Capítulo 9- Entre Sombras y Primordiales

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—Do you want to know what I have become? God Killer should be appropriate.

Todos los derechos de Autor de Percy Jackson y la Novela Web Beginning after the end son derecho de sus propios creadores, Rick Riordan y TurtleMe. Este Fanfic no es mas que una adaptación de ambas historias y no intenta verse como lo contrario.

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Ante mis ojos se desplegó un vasto yermo, una extensión desértica que se extendía hasta donde alcanzaba la mirada. Una interminable manta de nubes negras, más parecidas a venenosos miasmas, se cernía sobre el horizonte, generando una atmósfera siniestra y desoladora. A pesar de su avance, no percibí movimiento alguno, ni el roce gélido del viento acariciando mi piel ni susurros en mis oídos. Todo lo que experimenté fue un vértigo abrumador ante la transición abrupta que se desplegaba ante mí.

Las nubes, en un alboroto frenético, se abrieron para revelar la separación de cinco ríos distintos. El primero, un serpenteante curso de líquido azufroso que reflejaba la penumbra a su alrededor, encarnaba el río donde los dioses forjaron promesas irrevocables. Este río, el Estigia, ostentaba un agua con el poder de convertir las palabras en la verdad inmutable del cosmos.

El segundo río, en cambio, se retorcía con una furia ardiente y una luminosidad infernal. Más que un sereno reflejo acuático, esta corriente se manifestaba como un torrente ígneo que ardía con un fuego infernal. Sus llamas, de tonalidades rojizas y anaranjadas, iluminaban el dominio oscuro de los muertos con su resplandor infernal. El sonido que acompañaba a este río no era el suave murmullo del agua, sino un constante crepitar, un eco de llamas que devoraban sin piedad. Era el Flegetonte, un río que hablaba de condena y desolación.

El tercer río, en marcado contraste con los anteriores, exhibía una naturaleza singular. Sus aguas, cristalinas y relucientes, actuaban como espejos que reflejaban la tenue luz que se desprendía de las sombras circundantes. A lo largo de sus orillas, la ausencia de penumbras oscuras y paisajes sombríos conferían al entorno un aura de serenidad y apacibilidad. Una suave brisa acariciaba las aguas, generando ondas delicadas que danzaban con gracia en la superficie. Este era el río Lete, una corriente que parecía llevar consigo la promesa de olvido y renovación, contrastando con la carga pesada de los ríos anteriores.

Percy reflexionó con perplejidad mientras se encontraba en el Tártaros. "¿Por qué estoy aquí? ¿Acaso es un sueño de un semidiós? Esta situación no debería ser factible."

No obstante, el efímero deleite del hermoso paisaje del Tártaros se vio abruptamente interrumpido, ya que mi visión se concentró de manera inesperada en un punto específico de este reino sombrío. Un lugar enigmático y tenebroso, donde la maleza densa y retorcida creaba un dosel sombrío que apenas permitía el paso de la luz solar. Las ramas entrelazadas formaban arcos retorcidos que parecían retener susurros y secretos oscuros. Este rincón misterioso era conocido como el Bosque Maldito.

"... no..."

En medio de la espesura oscura del bosque, un resplandor fulgurante emergió, disipando cualquier rastro de sombra. En el corazón mismo del bosque, donde reposaba una inmensa piedra esférica, se reveló la presencia de una figura humanoide encadenada con grilletes forjados con Hierro Estigia.

El brillo, que emanaba de la esfera pétreo, iluminaba con intensidad la figura encadenada, resaltando cada detalle de su forma. Las cadenas de Hierro Estigia, robustas y ominosas, envolvían a la entidad en una sujeción inquebrantable. La luminiscencia que irradiaba la esfera revelaba no solo la opresión de las cadenas, sino también la magnitud de la entidad que permanecía prisionera en el centro del bosque.

[Percy Jackson] El Jinete de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora