Capitulo 27

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Perspectiva de Emi

- Su alteza Midoriya Hizashi tiene algo que decirle.

- Habla

- Me gustaría pedirle esto antes que sea demasiado tarde. ¿Me permitiría cortejar a la princesa Inko Kurose si seguimos con vida?

- Así que Inko, te lo permitiré bajo una condición, tu obedecerás sin rechistar las ordenes imperiales.

- Lo que ordene su alteza

Hizashi un marques que parece ser algo serio pero que al mencionar el aceptar el cortejo a mi hermana sus ojos se iluminaron. No pensé utilizarlo, pero esto es conveniente en este preciso momento. Mire mis manos que se encontraban temblando había sangre en ellas una sangre que difícilmente se podía limpiar de mis manos, sacudí la cabeza para despejar la mente un momento.

El pidió un cortejo, pero no pidió un matrimonio, debe estar enamorado realmente de mi hermana, como prometí un día, ustedes serán las mujeres mas felices porque solo un camino de flores merece. Aun recuerdo con mucha alegría haber tenido su compañía, y nadie me arrebatara esa felicidad.

Bakugou se fue al suroeste en búsqueda de nobles repugnantes, traficantes, violadores, asesinos, todo tipo de depravaciones que pudiesen imaginar. Creen que por ser nobles pueden hacer lo que quieran, eran muy falsos, su rey era falso, todos son unas marionetas títeres de ese sujeto. Casarse con una de sus hermanas, que buen chiste, ese hombre al menos a tenido cuatro esposas, le recuerda a una persona que tuvo ocho esposas. Como si pudiese aceptar, además le doblegaba la edad a ella misma.

- Su alteza el duque Bakugou regreso de su misión, los informantes han traído nuevas ubicaciones, y ha llegado una carta de la princesa Nemuri Kayama su majestad.

- Bien hecho chico, puedes retirarte

Tomo la carta que aquel joven soldado le había traído Sako Atsuhiro un joven de la familia del vizcondado, para su sorpresa reconocieron a un hijo ilegitimo con el propósito de no enviar a su único hijo. Oboro entro a la carpa, haciendo una reverencia, entro detrás de el Enji y Masaru quienes traen consigo una misión completada. Tomo asiento mientras los miraba estudiando sus movimientos, aun no puede confiar en ellos completamente.

- Su alteza hemos capturado al hombre que nos pidió, se encuentra esposado en estos momentos.

- Bien hecho Enji.

- Su alteza le he traído como presente los ojos de esas bestias que se llaman así mismos nobles

Se acerco con un saco pequeño, pero de un tamaño perfecto me lo entrego, por lo que al abrirlo ahí estaba ese olor a hierro del cual ya me había acostumbrado, con una textura suave y frágil ahí había al menos ocho pares de ojos diferentes. Ella sabia que el duque Bakugou era un loco, pero prefería sonreír como agradecimiento por tal presente, ganándose esa sonrisa cálida que emitía en ella una sensación de desagrado. Ese saco sin dudas solo le trajo la sensación de querer salir corriendo. El vértigo con el miedo era muy fuerte, pero ella tenía que mantenerse firme no debía mostrar su debilidad no frente a aquel sujeto.

Ellos pronto se retiraron después de una siguiente orden, hoy descansarían, ella sabía que pronto la verdadera guerra comenzaría, según el ultimo informe en las fronteras que colindan con Sanshido ya había ejércitos esperándoles, eso le emocionaba, pronto su vida de verdad estaría en riesgo. Miro como Oboro aún se mantenía en su posición, haciendo un ademan se acerco a ella, posterior a eso ella le entrego una nota, no sin antes hacerle una seña para que guarde silencio.

Al quedarse de nuevo en aquel lugar sin un alma presente ella no supo bien como reaccionar ante aquel intruso que jamás vio entrar, pero no pudo gritar.

La eterna sonrisa de la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora