❝𝗕𝗢𝗥𝗡 𝗙𝗢𝗥 𝗘𝗩𝗜𝗟❞ ¦ 𝗦𝗮𝗛𝘆𝗼. ✓

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Jihyo sonrió brevemente cuando se sentó en la banqueta al lado de San.

Había estado jugando un rato con Mori, el perrito de Sana. Le había estado
persiguiendo por un buen par de minutos por todo el patio, hasta que sus piernas
no dieron para más.

— ¿Estás cansada? — inquirió la pelinegra, le tendió un vaso con agua de limón y la contraria la bebió gustosamente.

— Morí es muy energético, algún día hará que mis piernas se salgan y se busquen a alguien más — ambas rieron unos momentos.

Un pequeño silencio se sentó entre ellas, aunque esta vez era más cómodo.
Jihyo volteó a ver a la mayor, ésta tenía una cicatriz en la mejilla y una en la palma de la mano.

Habían pasado cerca de dos semanas desde el incidente.

Ciertamente se asustó al principio, Sana había sentenciado la muerte de dos
personas, pero todo por protegerle. Entonces cambió un poco su forma de pensar, ahora le agradecía. Y su corazón se sentía calentito al pensar en cómo le había
salvado ese día, y en como sus brazos le habían sujetado para que no cayera.

— Sana — la nombrada volteó hacia la castaña inmediatamente, le vio
morder su labio inferior en señal de nerviosismo y a ella se le hizo sumamente tierno. — ¿En verdad, uh, en verdad tendremos que casarnos? —

— Sí— asintió—, así está escrito. —

— ¿Y lo quieres hacer porque está escrito o por…? — la pregunta quedó en el
aire, un leve rubor se apoderó de sus mejillas y bajó la mirada.

Sana pareció leer su pensamiento, así que se apresuró a contestar.
— Me quiero casar contigo porque siento que te quiero — confesó.

Jihyo sintió sus mejillas arder. A decir verdad ya no se preocupaba demasiado, solo se dejaba llevar. Como los ríos de aguas vivas.

— Uhh, sí, mmjum — balbuceó. — ¿Y… De verdad todo esto tiene que pasar? —

— Es necesario para que el mundo pague por sus pecados, nosotros somos quienes le pondremos final a todo. Si lo quieres ver de otra manera, yo tengo que estar a tu lado, y tú al mío —

Estar una al lado de la otra. Sana a su lado… Y de nadie más. Porque Sana la quería, no porque simplemente así había estado destinado desde los principios. Sino porque Sana la quería a ella.

Sana quería a Jihyo.

Y mirando atrás, sobre su infancia y su adolescencia, sobre sus padres y amigos y
sobre todo lo que Sana había hecho por ella… Por todas las elecciones y decisiones que Sana lo había dejado tomar y la forma tan suave y dulce con la que le había tratado.

Jihyo se decidió.

— Está bien — Jihyo asintió tras soltar un suspiro.

— ¿Qué está bien? —

La mirada de Jihyo se clavó en la de Sana, ambas se conectaron como si se conociesen desde hace años. Un escalofrío que les recorrió de pies a cabeza, que les hacia sentir bien. Tan bien.

— Sana, Casemonos —

Jihyo estuvo seguro.

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