Park Jimin, un chico solitario y con severos problemas mentales, vive en un mundo en su cabeza donde todos le mienten, encontrándose con voces distorsionadas que lo llevan a la locura una y otra vez sin cesar. Queriendo escapar de aquella oscuridad...
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¿Que?
La piel de la chica palideció de inmediato.
¿Así que está es la mujer que le hizo tanto daño? Piensa en estado de shock, sintiendose enojada.
De allí que le pareciera familiar... Tenía bastante parentesco con Jimin. Sus labios, piel y maneras de expresarse eran increíblemente idénticas a las de la señora.
Trago en seco mirandola sin poder creerlo aún.
— ¿Él está aquí? —le pregunta con voz entrecortada la mayor, apunto de llorar.
Salió de su pequeño trance, notando la presencia de la señora. Asintió lentamente no muy segura de hacerlo. De alguna manera no le daba confianza.. y es que.. ¿Cómo podía confiar en la persona que durante muchos años le hizo la vida imposible a su novio? Estaba en todo su derecho de no fiarse de ella.
— Si... Eh-. —fue interrumpida por la repentina voz de Jimin.
— ¿Que haces aquí? —pregunta con sequedad mirando a la señora notoriamente furioso.
— Hijo... Por favor-
— No. Largo.
— Solo escúchame.. te lo pido hijo mío, escucha lo que tengo que decirte. —suplica con lágrimas bajando sin parar de sus mejillas.
— ¿Que? ¿Vienes a decirme que vuelva al maldito hospital psiquiatrico? —gesticula con brusquedad y rabia.
La azabache lo miro algo asombrada logrando disimularlo.
No había visto tan molesto a Jimin..
Pero.. ¿Acaso escucho hospital?
— No.. hijo.. te quiero ayudar. —musitó con voz temblorosa—. Solo tienes que creer que lo que te digo..
— No.
— Lo que te diré es verdad..
— Es mentira.
La mujer lo miro fijamente sintiendo como el miedo pasaba por su cuerpo a gran velocidad. La menor miro a la señora algo desconcertada preguntandose del porqué cambio totalmente al escucharlo.
Se había puesto más blanca de lo que ya era.
Ella por el contrario pensaba en como explicarle a su hijo. Sabía que era demasiado difícil de convencer.. y el problema que carecia con las mentiras no ayudaba en nada.
Pero aquella azabache.. no sabía absolutamente nada del tema referente.
— No. Te digo la verdad.. tu padre.. tu padre está buscándote por toda la ciudad Jimin. Tienes que.. escapar. —afirma angustiada.
El pelirubio la observó fijamente sin ninguna expresión en su cara.