CAPÍTULO 11

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                                (2/2)

Ally Hanssen

Saber que Max era el mismo que el de mi infancia hizo que mi felicidad aumentara, que me enamorara más y que ahora no tuviera dudas de quién era, no me iba a deter a pensar como era que había dado conmigo porque a decir verdad ahora mismo no me importaba.

Ya hoy por la noche regresaremos a Boston, contarle a las chicas era una de las cosas que me hacían querer regresar rápido, Max se encontraba abajo pidiendo el almuerzo, mientras que yo alistaba todo para el vuelo en la noche, después de una larga charla sobre todo lo que había pasado mientras él no estaba -ponernos al dia- nos fuimos a algo más intenso, no tuvimos sexo puesto que Max me dijo que quería algo especial para mi, aunque eso no impidió que lo tuviera en medio de las piernas con su lengua metida en mi vagina, haciendo que disfrutara cada vez más de los orgasmos.

-Hanssen, quieres que comamos en la habitación o prefieres hacerlo en la terraza - dijo Max -tu ahora novio tonta- cuando volteé a verlo estaba en medio de la puerta de mi habitación y Dios santo, acaparaba todo el espacio, su musculatura, tu metro noventa, su cara angelical, él era perfecto.

-Claro que si cariño- dije en un tono dulce.

-Cariño? - dijo él confundido.

-Que tiene de malo?

-A que mafioso sin corazón sin escrúpulos sin piedad ni vergüenza le dicen cariño?.

-Pues a ti cariño- Dije esta vez divertida.

-Y tú eres? - dijo retandome.

-Ally Hanssen Walker, la que dices que es la dueña de tu corazón- dije burlándome.

-Se te olvidó el Gabriela, Ally Gabriela Hanssen Walker, la mujer que no ha dejado de rondar por mi cabeza desde los ocho años.

Si, se me había olvidado ese insignificante detalle, mi segundo nombre era Gabriela y joder como lo detestaba, pero de alguna manera hacia que el que él lo dijera me gustara, también no podía disimular que el hecho de que dijera que no ha dejado de pensar en mí desde que éramos niños hiciera que me ardieran las mejillas y el tono carmesí apareciera en ellas inmediatamente.

-No me gusta que me llamen así Max y bien lo sabes.

-Te llamaba así desde que éramos niños, no noto la diferencia.

-Cuando éramos niños siempre te decía que no me llamaras así, pero tú jamás has seguido las reglas.

Una sonrrisa traviesa salió de sí mismo y se fue acercando a mi casa vez más, dejando solo unos centímetros de espacio entre nosotros.

-Y que te hace pensar que ahora empezaré a seguirlas pequeña Hanssen- dijo muy cerca de mi odio, haciendo que esto me erizara la piel.

Y en cuanto menos lo vi venir, empezó a besar mi oreja llegando a mi sien y bajando hasta mi boca.

El como me besaba me volvía loca, su movimiento, el tacto, la suavidad y dulzura con la que lo hacía me hacía querer más de él, tenerlo dentro, duro e imparable. Cuando empezó a bajar por el valle de mis senos empecé a sentir la piel caliente y cada vez con más deseo de que me estuviera azotando, cuando de un momento a otro se separó.

-La comida se enfriara Hanssen y no será nada agradable - dijo mientras que la sonrisa seguía ahi, esta vez más malvada porque sabía que había dejado algo a medias.

-Te gusta jugar sucio, ya vendrá tú castigo - le dije con la misma sonrisa que el tenía.

Me pare inmediatamente del suelo y pase por su lado, al hacerlo sentí como me pegó un manotazo en el culo y bueno, no puedo decir que no me gustó, al contrario, me éxito aún más.

AQUELLA PRIMERA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora