3. Haboob

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El abrazador calor del desierto era sofocante. El joven de cabellos cabellos castaños se encontraba cubriendo su rostro intentando que el sol no le de directo en la cabeza. Estar ahí afuera es bastante difícil para cualquier persona.

Lo único que mantenía a Mariana ahí es el deseo de encontrar al clan perdido del desierto, comprobar si eso era realmente una leyenda o si realmente existió. Los deseos del chico lo han llevado a estar varios días fuera en el desierto, soportando el calor, sin posibilidades de encontrar algún pueblo próximo debido a que no hay nadie que se adentraría tanto al desierto. Teniéndolo como un lugar vacío que nadie le pondría atención a menos que busque algo como las antiguas ruinas, que hace mucho fueron descubiertas y exploradas por los primeros exploradores que saquearon todas las tumbas. La ultima que fue descubierta fue por Spreen, quien volvió con varios tesoros que vendió a los mejores compradores.

La sed del chico es bastante grande, deseando encontrar algún poso para poder resurtir su agua que ha bebido durante todos estos días que se ha encontrado de excursión en el desierto. El chico de cabellos castaños no lograba encontrar nada que le diera señales de vida segura aquí.

El chico sintió una fuerte corriente de aire que lo golpea en su espalda. Esto fue algo que lo sorprendió demasiado. Mariana en ese momento recuerda las palabras de Sapopeta, lo que mencionó para advertirle de ir. Que durante este tiempo se aproximaría un Haboob, una tormenta de arena muy violenta.

El joven explorador piensa que un refugio improvisado no será suficiente para salvarlo. Que la fuerte corriente de viento se llevará todo a su paso. El delgado chico saca su brújula para lograr ubicar donde se encuentra el templo más próximo y ocultarse de esta enorme tormenta. Para su desgracia, la tormenta produce un campo electromagnético que perturba la dirección de la brújula sin poder darle una dirección clara de donde se encuentra el norte y girando de forma frenética hacia todas las direcciones. El chico sin saber de forma segura el rumbo de las ruinas más cercanas camina guiándose por sus propio sentido de orientación.

El chico cubriendo sus ojos con unos lentes y su rostro cubierto con la tela color sangre camina pensando que podrá llegar quizás en unas horas, pero cada paso es muy pesado. La arena se coloca sobre sus pies intentando enterrarlo vivo. Sus pasos son bastante fuertes para no quedarse hundido, pero de todas formas el estar sobre arena que es levantada y vuelta a poner en el suelo debido al viento le dificulta bastante. Su cansancio también se hace presente, pero si se detiene es morir. Algo le resulta muy extraño, quizás un espejismo de su cansancio, pero podría jurar que vio una roca moverse.

Aquella roca parece hundirse y volverse a levantar en la arena, se mueve en aquella superficie como si de agua se tratase. El chico queda pasmado al ver como la supuesta roca salta el aire. Revelando un color grisáceo y con grandes mandíbulas y aletas, parecido a un tiburón. Su cabeza tiene dos aletas como si de una flecha se tratase, y una aleta dorsal en la parte de la espalda de la criatura. Si no fuese por la aleta que sobre sale de la arena el joven alto pensaría que es solo un espejismo, pero no tiene tiempo para asimilar lo sucedido debido a que aquella criatura comienza a moverse en dirección a Mariana.

El chico al ver que aquel gran animal se mueve en su dirección sale corriendo intentando alejarse de aquel peligroso ser. Mariana comprende que ese enorme ser es algo peligroso y eso que ha convivido con criaturas que no muchos se acercarían, pero esa cosa está hambrienta y Mariana no planea ser la cena de esa criatura.

Como puede da largos pasos en el desierto, intentando evitar aquella enorme criatura que entre momentos da brincos en la arena para jugar con su presa. Mariana se encuentra aterrado por los gruñidos de aquel grisáceo reptil que se encuentra cazándolo. El chico pierde el aliento, pero de todas formas corre intentando escapar de aquel enorme animal. El chico se tropieza con una piedra que no había visto antes.

Mariana con terror se da la vuelta y saca su espada para protegerse de aquel enorme ser. El ser brinca sobre Mariana, abriendo su enorme hocico con filas de dientes. El joven de cabellos castaños queda petrificado al ver aquellas filas de dientes que pronto van a devorarlo. Aceptando su muerte, pero decidido a dar pelea se pone de pie y ataca a la criatura. Sin embargo la espada de diamante se quiebra al enfrentarse a aquella enorme criatura.

Los latidos del protector de los animales se detienen al ver que su espada no fue capaz de dañar aquella criatura. Su final ha llegado, su vida pasa delante de sus ojos y recuerda todos los alegres momentos que compartió junto con todos sus seres queridos, recordando por ultimo las decisiones que se arrepiente muy en el fondo. El chico cierra sus ojos para ser devorado.

- Are you ok? <¿Estás bien?>

Una voz en un idioma que no comprende fue lo ultimo que escuchó. Abre sus ojos con miedo notando que delante suyo hay algo extraño. Delante suyo, una persona envuelta en escamas grises como del reptil que lo ha atacado, con la cabeza de aquel animal como sombrero que lo protege de la arena. Aquel sujeto descubre su rostro mostrando su piel de una tonalidad similar al dorado, con unos ojos de un intenso color verde como un par de esmeraldas y una sonrisa con dientes afilados.

- Mien. - Dice Mariana en una voz tan baja que apenas pudo decir.

El chico da un par de pasos para aproximarse aquel espécimen tan majestuoso, pero el cansancio y los sobresaltos de la situación lo llevan a desmayarse. Aquel sujeto lo sujeta entre sus brazos.

- Hey, hey, don't sleep here. Man, what am I suppost to do with you? <Oye, oye, no duermas aquí. Hombre, ¿que se supone que haga contigo?>- Dice en su idioma aquel sujeto viendo que no hay nadie a su alrededor. El sujeto no sabe que hacer con aquella persona que no entiende.

HaboobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora