𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐆𝐋𝐀𝐒𝐒-𝐌𝐀𝐓𝐓𝐖𝐎𝐎𝐍𝐆

Capitulo 2

Jiwoong no podía creer que se pusiera tan nervioso por un trabajo tan estúpido. Ricky le dijo que podía ir en pijama, pero allí estaba, aplicándose el maquillaje solo (por primera vez en quién sabe cuánto tiempo) a pesar de que no era obligatorio en absoluto.

Fue raro, ir a trabajar sin maquillaje. Mientras inspeccionaba las ojeras que no estaban allí cuando tenía 17 años y la palidez de sus labios, las silenciosas pero poderosas olas de inseguridad se apoderaron de él.

En otras palabras, Jiwoong simplemente no quería salir de la casa con la cara desnuda. Podía hacerlo cuando se reunía con amigos o familiares, pero no quería ser inspeccionado por un extraño durante las siguientes siete horas sin siquiera una capa de corrector.

-¡Por el amor de Dios!- Jiwoong gritó al espejo cuando se apuñaló en el ojo con el cepillo del rímel.

¿Por qué todo esto era tan difícil cuando los maquilladores lo hacían parecer tan fácil?
Después de algunos percances menores más, Jiwoong se dio cuenta de que no estaba teniendo un buen día hoy.

Primero, tuvo que volver a enrojecerse por completo porque accidentalmente se fue por la borda, luego milagrosamente no logró ese efecto de labios degradado, y para colmo, no sabía que había usado su lápiz de cejas.

Cuando dio un paso atrás para inspeccionar su cara, se dio cuenta de que sus labios eran demasiado oscuros en contraste con sus cejas inexistentes, pero al menos su piel parecía clara. Ya estaba llegando tarde, así que no tuvo más remedio que conformarse con eso.

Afortunadamente, la compañía todavía le proporcionó un conductor, incluso cuando dejó de tener un exceso de reservas, por lo que llegó a la galería a las 9:05. Pensó que cinco minutos era una cantidad de tiempo perdonable.

La galería no se veía tan mal como pensaba, incluso se atrevía a decir que era encantadora.
Era pequeño, eso era cierto, pero a Jiwoong le gustaba ese tipo de estética: no parecía hostil a la mayoría de las galerías modernas, con kilómetros de distancia entre dos pequeñas pinturas, y las paredes no eran perfectamente blancas, sino un color sutilmente cálido que le recordaba a un café con leche de vainilla. Era lo suficientemente minimalista como para dejar que el arte brillara, pero lo suficientemente acogedor como para sentirse reconfortante, y Jiwoong sabía que pasar dos meses aquí no debería ser insoportable.

Poco después deambuló por la galería hasta que encontró una gran caja de vidrio en la esquina de la habitación, y dentro de ella veo a un joven que actualmente estaba limpiando sus pinceles. No había espacio para nada en la caja de vidrio, excepto dos sillas, un lienzo y un fregadero, pero tampoco parecía asfixiante. Jiwoong se acercó a la casita de cristal.

Llamó a la puerta de cristal para llamar la atención del hombre que estaba dentro, que de repente saltó como un gato asustado y dejó caer uno de sus pinceles en el proceso. El hombre, y muy probablemente el pintor con el que estaría trabajando, corrió a abrir la puerta y Jiwoong ahora podía ver su cara con más claridad.

Lo primero que notó fueron sus ojos pequeños, parecidos a los de un zorro, pero brillantes y amigables. Sus rasgos eran nítidos, pero había algo increíblemente suave en su cara. Su cabello no era visible debajo de la ridícula (linda) boina negra que llevaba, y su jersey naranja brillante era un poco horrible, pero eso es lo que lo hizo parecer un verdadero artista.

Un tipo de joven artista fresco y esperanzador, tal como lo había descrito Ricky.

–¡Entra!– sostuvo la puerta abierta para Jiwoong de una manera caballerosa, y se dio cuenta de que su voz era un poco más alta de lo que esperaba –Soy Seok Matthew. ¿Y tú lo eres?–

–¿No me conoces?–

–Lo siento, realmente no leo revistas de moda– dijo Matthew simplemente. No sonaba avergonzado ni se disculpaba, pero tampoco sonaba condescendiente. Jiwoong ya se sentía como basura por salir como un modelo atascado, probablemente justo lo que Matthew esperaba de él.