia estar resentidos para con estos dos puesto a que era la fe la responsable de las redadas violentas que se daban en la zona de prostíbulos en las que ella vivía junto con su madre y Katlin, pero claro, era aun bastante pequeña como para comprenderlo a profundidad. 

Sintieron pasos por las escaleras y supieron que se trataba de Katlin por los quejidos que venia dando. Ambas rieron. Maegelle se paro de su lugar y se acerco a aquel balcón cuando comenzó a ver pasar las carrozas de La Doncella, su favorita en la fe. Se estiro sobre la vieja reja del balcon. ──¡Mira Krea, hay telas hermosas! ── señalo la carroza. Krea noto como el balcón no parecia estar en buen estado así que mientras veía por el rabillo del ojo como la tía Katlin llegaba con ellas, se levanto de su lugar y dio un paso hacia Maegelle. 

──Maegelle, ten cuidado... ── le pidió a la mayor. Se movió un paso hacia ella esperando alejarla de alli. ──Por favor, 

Su oración se le trabo en la garganta cuando Maegelle, que le había restado importancia al asunto, se apoyaba más fuerte en la reja, la cual, cedió. Krea se tapo la boca cuando la mayor desapareció de su vista y todo lo que oyó fue un grito y un golpe siendo ligeramente cubiertos por el sonido de las festividades a algunas calles.

──¡Ay, por los siete!── Katlin jadeo con fuerza al ver a la niña caer.  La menor tembló en su lugar con los ojos abiertos, y cuando quiso acercarse para ver por el balcón, los brazos de Katlin le detuvieron. ──Oh, no, no, no mi niña. ── repitió la mayor. 

Katlin noto que la niña estaba en una especie de fuerte impresión, puesto a que lloraba en silencio y no se movía. Fue ella quien se acerco al borde para notar como el cuerpo de Maegelle yacía en el fondo del callejón con un charco de sangre a su alrededor. Tomo una larga respiración mientras pensaba rápidamente con el corazón latiendo fuerte en su pecho. ──¿Alguien sabia que venia aquí contigo? ── pregunto. Krea no respondió. 

La mujer se acerco a la niña tomándola por los brazos para hacer que esta le mirase. ──Escúchame linda, ¿alguien sabe que venia aquí contigo? ── volvió a preguntar. 

Krea hipo y negó. 

──Bien. ── suspiro pensando en todas las posibles consecuencias. Tembló de temor al pensar en lo que la fe podría hacerle a Krea si malentendían todo ese accidente. Ya conocían su rostro, ya conocían su nombre y su casa. ──Escucha, si se enteran de esto, pensaran que la asesinaste. 

Krea se sobresalto en su lugar. ──Pero no-no, yo no hice nada, tu lo vist... 

──Lo se, Krea. ── Katlin murmuro. ──Pero piénsalo bien: una prostituta, una bastarda y la hija del septon supremo muerta. ¿Qué crees que pensaran? ── pregunto. ──Nos culparan de lo que le paso, y no importaría lo que digamos. No pensarían ni por un segundo que fue un accidente, menos con la tensión entre ellos y nosotras.── se refirió a la mujeres que trabajaban en la calle de la seda. Pensó por unos segundos. 

Al notar a la niña envuelta en llanto, y comprender una sola solución posible, comenzó a tomar decisiones. A nadie le importaría la muerte de la hija de una prostituta como la de un septon. Nadie gritaría ni haría escandalo de haber sido Krea la que cayo por aquel balcón. Katlin miro a la niña que había criado con atención: si la vestía como Maegelle, debido al gran parecido y todas las telas que solían usar la mayor parte del tiempo, no lo notarían. Ambas niñas parecían haber salido del mismo vientre. 

──Krea... Maegelle tiene que volver a casa. ── murmuro en dirección a la menor. 

Cuando Krea comprendió la mirada de su tía Katlin, lloro más fuerte. Eso no funcionaria. 










Desire of Dragons | HoDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora