Palabras: 1476
Una gélida mañana de noviembre, decenas de estudiantes terminaban de desayunar en el Gran comedor del colegio de Magia y Hechicería: Hogwarts. Era el tercer día de noviembre cuando se celebraba desde un pequeño dormitorio de chicos en la torre de Gryffindor el cumpleaños número 15 de Sirius Black. Aquel día se había convertido en una fecha muy especial desde que comenzó su amistad con sus compañeros de dormitorio: James Potter, Peter Pettigrew y Remus Lupin, quienes en poco tiempo se convirtieron en sus mejores amigos.
Faltaban solo diez minutos para que el conserje Argus Flitch los llamara a la entrada del colegio con un largo pergamino lleno de los nombres de estudiantes que tenían el permiso visitar el pueblo. Para los merodeadores, las vistas a Hogsmade significaban dos cosas: encontrar productos interesantes con las cuales poder ejecutar bromas gracias a la tienda de artículos de broma de Zonko; y una infinidad de caramelos y postres para devorar durante el día acompañados de una fría cerveza de mantequilla. Las dos cosas que Sirius amaba.
Mientras se imaginaba todas las bromas que le iba a gastar a Severus cuando tuviera en sus manos las nuevas cucharas derramadoras, Lupin, quien era un chico mucho más alto que él, se paró frente a él y tiró de su túnica casi con desesperación.
-Sirius Black, estoy enamorado de ti.
Sirius pensó la frase por un momento. Él esperaba que la confesión de Lupin fuera mucho más elaborada y poética, diría algo como: "tus ojos son como la noche en el bosque prohibido, tu voz es tan cálida como el cantar de las lechuzas en la buhonera, tú sonrisa ilumina más que un hechizo de luz...". Pero al final se conformaría con cualquier cosa que saliera de su labios.
Detrás del delgado chico, uno de baja estatura y de piel oscura le guiñaba el ojo. Maldito Potter.
-¿Qué tonterías estas diciendo, Remus? Déjame en paz -pidió el de cabello largo quitándose de ahí.
Sabiendo perfectamente que las palabras que provenían de su amigo eran causadas por un filtro de amor, el más poderoso que existía: Amortentia. Administrado a Lupin por las escurridizas mañas de James, en algún punto durante el desayuno.
Estaba tan furioso con su amigo que ni siquiera se le ocurría un buen hechizo para vengarse de él. Y todas las bromas que tenía planeadas para aquel día se habían esfumado en un instante. ¿Cómo podría disfrutar de un placentero cumpleaños molestando al grupo de Slytherin cuando tenía a su mejor amigo colgado del brazo diciendo tonterías románticas contra su voluntad?
-Relájate, a juzgar por esa cantidad, se le pasará en un par de horas y cuando regrese no recordará nada de lo que se hayan dicho.
-Sé cómo funciona Amortentia, cara de venado -afirmó Sirius dirigiéndole una mirada furtiva a Lupin quien seguía comportándose extraño-. Te prometo que me vengaré de ti.
-Sirius Black, estoy enamorado de ti -repitió tirando nuevamente del brazo de Sirius, esta vez apuntando hacia atrás pero no le tomó importancia a sus tan extraños ademanes.
Al llegar, optó por evitar los lugares concurridos pues posiblemente los demás estudiantes los verían y se burlarían por la extraña actitud de Lupin. De por sí tenía una mala reputación debido a los rumores de que él era un hombre lobo, no quería complicarle más su existencia ahora sabiendo que Lupin salía con un chico.
-Bien -Black asomó su cabeza por la boca de un callejón, asegurándose de que no hubiera alguien con intenciones de caminar en su dirección-, quedémonos aquí.
Se recargó en la pared y se deslizó hasta quedar en el suelo junto a Remus siguiendo cada uno de sus movimientos a detalle. Sirius llevó una de sus manos a su frente en una pose dramática pensando en qué antídoto podría romper esa tonta poción antes de que Remus hiciera una payasada, no sabía lo lejos que podría llegar una persona bajo el filtro de amor.
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| Marauders thoughts |
FanfictionLa historia de los merodeadores, cuatro chicos: James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew, pertenecientes a la casa de Gryffindor quienes se convirtieron en inseparables hermanos y vivieron sus años escolares entre increíbles bromas...