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Atsushi se encontraba en casa, recostado en su habitación. Se alistaba para ir a una clínica, pues había tenido síntomas extraños desde hace un par de semanas y comenzaba a preocuparse.

Sus náuseas eran cada vez más molestas y su cansancio más intenso de lo normal.

Terminó de vestirse, bajó las escaleras, y al pasar por la habitación de sus padres, oyó que la estaban pasando bastante bien.

— Mamá y papá parecen disfrutarlo mucho... ¿Usarán condón? ¿O será que me darán un hermanito?

Dijo a sí mismo, continuando su camino hasta la puerta principal. Tomó su paraguas, impermeable y botas para salir al exterior. Un agradable y acogedor clima lluvioso había afuera.

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Por otro lado, Chūya ya se encontraba en la clínica, con unos documentos en una de sus temblorosas manos.

— Entonces... ¿Estoy embarazado, doctor?

Preguntó nervioso. La idea de tener un bebé no le convencía del todo, sentía miedo a lo desconocido, vergüenza de ser visto en la calle con una gran barriga, y temor a que Dazai no aceptara al bebé.

— En efecto. Usted tiene tres semanas de gestación. Felicidades.

El corazón de Chūya se aceleró con la noticia, y más aún, cuando iba saliendo del consultorio y Atsushi estaba por ingresar.

— ¿C-Chūya-san?

— O-Oye, ¿qué demonios haces aquí? Que no sea lo que estoy pensando... ¿Te acostaste con Akutagawa?

Atsushi no respondió nada, sólo, empezó a derramar lágrimas y a limpiarlas con sus puños tan rápido pudo. Le avergonzaba estar de ese modo frente a Chūya, temiendo que el pelirrojo le dijera a los demás sobre el lugar donde lo encontró.

— S-Sólo es un chequeo, Chūya-san.... ¿Y tú por qué estás aquí?

— B-Bueno...—. Chūya no tuvo escapatoria, sólo suspiró con cansancio y estaba dispuesto a decirle la verdad a Atsushi.
— Dazai tuvo una buena puntería, y me dejó preñado. Voy a tener un bebé que va a ser un llorón, ensucia pañales, comelón y seguramente holgazán. ¡Que estúpido! Nunca debí hacerlo sin protección.

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Horas más tarde, Atsushi estaba de regreso a casa. Traía una carpeta con sus documentos bien envueltos en una bolsa de plástico, cubriéndolos de la lluvia que aún seguía con menor intensidad.

Entró a su habitación y puso seguro a la puerta para que nadie pudiera molestarlo.

— T-Tendré un bebé al igual que Chūya-san... Mi bebé es el hijo de Ryū... ¿Será que Ryū quiere un bebé?

Su madre tocó la puerta de la habitación, distrayendo sus pensamientos y haciendo que guardara rápidamente la carpeta. Abrió.

— ¿Q-Qué sucede, mamá? ¿Qué haces aquí? Pocas veces vienes en la noche a visitarme...

— Lo siento, cariño. Tu padre y yo pasaremos la noche fuera de casa y volveremos hasta la tarde del día de mañana.

Anunció la mamá de Atsushi. Su ropa era la típica que llevaría una mujer a un salón de baile, con mucha elegancia y porte. Se despidió de él dándole un tierno beso en su frente, y un toquecito en su nariz.

— Está bien, mamá. Diviértanse mucho.

— ¡Claro que sí! Te dejaremos las puertas y ventanas bien cerradas, hijo. Si necesitas abrir alguna, ya sabes dónde están las llaves.

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Al ser una noche de padres ausentes, Atsushi sentía la necesidad de tener cerca a Akutagawa y poder disfrutar nuevamente del sexo agresivo que solían practicar.

Luego de recibir la llamada, Ryūnosuke salió de su casa para ir a pasar la noche con Atsushi, y no perderían mucho el tiempo.

Habían pasado una hora llena de acción y ahora descansaban exhaustos uno junto al otro.

— Ryū, si tuviéramos un bebé... ¿Te gustaría ser papá?

— ¿Eh? Esa es una pregunta rara... Yo... No creo que suceda porque los dos somos hombres. Además, no está en mis planes convertirme en papá, no aún.

Respondió serio. Atsushi sintió desilusión al escucharlo, lo que lo llevó a una decisión: mantendría en secreto la existencia del bebé.

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Transcurrieron dos meses más... Tres meses de gestación tenían tanto Chūya como Atsushi. Una pancita poco notable, pero más similar a la de una persona que estuvo tomando cerveza en los últimos días.

Mientras que Atsushi ocultaba la criatura que crecía en su interior al mundo, para no perjudicar y estropear los planes de Ryū; Chūya y Dazai disfrutaban mirar las cosas para bebé en las tiendas departamentales.

— ¿Qué quieres que sea, Chūya? ¿Niño o niña?

— Hmm... Quiero niña. Aunque me da igual. Le daré mucho amor sea niño o niña.

Contestó sonriendo, contemplando ropita miniatura en un pasillo, sin saber que Atsushi se encontraba en la misma tienda, observando los mini zapatos de bebé.

— Mamá y papá aún no han notado tu existencia, pero el doctor dijo que ya eres tamaño melocotón. Creces bastante rápido.

Murmuró el albino.

¿Niño/ Niña para quien??

TREMENDA ADICCIÓN [SKK & SSKK +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora