Capitulo 4

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Ciara Stone

—Como que te gustan muchos los cubos de rubik eh.—  Dije mirándolos uno por uno— Para serte sincera creía que solo existía uno—

—Bueno— Río levemente—Quizá tenga una pequeña obsesión— Dijo parándose a mi lado mirando los cubos también.
—Estos no son ni la mitad de los que existen, solo son la mayoría de los que sé resolver yo.—

—¡¿Solo?!—Expresé con sorpresa.
— ¡Hay como cien cubos ahí!—

—Noventa y ocho.—

—¿En serio? Solo te faltan dos para tener cien, ¿por qué no los completas?— Curiosee un poco.

—Ese es el objetivo, el noventa y nueve lo conseguí en línea y ya está en camino.— Dijo sonriendo y se fue a sentar a su cama con actitud despreocupada.

—¿Y el cien? ¿Cuando lo vas a comprar?— Le miré curiosa e interesada en el tema. — Por ser el número cien debe ser especial. ¿O No?—

—El número cien no se compra— Dijo, mirándome con una sonrisa.
—El número cien lo tengo que resolver para que sea mío, como tú dices, es especial.—

—Mhm, bueno, suerte con eso—

—Gracias, pero no la necesito— Me dedicó una sonrisa un poco arrogante.

—Mejor empecemos, menos charla y más estudio—

—¡Si señora!— Me respondió con un saludo militar, a lo que solo le dediqué una mala mirada y rodé los ojos.

•••

—¡No necesitabas ningun tipo de ayuda! ¡Descarado!— Le lancé un cojín enojada, el cuál recibió desde su cama sin parar de reír— ¡Casi sabes más que yo!— Le lancé otro—Eres un mentiroso, manipulador.— Y dos más. —¡Para de reírte!— Me crucé de brazos y le puse mala cara.

—Perdón, perdón.— Paró de reírse y se acercó a mi.

—Llevo horas perdiendo el tiempo,  ya sabías todo lo que te estaba diciendo— Le señalé con el dedo mientras hablaba, enojada.

—Pensé que te ibas a dar cuenta más rápido, pero en serio, ¿dos horas?— Me provocó, echándole más leña al fuego.

—¿Y encima me lo echas en cara?—
Tomé el último cojín y se lo iba la lanzar, pero de un momento a otro, uno de los cojines que yo le había tirado se estampó contra mi cara.
—Ohh, no, has cometido un grande error...—

Así fue como empezó una gerra de almohadas, en la que uno se reía del otro por cada victoria, pero por alguna razón, terminamos riendo los dos juntos, tirados en el suelo, olvidando el enojo por mi parte de la discusión anterior.

—Idiota.— Le dije mirando el techo, a lo que el levantó la cabeza desconcertado.

—¿Que? ¿No se suponía que después de esto nos deberíamos llevar bien? Al menos mejor.—

—Por eso— Expresé y recibí una mirada aún más desconcertada de él.
—Ahora voy a perder mi fama de antisocial por tu culpa, ya tampoco voy a poder decir que nunca tuve o que no tengo amigos, todo por ti, solo me traes desgracia, ¿por qué quisiste acércate a mi?— Bromeé un poco, aunque realmente si tenía esa duda.

Soltó una sonora carcajada. — Me duele, tu reputación es más importante que yo, vamos mal eh—

—Tsk, idiota— Dije con una sonrisa un poco divertida mientras me levantaba del suelo.

—Y me sigues insultando, de mal en peor, esta relación no tiene futuro— Habló con preocupación fingida mientras se levantaba del suelo también.

—¿Quieres otra dosis de almohadazos?— Le amenacé agarrando una almohada.

—Eh, eh, tranquila, estamos en son de paz— Levantó las manos en señal de inocencia mientras mantenía la sonrisa. —

—Como sea, mejor me voy ya, se está haciendo tarde—

—Vale, es cierto. De echo, por estar distraído lo había olvidado, pero tengo que salir a resolver unas cosas. ¿Te acompaño a la salida?—

—No gracias.—

—¡Nos vemos mañana!—

—Desgraciadamente.— Me dedicó una sonrisa antes de que saliera de su cuarto y cerrara la puerta para irme.

De camino a mi casa recordé mi pesadilla, admito que hasta llegué a tener miedo de venir pensando que se refería a la casa de Luka. ¿Que loco no? Ahora hasta me da gracia, estoy bastante grandecita como para asustarme por pesadillas.

Luka, Luka, hablando de Luka, al final no es tan malo como pensaba, solo es un poco idiota, pero no es malo. Quizá no me vendría mal por primera vez tener un amigo... Digo, al menos probar que se siente la amistad, aunque siga sin entender por que si insistencia en acercarse a mi, en casos anteriores al primer rechazo dejaban de insistir y se olvidan de mi. ¿Por qué el no?

A pesar de la duda, le voy a dar una oportunidad, luego lo aclararé aclararé.

Admite que es divertido y te gusta pasar tiempo con él.

Nunca!, es... diferente, y no es tan mala su presencia.

Vale, como digas.

Es raro que hable con mi conciencia, calla.

No es tan raro, la mayoría de la gente lo hace, pero si así lo quieres, adiós.

Estoy loca, definitivamente.

El camino era un poco largo y el día había sido cansado, así que al llegar a mi casa tomé una ducha para relajarme y bajé a prepararme algo para cenar, cuando terminé dejé el plato en la mesa y me senté a comer, pero algo no me dejó empezar.

—¡Te dije que no fueras!— Escuché muy cerca de mi un grito de repente.

—¡¿Qu...— Caí al suelo empujada por esas manos en mi cuello, de nuevo...

En total oscuridad.

•••

Media noche, la Luna en la cima de todo, ella lo veía todo, ella lo ve todo, si la Luna tuviera la capacidad de hablar, quedaría muda, por querer decir tantas cosas. Pero esa noche quedaría muda solo del horror, al saber cómo terminaría esta historia, esta historia que comenzaba hoy, bajo su mirada...

Y bajo su mirada...

Una pequeña casa... Con jardín bien cuidado.

Una habitación oscura... Su, habitación.

Un estante de madera... Ese, estante.

Una mano, protagonista de muchas pesadillas.

Una sonrisa perversa.

Una mente retorcida, y...

Otro cubo de Rubik...

—La próxima eres tu... La número cien... Tú eres la más especial... Mi Cubo de Rubik—

[Editado el 30 de julio del 2023]

Cubo de Rubik: La chica de ojos raros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora