La primera vez que lo vi tenía doce años, apenas unos días antes de conocerlo, nada me señalaba que era él, pero sentía lo mismo cuando estaba a su lado. Había tenido una nítida pesadilla donde me encontraba corriendo con desespero de las ásperas manos de una asesina, quien se hacía llamar Thénardier, una mujer corpulenta que me correteaba por los pasillos de un mercado de Snowtel con un afilado y enorme cuchillo en mano. Yo corría con el pulso a mil por hora, estaba cansado y deshecho cuando escuché cómo alguien me llamaba por mi nombre.
- León, ven aquí - una extraña silueta de negra sombra me llamaba a través de una rejilla, invitándome a su escondite.
No lo conocía, no tenía rostro ni apariencia alguna, en realidad le tenía miedo a la oscuridad, pero no estaba dispuesto a morir. Sin pensarlo más, me escabullí al lado de ese ente de oscuridad. La Thénardier pasó sin percatarse de que su objetivo se había escondido de ella.
Me sentí aliviado al saber que el peligro había pasado, mis jadeos de fueron desvaneciendo y mi corazón volvía a su habitual palpitar, pero yacía una extraña existencia a mi lado que me provocaba una curiosidad enorme. Su sola presencia me inspiraba misterio y fuerza, valentía y resiliencia. A pesar de todo, no parecía alguien intimidante.
- ¿Quién eres? - me aventuré a preguntar.
- Nos conoceremos pronto - me respondió sin más.
Y desperté.
Días después nos conocimos.
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Lo conocí en un sueño. Fue mucho antes de saber tan siquiera que él existía. Tenía cerca de diez años, siempre había sido habitual que tenga sueños lúcidos, este no fue una excepción. Estaba en un bosque oscuro, de pinos altos y arbustos frondosos, con luciérnagas creyéndose estrellas al bajar del cielo a la tierra, llenando de un aura mística y mágica el entorno. Era de noche y la luna firmaba el empíreo con su redonda blancura en un punto más alto que el mismo sol. Caminaba sin tener un rumbo fijo hasta que vi a lo lejos una anaranjada luz perteneciente a alguna fogata. Como si de un imán se tratase, me dirigí hacia allá. Sentado en un tronco, impregnando el calor del fuego en su cuerpo, yacía una figura de luz, tan blanco como la misma luna. Parecía una estrella bajada del cielo, una luciérnaga de etéreo resplandor. Sin preguntar, me senté a su lado. Era una presencia tranquila, de honestidad, clara, y ese mismo sosiego me caló en las sienes. Me sentía tan a salvo a su lado.
- ¿Quién eres? - le pregunté al querer conocer a aquel ente que me causaba tanto sereno.
- Pronto me conocerás.
Y desperté.
Tres años después lo conocí.
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Cuando se enteraron de que toda su infancia habían vivido en la calle de al lado se sintieron muy frustrados. Con trece años, León se mudó a Snowtel debido al trabajo de sus padres. Sandman, por su parte, ha vivido toda su vida en la calle siete de Superciudad. León vivía en la calle seis.
Gracias a Jacky, una amiga en común, fue que se conocieron un tres de diciembre. Un simple saludo inició una historia de eternos y millares de mensajes, llamadas, fotos, chistes locales y fotos peculiares una vez sintieron ese "click". Tenían la misma edad, diferenciándolos apenas un mes y un día entre sus nacimientos: Sandman nació el 21 de agosto y León el 22 de septiembre. Se contaron su sueño y se sorprendieron al notar lo similares que eran. Y es que pareciera que sus mentes maquinaban como una sola. Pensaban las mismas canciones, tenían los mismos gustos, aspiraban a la misma grandeza, tenían el mismo marco moral y ético, gustaban del mismo contenido y tenían las mismas ideas. Ambos eran una bomba de palabras y conocimientos, extrovertidos y seguros, compartían lo que sabían y conocían con tanta ímpetu, al igual que se escuchaban con interés y atención a cada dato que el otro contaba. Desde jóvenes entendieron el término "ser tan diferentes que son iguales".

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Erase una vez... [Leondy]
FanfictionErase una vez un León Piepequeño que llevaba viviendo en un solitario bosque ya diez años. Su edad lo catalogaba como un adulto de 27 inviernos, sombrío y solitario, viviendo de noche y escuchando las risas de las estrellas que tan enamorado lo tení...