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Felix

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Felix.

Acaricie su cintura con mis manos. Ella suspiró y se enderezó para buscar su ropa.

—Mamá Lee puede llegar en cualquier momento.— Dijo y rió suavemente.

—Hm... Yo quería hacerlo otra vez.— Dije con un puchero. Ella rió y me miró alzando su ceja. —Y mamá no llegará, debe haber ido dónde su novio secreto.—

—¿Otra vez?— Preguntó. —Creí que con una sería suficiente.—

Reí. Bueno, quizá si lo fue. No pude dejar de pensar en Minho mientras Chaer me montaba. Estoy muy mal.

Se colocó la ropa y miró su móvil.

—Creo que debo irme amor.— Dijo con una mueca. Suspiré y asentí. —Perdón por dejarte solito.— Dijo. Reí y me puse de pie, colocándome ropa en mis extremidades inferiores. Mi mirada chocó con la brillante pantalla de su móvil.

¡Kim Sunwonnie!♡

Ya vienes?

Ella sonrió y la llevé hasta la puerta. —Te amo mucho.— Dijo besándome cortamente.

—Cuídate en el camino a casa mi amor, avísame cuando llegues, también te
amo.— Dije. Ella asintió y se fue en un alegre andar.

Entré a casa y me apoyé en la puerta. Mi móvil vibró.

Necesito verte.

Por favor.

Mordí mi labio.

Mamá
Hoy no llegaré Lixie, cuidado con Chaer!!

Lo pensé. Mordiendo con fuerza mi labio.

Tu novia acaba de marcharse Felix. ¿Cómo puedes pensar siquiera en hacer esto?

Me debatí mentalmente, pero solo puedo pensar en él.

Minho. Minho. Minho. Es lo único que hay en mi mente.

Debo terminar con Chaer.

Lo necesito.

Chaeryeong ya se marchó.

Golpeé mi frente y subí, corrí para ordenar mi habitación desechando el condón usado. Ordené cómo pude, lanzando la ropa al closet, barriendo como nunca, acomodando el escritorio. Tomé mi móvil, hablándole a Chaeryeong.

Lo siento, Chaer.
Debemos hablar de algo importante.


Y el timbre sonó.

Mierda. Ya llegó. MIERDAAAA.

Me sujete de la manilla, inhalando. No hay vuelta atrás. Acabaremos haciéndolo, es mucha la necesidad.

Abrí la puerta con nervios. Sus manos sujetaron mis mejillas y me besó con efusividad. Me sujeté de su camiseta, haciéndolo entrar, cerrando la puerta. Él se apoyó contra esta, mientras me seguía besando. Sujetó mi cintura, devorando mis labios. Me pegué a él, sujetando sus mejillas.

Se alejó de mi un momento, acariciando mi rostro. Alzó mi mentón mirándome.

Me sentí pequeño ante su mirada. Indefenso. Sus manos sujetaban con fuerza mi cintura.

Miré sus labios y sus ojos, cuestionandole, pidiendo permiso para besarlo otra vez. Acortó la distancia entre nosotros. Retrocedí, guiandolo hacía las escaleras. Sus manos acariciaron mis muslos y dieron un pequeño golpe. Salté a sus brazos, enredando mis piernas a su cintura. Me acomodó y comenzó a subir, mientras yo besaba y mordía su cuello.

—La de ahí.— Dije señalando mi habitación. Él asintió y entró. Sus manos apretaron mi trasero antes de dejarme en el colchón. Jadeé. Abrí mis piernas para que él se ubicase entre éstas. —Es la primera vez que lo haremos en una cama.— Dije con gracia. Él rió y asintió. Quitándose la camiseta. Admiré su pecho, él deslizó mis shorts y mi bóxer por mis piernas. Sentí sus manos temblar un poco. Lo ví relamer sus labios, mordí el mío, desabrochando su pantalón. Se acercó a besarme. Probablemente para ocultar sus nervios.

Jadeé en medio del beso, mordiendo su labio. Nuestras caderas se pegaron, haciéndome gemir junto a él.

Comenzó a frotarse contra mí, haciéndome jadear de gusto, despacito.

—Quiero oírte, Felix.— Dijo, mirándome a los ojos, pasando su lengua lentamente, descendiendo a mi cuello. —Necesitaba esto, tanto.— Dijo, mordiendo la piel de mi cuello. Gemí, apretando sus hombros. Sus dedos pasaron lentamente por mi entrada, rozando. Mordí mi labio.

—M-Minho.— Gemí. Él miró mi rostro, disfrutando de mi placer. Estiré la mano hacía la mesita de noche, tanteando por el lubricante. Se lo entregué y él mordió su labio.

—¿Lo utilizas con ella?— Me sonrojé y negué.

—Conmigo.— Dije y el rió, cargado de excitación.

—Entonces, tus dedos... ¿Te satisfacen cómo yo?— Preguntó introduciendo su dedo medio. Sentí mi corazón agitarse, gemí, negando con la cabeza. Su dedo se movió, expandiendome para meter un segundo dígito. Mordí mi labio, aguantando mis quejidos de placer ante los intrusos en mi interior, y cómo él busca mi punto con las puntas de sus dedos, llegando a él.

—Mmhg Minho...— Sus labios apresaron los míos de manera sucia, lamiendo y mordiendo.

Mi mano bajó a su miembro, masturbandolo. Gimió en medio del beso, mirándome fijo.

—Felix-ah.— Llamó levantando mi mentón con su mano. Lo miré, atento sintiendo mi cuerpo temblar completamente, sus ojos me miraban con atención y un brillo en sus iris, su expresión tan pacífica y hermosa. Las facciones de Minho están en perfecta armonía, haciendo de él un hombre precioso.

—¿Qué pasa, hyung?— Pregunté, besando suavemente sus labios. Con la punta de mis dedos sujetando su mejilla.

—¿Puedo hacerte el amor?—

—¿Puedo hacerte el amor?—

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Cómo no enamorarse de tu rival fácil y rápido [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora