Miradas

794 70 3
                                    

En un tranquilo y soleado día de primavera, Kara Zor-El, una joven recién graduada de la carrera de Arte, decidió visitar una exposición en la prestigiosa galería de arte de National City, buscando inspiración.

Lena Luthor, una exitosa empresaria y amante del arte, era la dueña de esa galería y se había ganado un reconocimiento en el mundo del arte por su visión única y su apoyo a artistas emergentes.

Kara caminaba entre las obras de arte, maravillada por la belleza y la expresión creativa que se manifestaba en cada lienzo. En medio de la multitud, su mirada se encontró con la de Lena, quien se encontraba observando con atención a los visitantes.

Un instante de conexión se formó entre aquellas dos mujeres mientras sus ojos se observaban, como si hubiera algo inexplicable que las uniera. Sin decir una palabra, ambas sintieron una chispa especial en ese breve encuentro.

Aquellos ojos verdes se  quedaron grabados en la memoria de Kara como una fuente inagotable de inspiración.

La vida siguió su curso y Kara continuó con su pasión por la pintura.

La rubia, en su afán por compartir su arte con el mundo, decidió vender sus cuadros en la calle.

Cada pincelada era una expresión de su amor por el arte y su anhelo por capturar la belleza que percibía.

Un día, Lena paseaba de camino a su galería y casualmente pasó por la zona donde Kara vendía sus pinturas.

Entre la multitud, sus ojos se encontraron una vez más, y Lena reconoció a aquella joven de la galería.

La morena miró aquellos cuadros llenos de vida y decidió adquirir uno.

Kara, sorprendida y emocionada por el interés de aquella hermosa mujer, le obsequió con el retrato, de aquella misma mujer, que había pintado con esmero y pasión.

- ¿Cuánto? - preguntó Lena

- Este es un regalo... - respondió Kara sonrojada

Lena, quedó tan cautivada por su retrato que esa rubia había creado, que se olvidó de preguntar el nombre de la artista.

Decidió colgarlo en su despacho y la obra de arte se volvió el centro de atención y despertó gran interés.

- ¿De donde sale eso? - preguntó Sam sorprendida

- De una artista callejera - respondió Lena sin apartar los ojos de su ordenador

Su amiga y socia Sam, sonrió

- ¿Desde cuando Lena Luthor, compra a los artistas callejeros? - preguntó divertida

- Venía paseando y los vi, fui a comprar uno, pero aquella mujer me regaló un retrato mío y me encantó... - explicó retirándose las gafas y mirando a su amiga - Ni se te ocurra Samantha - avisó mirando la sonrisa de su amiga

- ¿Que? Solo pregunto, porque es un retrato maravilloso...lo digo en serio, ¿como se llama? -

- Se me olvidó preguntar, en su firma pone Zor-El, pero no se nada más -

- ¿Tanto te ha impactado que no le pudiste preguntar? - Sam ya no pudo más y empezó a reírse

- ¡Vete a la mierda Samantha! - gritó molesta - Me voy a desayunar... S-O-L-A - sentenció saliendo de la galería

El lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora