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Pasaron algunos días desde que Jeongyeon se acercó a Nayeon y la ayudó en cálculo

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Pasaron algunos días desde que Jeongyeon se acercó a Nayeon y la ayudó en cálculo.

La alfa aceptó gustosa la invitación de la menor, lo cual fue muy gratificante para esta, pues no había sido rechazada.

—¿Por qué estás tan nerviosa, Jeongyeon?— la alfa pelinegra preguntó viendo como Jeongyeon no dejaba de mover sus piernas en el piso y picoteaba su comida, eso era una clara seña de nerviosismo, Chaeyoung la conocía muy bien.

—Es que hoy irá a comer con su amorcito y sus suegros— dijo Dahyun burlandose de su amiga.

—Suegras —corrigió Jeongyeon—Son suegras, una alfa y una omega.

—Ah...entonces ya admites que serán tus suegras, Jeongyeon— la menor la codeó y la miró con picardía.

Jeongyeon se sonrojó y simplemente negó con la cabeza.

—Es lo que más quisiera, Chaeng. Nayeon y yo hemos estado hablando durante estos días y la verdad es que es una chica maravillosa. Sería la más feliz si fuera mi omega.

—Pues no pierdes nada con intentarlo.

—Sí, mi dignidad y mi gran avance con ella, mínimo quiero quedar como una amiga ante sus ojos— la menor del grupo rodó los ojos fastidiada.

—El que no arriesga no gana Jeongyeon unnie, si en verdad te gusta mucho esa chica, toma ese riesgo— habló Dahyun.

Jeongyeon bajó su mirada.

—Quiero ir lento, si me armo de valor, le confesaré mis sentimientos.

Dahyun no podía entender el actuar de Jeongyeon ni de Chaeyoung, ambas chicas se veían perdidas por esas dos omegas.

Ella solamente esperaba que su pareja predestinada se tardara en llegar un par de años o más. No quería estar enamorado ni atontarse como sus unnies.

—Ah unnie, hoy te llevaré tu videojuego, ya lo terminé.

—Pero Hyunnie, hoy iré a comer a la casa de Nayeon— la menor frunció el ceño —¡Ah! Pero ahí estará mi prima, acaba de llegar de Japón y se quiso quedar unas semanas conmigo. Ve y ella te recibirá el videojuego.

—Perfecto unnie, quiero regresartelo cuanto antes, no quiero romperlo o perderlo y tener que pagartelo— dijo Dahyun haciendo un puchero chistoso.

La mayor rió ante el comentario de su menor y acarició su cabello con ternura.

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Sweet scentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora