Palabras: 1119
⚠️ Aclaraciones: este es un universo en el que Sirius y Remus criaron a Harry.
—Remus, lo tienen —exclamó Sirius entrando de golpe al estudio donde Remus leía el dirio "El profeta"—. Tienen a Harry.
—¿Cómo...?
—Severus acaba de avisar al consejo. Remus... Harry está con Voldemort en el mismo lugar.
—Tranquilo, Sirius. Vamos a rescatarlo.
—Si le pasa algo, no me lo perdonaré.
Ambos se encaminaron a buscar a los demás para aparecer en las oficinas del ministerio de magia. Para ese momento, los death eaters se encontraban en plena batalla junto a Harry y sus amigos, para sorpresa de los adultos, los jóvenes lograban abatirlos casi tan rápido como ellos lo hacían; en especial Harry, quien por su entrenamiento era muy rápido y difícil de alcanzar.
—¡Harry! —gritaron sus padres corriendo en su dirección, alzando sus varitas atacando a Lucius Malfoy, quien parecía aferrado a derrotar al chico.
Los tres se abrazaron detrás de un mueble. Aliviados de haberse encontrado sanos y salvos.
—Harry, ¿te encuentras bien?
—Estoy de maravilla —dijo este abrazando a Sirius—. Creí que los tenían secuestrados.
—Oh, hijo... sabías bien qué hacer en esos casos.
—¡Lo lamento! —Harry se limpió las lágrimas—. No pude... no puede evitarlo. No podía perder a mis padres, no de nuevo.
—Buena elección de lugar, James.
Lupin, hasta ese momento no sabía dónde se contraba. Era la sala vacía. Harry había hecho muy bien su tarea. Esta sala, a diferencia de la sala de menesteres de Hogwarts, sólo podía existir mientras existiera una persona dentro de ella al momento de ser conjurada. Era un espacio creado para proteger a las personas que se encontrarán su interior y esta quedaría sellada cuando su creador saliera del lugar. Muchas veces para siempre.
—Regresaremos a casa —aseguró Lupin dejando un suave beso en la frente sudorosa de Harry.
Los tres saltaron a la acción. A pesar de su edad, los padres de Harry aún conservaban cierta agilidad para hechizar y contraatacar los maleficios de los enemigos.
—¡Tenemos que irnos, ya! —gritó Tonks, reparando una de las columnas que sostenían dicho piso del edificio—. El lugar no va a soportar otro impacto.
Antes de que nuestros héroes pudieran salir, una enorme figura se integró frente a ellos, cerrándo el paso a la salida. Al descubrirse la cara se trataba de su viejo amigo.
—¿Peter?
—Harry, detrás de mi —ordenó Lupin empuñando su varita como si de una espada se tratara.
—Ahora soy la mano derecha de mi Señor y los destruiré a los tres.
Los dos adultos comenzaron una ráfaga de contra hechizos que apenas lograban contener los ataques certeros de su ex-compañero. Harry no se quedó atrás, haciendo lo posible por intentar golpear a su oponente, sin ningún resultado. Al pasarse al bando de la oscuridad, Peter había adquirido bastante poder, más siendo la mano derecha de Voldemort.
—¡Es muy fuerte! —gritó Sirius sosteniendo la parte superior de su brazo, herido por uno de los conjuros de Peter.
—Espero que se hayan despedido del bastardo, cuando los haya asesinado, se lo entregaré personalmente a mi Señor.
Remus observó de reojo a Sirius, quien jadeaba detrás de un pedazo de la columna a la que Tonks se refería, junto a Harry, con una herida en la cabeza que le goteaba por el costado de un ojo. Observó que la grieta se extendía de suelo a techo.
Dejó su escondite, corriendo en dirección a Sirius y a Harry. Pero antes de llegar, fue golpeado por un maleficio.
—¡Imperio!
Sirius trató de contraatacarlo, pero la barita de Lupin fue más rápida pronunciando en un segundo:
—Expelliarmus.
La varita de Sirius y Harry cayó a varios metros lejos de ellos.
—¿Lo ves? Yo siempre gano —se regocijo el hombre—. Lo hice con James, Lily y casi lo logro con Harry, ahora también ustedes morirán a manos de quien más aman.
Sirius se fijó en el rostro de Remus, aún más desfigurado, pero igual de bello como el día en el que lo conoció. Y fueron cuestión de segundos para que todos sus recuerdos con él pasarán por su mente. No dudó en tomar la mano de Harry, para poner el cuerpo de su amado hijo, detrás de él para evitar que la maldición prohibida lo alcanzara. Los ojos amarillos de Lupin se desvanecieron y le sonrieron una última vez a su esposo. El maleficio había desaparecido.
Sirius se percató, tarde, del plan de su esposo. Antes de que pudiera intervenir, la vivaz voz de Lupin pronunció en un último aliento de vida:
—¡Impulso!
—¡Avadakedavra!
Pero el encantamiento de Lupin estaba hecho. Se produjo una onda que se esparció por toda la sala, provocando que los cuerpos de Sirius y Harry salieron disparados fuera del lugar.
La sala se selló en cuanto Harry atravesó el umbral de la puerta. En cuanto pudo reaccionar, Sirius levantó a Harry y con su voz cargada de desesperación, le dijo:
—Ábrela, Harry, vuélvela a abrir.
Harry, sin varita no podía hacer nada. Se levantó, siguiendo a Sirius hasta la pared donde había un gran desgaste. Pudo ver entre los escombros la varita de Remus. La tomó con rapidez y apuntó al enorme muro.
—¡Opertura! —pero el hechizo se desvaneció en cuanto el rayo de luz tocó la pared. Hizo otros tres intentos, pero fueron en vano. Levantó la mirada llorosa directo a Sirus que no dejaba de mirar al muro—. No lo entiendo...
—La puerta de abre solo cuando hay personas dentro.
—¡Mi padre está ahí adentro!
—Vivas, Harry. Tienen que estar viv-
Ahí fue cuando los dos lo entendieron. Lupin estaba muerto.
Un dolor inmenso inundó el cuerpo de Sirius, era un ardor que quemaba su interior, cada célula de su cuerpo se retorcía. Un enorme vacío se formó dentro de su pecho, haciendo que su respiración fuera mucho más entrecortada a causa de los sollozos. Sentía que moriría, quiso en ese momento, morirse también. Abrazó a Harry quien estaba de rodillas en el suelo, llorando, nuevamente, la pérdida de su padre. Al unirse en un abrazo, el dolor disminuyó, pero su cuerpo seguía extraño. Sus extremidades parecían estar dormidas, no querían responder a las órdenes que le daba su cerebro. Había perdido a uno de sus mejores amigos, el último recuerdo que tenía de sus años en Hogwarts, perdió a su compañero de aventuras con quien pasó increíbles momentos. Era extraño que él hubiera visto sus recuerdos más importantes, por esa razón pensó que él moriría a manos de Lupin. Comprendió que se trataban de los recuerdos de su esposo, le había permitido ver los momentos más significativos de su vida a él. Lupin había muerto sin recordar nada, con la imagen del rostro de su hijo y esposo llenos de terror.
El amor de su vida se había ido para siempre.
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.Recomienden rolas tristes para llorar a gusto en los comentarios ㅠㅠ
Esperen más contenido de los papás de Harry en otros capítulos ♡
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| Marauders thoughts |
FanfictionLa historia de los merodeadores, cuatro chicos: James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew, pertenecientes a la casa de Gryffindor quienes se convirtieron en inseparables hermanos y vivieron sus años escolares entre increíbles bromas...