16. El peso de la angustia.

0 0 0
                                    

Nunca imaginé que podría hundirme en un abismo aún más oscuro que el que ya tenía en mi interior. La tristeza que antes creía insoportable se volvía insignificante frente al dolor que me consumía, siempre creía que nada podía empeorar y que jamás algo me iba a poder destrozar más pero lamentablemente volvi a equivocarme... Mis días eran una sucesión interminable de sufrimiento, cada minuto se estiraba como una eternidad.
Intenté recuperarme varias veces en esos días de sufrimiento constante, esos minutos que solía sentir horas, pero nada servía , todo era en vano. Incluso llegué a pensamientos en los cuales creía que no iba a volver a tener, comenzaba a dudar de mi misma y pensaba con mas certeza e intensidad si era una perfecta solución terminar con mi propia vida, sin embargo, se me era imposible; mi cuerpo no tenía fuerzas para poder levantarme de esa cama que aparentaba abrazarme con fuerza con tal de que no escapara, mi cabeza volvía a jugarme en contra al punto de algunas veces imaginar que volvían, de soñar que entraban por la reja de Alexandria mientras me decían que todo era una broma de mal gusto y que simplemente no les pasó algo, imaginaba sus voces llamándome con la alegría que solían tener e incluso me despertaba buscándolos como si se encontraban acostados a mi lado pero no era si, solo tocaba el pecho de Negan quien siempre intentaba estar a mi lado por miedo a lo que sea que podía llegar a intentar, las pocas veces que él se alejaba siempre intentaba regresar lo mas rápido que podía e incluso estaba constantemente intentando hablarme para solucionar la situación. Él fue alguien que estuvo muy presente esos días que pasaron, siempre me llevaba platos de comida para que pudiera mantener mi estomago lleno pero no los comía, mi estomago estaba completamente cerrado y apenas podía beber agua o comer un pequeño bocado, siempre que intentaba comer por completo ese plato ya que él me obligaba terminaba con muchas arcadas y casi al punto de vomitar, él al notarlo solo me dejó en paz con la esperanza que intentara mantener mi cuerpo con alimentos.
Él al notar que cada día teníamos menos comida comenzó a irse a explorar con la esperanza de poder mantener cierto control y no quedarnos con las manos vacías, siempre que estaba por irse entraba a mi habitación para decirme cuánto me quería y cuánto quería ayudarme pero Aunque él quisiera disimular noté su miedo, noté que no confiaba en dejarme algo peligroso como un arma y por ello sacó todas las que estaban a la vista o que él sabía que yo tenía, él notaba mis pensamientos o al menos era consciente que su hija era bastante capaz de destrozarse la cabeza de un tiro y también era muy inteligente al saber que yo siempre mantengo mis armas cerca mío. Yo tenía una de mis pistolas escondidas abajo de mi colchón, abajo de dónde yo siempre me acostaba para ser exacta, al no moverme no podía buscar para asegurarse de que yo no tenía nada pero si intentaba mantener cierto control aunque sea con su vista, analizaba toda la habitación antes de salir y siempre me suplicaba que no hiciera alguna estupidez, él tenía sus razones para desconfiar y obviamente le di más la razón cuando en un momento de desesperación apoyé aquella pistola en mi cabeza.
Ese día él no se encontraba en la casa pero si en Alexandria debido a su interés en mantener todo al orden y poder organizar mejor las cosas a la hora de cocinar, al notar su falta y saber que no era posible que volviera saqué la pistola escondida debajo de mi cama y la observe por unos segundos, la mantuve en ambas manos analizando cada parte de la misma mientras pensaba en todas las cosas que viví en vida; no solo pensaba en todas las veces que maté a gente sin saber si era inocente, pensaba en cómo vivía sin tener un poco de paz, cómo era sentirse constantemente con una tristeza que te consumía la cabeza y también en cómo ya no era posible estar un día sin mantenerte con al menos un ojo abierto, de todas formas, mis pensamientos fueron empeorando al ya pensar en la muerte de quienes se suponía que eran mis padres, esa escena grotesca junto sus gritos de agonía jamás se fueron de mi mente aunque sus voces normales sí, también se me vino a la mente la experiencia desastrosa que mantuve en el Santuario, aquella vivencia que jamás sería capaz de olvidarme, y aquellas marcas que me acompañarán hasta el día de mi muerte.
Mi mente, abrumada por la ausencia de quienes amo, se sumergió en los detalles de mi existencia, revisando cada error y cada agonía.

Descending into madness. Is there an end? Parte IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora