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 {n/a: *las lectoras miran la imagen* Empiezan a fangirlear en tres... dos... uno...}

Tomó un poco del vino que Harry había pedido, sintiendo el sabor agrio bajar por su garganta. Le sonrió para tranquilizarlo, porque esta noche parecía más nervioso que las anteriores. Sus manos se temblaban y sus dientes aferraban su labio sin piedad. Evitaba su mirada y se podía escuchar levemente el sonido de sus pies repiqueteando sobre el piso del restaurante.

La había invitado a salir.

-¿Pasa algo, Harry?- le preguntó.

Habían estado saliendo por más de tres años. Harry había decidido estudiar música, mientras que Hannah había decidido estudiar Inglés. Ambos habían estado perfectamente esos años, y los sentimientos seguían siendo igual de fuertes como al principio.

-Y-yo...-empezó a tartamudear. Hannah sonrió contra voluntad, acordandose cuando Harry la había besado por primera vez.

¿Por qué estaba nervioso? ¿Por qué habían pedido vino? ¡No pasaba nada! Si eran mayores.

-¿Tú...?- lo ayudó.

Se paró, sorprendiéndola.

-¡Oigan! ¡Todos!- gritó, llamando la atención de las pocas personas que se encontraban comiendo.

Hannah lo miró confundido, mientras se ponía colorada ¿Qué estaba haciendo? Soltó una risita nerviosa.

-Y-o...-comenzó de nuevo.

Se arrodilló delante de ella y soltó un suspiró entrecortado.

-Wo-ould you marry me?- le preguntó.

Hannah sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas. Su corazón se moría, pero de amor. Sonrió.

-Sí.