Capitulo 1

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Ciara Stone

Hacía mucho que nadie me hablaba. A petición propia suelo hacer sola todos los trabajos de la escuela y todo el mundo siempre estuvo de acuerdo, nunca hubo ningún problema, hasta hoy,  al parecer, lo bueno no es eterno, y los niños ricos hacen lo que quieren, cuando quieren.

— Señor Fischer, siempre hago los trabajos sola y le he demostrado que tengo buenos resultados, nunca le ha molestado a nadie.— Digo intentando convencer al docente de retractarse en su decisión.

—Señorita Stone, va a hacer el trabajo en equipo y no hay discusión. El señor Smith no tiene compañero y no se siente preparado para hacerlo solo.— Justificó en tono autoritario.

—¡Ese no es mi problema! No soy niñera, que se busque otro compañero, ¡¿por qué tengo que ser yo?!— Protesté harta de la situación ya un poco alterada.

—¡Señorita Stone! No hay más alumnos solos en el salón, ¡lo va a hacer con el y punto! Usted va a hacer lo que yo mande, no lo que usted quiera hacer, y si está en desacuerdo, la oficina de la directora tiene sus puertas abiertas, pero le advierto que no voy a hablar precisamente a favor de usted si recurre a ese método. —Amenazó con descaro. — Ahora retírese de mi oficina por favor.—

Llena de ira, abandoné la oficina del ogro, para recibir afuera una mirada burlona proveniente de un chico alto, el cuál al ver mi cara ensanchó mucho más su sonrisa.

— Hey. ¿Por qué esa cara?— Preguntó divertido, obviamente había escuchado la discusión, y le divertía, le divertía mi molestia.

—Supongo que tú eres Luka.— Las palabras salieron de mi boca llenas de desprecio. Mirándolo sin mucho agrado, con la cabeza en alto, aunque el fuera más alto no iba a dejar que me mirara por encima.

Lo observé, era alto, cabello oscuro, un poco pálido, cara simétrica y facciones atractivas, una mirada oscura que sería intimidante y penetrante para cualquiera, bonita sonrisa, cuerpo bien formado.

—¿Qué quieres?— Interrogué sospechando de el, pues aún no entendía su motivo para querer estar cerca de mi.

—¿Perdón?—Me miró un poco desconcertado.

—¿Por que quieres hacer equipo conmigo?— Me acerqué unos pasos a el, pues había permanecido al otro lado del pasillo.

Me volvió a dar esa sonrisa burlona que me está empezando a molestar un poco.

—Tenemos varios trabajos que hacer, ¿en tu casa o en la mía?— Como si fuéramos amigos de toda la vida y la situación fuera totalmente normal, habló en un tono tranquilo y amigable.

— No evites mi pregunta, respóndeme— Demandé en un todo fuerte.

—En la mía entonces, vamos a tener más privacidad, a la salida nos vemos.—

Así fue como tras dedicarme una sonrisa, y despedirse con su mano, salió caminando tranquilamente.

¡¿Pero qué...?!

Esto es muy indignante. ¿Acaso tengo opinión aquí? Primero el profesor básicamente me amenaza, me obliga a hacer equipo con este y luego a él le importa un comino lo que yo diga. ¿Algo más? ¿No? ¿Nada? ¿Seguro no va haber un temblor y voy a quedar atrapada o algo? Sería lo que me faltaba para completar el día.  Porque para colmo tengo que ir a su casa que sabrá Dios dónde es.

Solo faltaban unos minutos para que terminara la clase de Historia, de la cual me sacaron para darme una "información", por lo que ya no iba a volver, sino iba a entrar directamente a la próxima y última clase.

Salí caminando todavía echa una furia y desquitándome en mi mente. En camino al salón el timbre sonó y yo entré para llegar antes que el profesor, no quiero llegar tarde.

No más problemas por hoy por favor.

¿Pero a mí quién me manda a pedir?

En camino a mi asiento me fijé en que Luka, estaba sentado al lado de mi lugar.

No me jodan, ¿en serio? Apuesto a que es coincidencia.

Nótese el sarcasmo.

Como si supiera que lo estaba mirando, me devolvió la mirada. ¿Y adivinen que? Aparte de que el se estaba riendo de mi evidente enojo, yo me di cuenta de que el suelo estaba triste, y pobrecito, le di un beso y un abrazo, en fin se lo merece, siendo pisado todo el día.

Esto te pasa por andar de sarcástica, el suelo no tembló, pero hizo aparecer un escalón en un muy mal lugar.

Se empezaron a escuchar las risas del salón completo, inmediatamente me levanté y empecé a sentir un sabor metálico en la boca, puse mi dedo dónde sentía el dolor y al verlo este tenía sangre, bastante sangre, me quedé un momento mirando el suelo.

¿Es en serio? ¡¿Desde cuándo hay un escalón ahí?!

A este punto algunos me miraban un poco asustados, entró el profesor y por instinto me giré, para más drama la directora venía con el.

No puede ser.

—¡¿Pero que pasó aquí?!— Preguntó entre enojado y asustado el profesor.

Al ver el silencio de todos, volvió a hablar esta vez cruzado de brazos.

—¿Alguien quiere explicarme?—

Sentí como alguien se paró de su asiento y caminó en mi dirección.

—Profesor, solo tropezó, no fue nada grave, igual voy a acompañar a la señorita Stone a la enfermería por si acaso.—

¿Que? No, el no, estoy harta de el, estoy casi segura de que me trae mala suerte.

Ni siquiera me dió tiempo a negarme o al profesor a decir algo, me agarró del brazo y salimos del salón.

—No necesito ir a la enfermería, no es nada grave.— Dije con indiferencia, en realidad solo quería alejarme de él, pero de verdad la enfermería me parecía una exageración para una simple herida en el labio.

—¿En serio crees que vamos a la enfermería?— Sonrió divertido.

Espera...

—¿Qué?— Pregunté totalmente desconcertada.

Me sonrió burlonamente, cosa que creo que se le está haciendo costumbre ya.

—Se que no necesitas ir a la enfermería, es solo una pequeña herida, pero fue la excusa
perfecta.— Seguía con esa sonrisa, pero ahora con cierto brillo en los ojos.

—¿Para hacer que, exactamente?—

Ensanchó la sonrisa y me ignoró por completo, llegamos hasta los baños de hombres, verificó que no hubiera nadie y me metió adentro.

¿Por qué lo seguí?

—¿Que hacemos aquí...?— pregunté sin obtener respuesta alguna.—¡No me ignores!—

—Ehh, tranquila fiera, es donde único no nos van a buscar en lo que transcurre la clase. Además hay que lavarte esa herida, y si vamos a la enfermería nos van a mandar a clase de nuevo.— Dijo desde el lavamanos donde estaba recostado.

Por su cara, estoy empezando a pensar que le divierte verme enojada, iba a hablar de nuevo, cuando me di cuenta que miraba atentamente la herida en mi labio.

—¿Qué mir...?—

—Shhh, no importa— Me interrumpió.

¡¿Que mier...?!

  Estaba chupando la herida en mi labio en una especie de beso, y dolía, mierda, claro que dolía, pero por alguna razón, también me gustaba...

[Editado el 29 de julio de 2023]

Cubo de Rubik: La chica de ojos raros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora