Raine recientemente ha regresado a su pueblo natal y se ha reencontrado con su amigo de la infancia, cooperando intentarán encontrar respuesta a los sucesos extraños que están aconteciendo desde la caída de una estrella bastante especial.
Se me quitó lo sonámbula de golpe y puse mis pies en la tierra.
"Son las 5 de la madrugada."
Pestañeé perpleja, al regresar a mi cuarto me di cuenta que me había parecido que llegaba tarde por culpa de que se me había estropeado el despertador. Tenía una extraña manía en la que después de despertarme por las mañanas, se me hacía completamente imposible volver a dormirme como si nada así que aproveché para, a diferencia de ayer, prepararme con tiempo. Me vestí, me puse e colgante de la piedra estrella y me hice un par de coletas, también aproveché para prepararme el desayuno a mí y a mi tía. Desayunamos juntas, manteniendo conversaciones tontas y entretenidas, luego fui a por mi mochila y esperé a Evan afuera, en las escaleras frente a la puerta de entrada. Había sido una manera tranquila de empezar el día, suceso que llevaba un largo tiempo sin experimentar, me sentía en paz y mi cabeza estaba silenciosa, cruzaba los dedos deseando que se mantuviera así todo el día.
Tras algunos minutos Evan se apresuró en elogiar y juntos fuimos hacia clase, como todas las mañanas nos separamos cada uno hacia su salón. Pasé la mañana prestando más atención a los apuntes sobre lo de Amelié que a mis apuntes reales. El recreo no tardó en llegar y nos reunimos como ayer en la biblioteca, notaba a Amelié un poco más animada que de costumbre e inevitablemente notarlo me hice sonreír discretamente.
"Se te cae la baba, Raine."
—¿¡Q-QUÉ!?
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Grité avergonzada volviendo a la realidad súbitamente y pasando mi manga por mis labios.
"Solo bromeaba, me refiero a que estás distraída y estamos hablando de cosas importantes."
—Oh, uhm... lo siento, ¿que decíais?
Evan me explicó que después de clase quedaríamos para ir a la biblioteca municipal para ver si encontrábamos algo más que aquí. Y así mismo lo hicimos, a la salida fuimos los tres andando hasta el establecimiento.
"Me estoy muriendo de hambre, no se ni para qué vengo..."
—¡Venga Evan, no seas aguafiestas! Esto es de esas cosas que ocurre una sola vez en la vida.
"Pues la verdad, estando en finales de evaluaciones y aún más importante, de curso, no me interesa distraerme la verdad."
Amelié nos miró con una cara de lastima después de ese comentario, intenté hacerle unas palmaditas en la espalda pero se me olvidó que la atravesaba.
