2. Viaje al Desierto

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El viaje de Mariana era simplemente cansado. El chico de piel blanca estaba acalorado por estar todo el dia en el desierto. Durante el trascurso de su viaje recibió distintas llamadas por parte de Sapoteca pidiéndole desistir a su misión que sospechaba que estaba haciendo. Las siguientes fueron por parte de sus amigos quienes estaban preocupados por él. Aldo y Roier no dejaban de llamarlo, de enviarle mensajes pidiéndole que por favor desista debido a que no conoce el peligro que es el desierto, que son lugares que ni Spreen disfruta visitar.

El chico esa noche había llegado a un pueblo. Uno de los últimos pueblos de la ciudad antes de llegar al desierto profundo, donde casi nadie entra y muchos menos salen. El chico con suerte pudo conseguir un lugar en una posada. Esta es muy simple y es mitad cantina teniendo varias personas que se quedan viéndolo y parecen molestos de tener un "explorador" por estos rumbos, que no son personas muy bien recibidos por estos lados. Mariana al darse cuenta que el lugar no es muy seguro no deja su mochila. Tiene hambre así que busca algún lugar para cenar. El chico fuera ve a su alrededor, debe ser cuidadoso con las personas a su alrededor, algún criminal que busque asaltarlo.

El chico camina por aquellas calles de arenisca que hay, viendo si a su alrededor hay algún restaurante o un lugar donde vendan comida. No quiere gastar sus provisiones debido a que no sabe cuanto tiempo estará en el desierto investigando. El chico se queda viendo el poso que hay en el centro de la ciudad notando el reflejo de la luna sobre el agua.

- Me hiciste venir hasta acá pelotudo. - Dice una voz conocida para el chico de cabellos castaños.

El chico voltea hacia atrás notando aquella cabellera negra. Una persona de orejas negras sobre su cabeza, con dientes y uñas afiladas se queda viendo al chico moleste. El chico de cabellos negros se queda viendo con coraje al otro que se encuentra pasmado, no esperaba que este llegase tan lejos. Que lo hayan encontrado tan rápido.

- Spreen. - Dice el chico de cabellos castaños viendo pasmado al híbrido de oso.

- Boludo, te fuiste hace dos días y estás camino al puto desierto. Roier está como loco por tu culpa. Si Sapopeta no nos hubiera dicho donde te diriges ya estarías muerto.

- ¿Por qué viniste Spreen? - Pregunta Mariana intrigado del motivo por el que vino el oso hasta acá.

- Roier está muy preocupado por ti. El boludo no dejaba de tomarme las pelotas con que Mariana se moriría y aquello así que le dije que vendría a buscarte. - Dijo el oso explicando sin quitarse sus lentes de sol.

Es la única persona que conoce que usa lentes oscuros durante la noche. Mariana entiende la respuesta, pero en el interior no siente que es lo que esperaba. El chico quizás deseaba alguna otra respuesta que no quiere admitir.

- Spreen, te agradezco mucho que vinieras por mí. No esperaba que fueran a preocuparse tanto por mí, pero no deseo volver todavía. Quiero explorar el desierto. Deseo conocer si en verdad existen los Alqirsh Aldhahabiu.

- Boluto no seas tan cabeza dura. Eso es solo un mito, no tiene que seguir con esa idea o te vas a morir. Volveremos a la ciudad mañana. Ahora iremos a dormir que estuve viajando todo el puto dia para llegar hasta acá. - Dice el oso mostrando sus dientes por al necedad del chico. Sin embargo el chico de ojos marrones sigue decidido a su decisión, no planea volver a su casa.

- De acuerdo. - Dice Mariana resignado. - ¿Vamos a comer? Me dijeron de un restaurante por aquí.

- Eres el único que consigue que los putos del desierto te traten bien. Me pagaras la comida por esto.

- Si. - Dice Mariana resignado a esto, a tener que volver a su casa.

*****

- Ah... Mariana. - Dice Spreen levantándose.

El calor del desierto es bastante fuerte. El oso siente su cuerpo bastante pesado, le cuesta pronunciar palabras. El sujeto apenas puede moverse con tranquilidad, su cuerpo le pesa demasiado. Intenta hacer memoria, pero no logra recordar con seguridad como fue que llegó anoche a su cuarto. Lo ultimo que recuerda fue que estuvo en el restaurante comiendo con Mariana, fue al baño, despues siguió comiendo y despues no recuerda mucho.

El híbrido como puede se mueve viendo que en la mesa a un lado de la cama hay una nota y un baso de leche. El oso bebe el baso de leche y a los pocos momentos empieza a recuperar el control de su cuerpo. El sujeto entonces se coloca sus lentes de sol para leer la nota.

"Spreen,

Antes que nada tengo que disculparme contigo. Anoche te puse un somnífero en la comida para poder escapar. Quizás cuando leas esto todavía estás envenenado por eso, así que te puse un vaso de leche para que se te baje. Volviendo al tema, te envenene para poder escapar al desierto. Lo siento pero no quiero volver todavía. Quizás es un mito, pero no me detendré hasta comprobar por mi propia cuenta si existen los Alqirsh Aldhahabiu.

Atentamente
Mariana"

Spreen respira con fuerza. El oso da una risa levemente y entonces se queda sonriendo. La verdad es que ya sabia que Mariana planeaba escapar. No quería mencionarlo, pero el somnífero que le dio era de un sabor muy asqueroso. Spreen lo dejó ir porque conoce la emoción del chico blanco que deseaba salir a explorar y que nadie podría detenerlo.

Spreen siempre ha considerado a Mariana una persona muy amable, muy bueno que siempre ha sido amable con él. Todos se encuentran preocupados por él, sin embargo... Mariana no es una persona debil. Spreen está seguro que Mariana volverá sano y salvo y si los Alqirsh Aldhahabiu realmente existen Mariana seguro será capaz de verlos.

Por su parte, Mariana ya e encuentra en el desierto. Siendo guiado por una brújula que lo guía hacia el este, donde buscará el lugar del centro del enorme paisaje desolado. Donde desea descubrir si los Alqirsh Aldhahabiu realmente existen.

HaboobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora