12. Peligro

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En el momento que el ruido de ramas romperse se vuelve a escuchar, la pequeña esfera de luz desaparece, dejando nuevamente la oscuridad inquietante.

—Compañero esto no me gusta nada, salgamos de aquí —Harry asiente de acuerdo.

Al salir del cementerio las calles siguen en total soledad. Sólo es cuestión de dar unos pasos cuando Harry se siente quedar sin aire, su corazón latiendo como loco.

— ¿Estás bien? —Ron lo mira preocupado, pero Harry es incapaz de explicar la horrible sensación que le invade.

—Creo que es mejor que regresemos a la casa —sugiere entonces.

—Si, juraría que nos están observando.

—Tenemos aspectos de muggles, incluso si hubiera un mago, no deberían reconocernos.

—Muggles que visitaban la tumba de tus padres —ese es un punto válido y sospechoso.

Harry olvida cualquier respuesta al ver la casa frente a él, es la casa de su familia, gran parte de la seguía en pie, aunque cubierta por completo de oscura hiedra y nieve, pero la zona derecha del piso superior estaba destrozada, lugar donde seguro había sido lanzada la maldición de Voldemort.

Ambos se quedaron de pie frente a la verja contemplando las ruinas de lo que, en su día, fue la casa de una familia feliz. Un letrero en la entrada decía que la casa no había sido reconstruida como un monumento en honor a los Potter, al lado se leían palabras añadidas por otros magos, donde le daban su apoyo a Harry.

—Me alegra que hayan hecho esto, es... —El azabache fue interrumpido por la cara de espanto que tenía Ron.

Una figura envuelta de arriba abajo se les acercaba cojeando, las luces de la lejana plaza recortaban su silueta. A Harry le pareció que era una mujer, aunque resultaba difícil distinguirla, la forma de arrastrar los pies indicaba que se trataba de una persona muy anciana.

Se detuvo a pocos pasos de ello, haciendo señas para que se acercaran. A Harry se le ocurrían muchas razones para no hacerle caso, pero sus sospechas acerca de la identidad de aquella desconocida eran cada vez más sólidas. ¿Cabía la posibilidad de que llevara todos estos largos meses aguardándolos? ¿Podía ser que Dumbledore le hubiera pedido que esperara, porque Harry acabaría yendo a Godric's Hollow?

— ¿Es usted Bathilda? —la figura envuelta asintió y volvió a hacerles señas. Harry consultó a Ron con la mirada, en cuyo rostro se leía que era una muy mala idea.

— Que no aprendimos acaso de las arañas —murmura Ron, Harry sabe que debe hacerle caso a su amigo, pero se deja llevar por su instinto.

Haciendo uso de la valentía digna de su casa en Hogwarts avanzaron poco a poco y, de inmediato, la mujer se dio la vuelta y echó a andar. Pasó por delante de varias casas y al final entró por la verja de una de ellas. Harry y Ron la siguieron por un jardín casi tan descuidado como el que acababan de abandonar.

Al llegar a la puerta principal, la mujer sacó una llave, abrió y se apartó para dejarlos entrar.

— ¿Es usted Bathilda? —repitió Harry la pregunta. Ella volvió a asentir, pero no añadió nada más.

—Compañero, esto no me gusta nada —musitó Ron.

—A mí tampoco, pero estoy seguro de que en caso de necesidad podríamos dominarla, no está muy bien de la cabeza. Muriel lo dijo.

— ¡Ven! —Llamó la mujer desde la otra habitación. Harry siguió el sonido de la voz, mientras que el rostro de Ron palideció al solo distinguir un siseo.

Bathilda iba de un lado para otro encendiendo velas, pero la estancia todavía estaba oscura, la mujer parecía haber olvidado que podía hacer magia, porque encendía las velas a mano, torpemente.

Un Rayo de Esperanza (Versión Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora