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—Como lo imaginaba, la fractura fue en la parte baja de la pierna. —El doctor se viró con una pequeña sonrisa sujetando la placa. —No me preocupa. Aunque la fractura fue compleja, podrás caminar dentro de poco tiempo.

—Eso no fue lo que le pregunté. —KyungSoo sintió su respiración entrecortarse al escuchar la voz rasposa de JongIn. Al escuchar lo cansado y enojado que sonaba. Sus ojos usualmente brillosos estaban en blanco.

—Vamos a ir un paso a la vez, ¿bien? —Suho habló desde la otra esquina de la habitación, la preocupación evidente en sus ojos. —Tienes que caminar antes de patinar.

—No me importa caminar. —JongIn interrumpió a su agente. —El año que viene son las Olimpiadas y no me voy a retirar. Diles.

KyungSoo tuvo que pestañear varias veces hasta darse cuenta de que esos ojos apagados, pero llenos de coraje estaban puestos en él. KyungSoo frunció los labios y sacudió la cabeza.

—Nadie dijo nada sobre retirarse, JongIn. —KyungSoo pensaba que su voz saldría tan débil y no sabía si habían podido escuchar sus palabras, aun así, miró al doctor de nuevo. El doctor se encogió de hombros y se dirigió a la cama del patinador.

—He hecho todo lo que está en mis manos, señor Kim. Lo demás queda en sus manos.

—Bien. —La voz de JongIn se volvió helada como el hielo. —Entonces, no tenemos de qué preocuparnos.

Decepción. Vergüenza, impotencia, coraje, tristeza, dolor, desesperanza. Todas estas emociones burbujeaban en el pecho de JongIn durante las quince horas del vuelo de regreso a Corea. Todas estas emociones lo atormentaban y no lo dejaban ni por un segundo, lo llevaban a lágrimas cada vez que miraba el yeso en su pierna y repetía en su mente los eventos de aquella tarde.

No sabía cómo poner en palabras el vacío que sentía y se hacía más y más pesado que cualquier cosa que había experimentado en su vida. Luego de todos esos meses, años de tan arduo trabajo había fallado. Había fallado en la manera más patética posible. Había quedado como un tonto frente a todas las personas que lo observaban. Frente a todos los televidentes que veían la competencia desde sus hogares. Frente a sus amigos y colegas patinadores. Frente a su equipo. Y más importante, frente a sí mismo.

Todavía no lo podía procesar, cómo había sido tan estúpido. Tan estúpido e infantil para dejar su mente ir en el momento más importante para su carrera. Dejarse afectar por un crush descuidado en su entrenador en un momento crucial de la temporada. Dejarse llevar por ideas incorrectas porque al final del día era solo un idiota impulsivo. Era trágico pensar que él había dejado que esto pasara, porque él y KyungSoo no eran algo más que amigos, un patinador y su entrenador. JongIn no debería haberse dejado influenciar como lo hizo.

Era su culpa por ser tan irracional. En el momento en el que su cuerpo tocó el hielo vio la expresión de KyungSoo y se dio cuenta que no podía culpar a nadie más que a sí mismo. Todo el rostro de su entrenador estaba lleno de preocupación y horror. Ese rostro conmovió a JongIn de nuevo. KyungSoo se preocupaba por él. El mero hecho de saber eso hacía que se odiara aún más.

Si no hubiera sido un idiota y no hubiera imaginado esas cosas, no estaría de regreso a casa. Con mucha probabilidad, estaría de pie en el podio con un arreglo de flores en las manos y una medalla colgando de su cuello. No tendría que llevar la gorra tapando su expresión caída y los ojos hinchados y no estaría evitando conversar con los miembros de su equipo. No sentiría ese golpe en el pecho cada vez que echaba un vistazo hacia Suho e Yixing, hacia KyungSoo. Todos ellos se habían esforzado tanto por él y él terminó defraudándolos. A todos ellos. No se le llenarían los ojos de lágrimas cada vez que involuntariamente su mente repetía lo que pasó en la pista de hielo.

Besar y llorar (Traducción de Kiss and Cry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora