[Percy Jackson] El Jinete de la Muerte

Capítulo 26- Fuego en la Sangre

—Do you want to know what I have become? God Killer should be appropriate.

Todos los derechos de Autor de Percy Jackson y la Novela Web Beginning after the end son derecho de sus propios creadores, Rick Riordan y TurtleMe. Este Fanfic no es mas que una adaptación de ambas historias y no intenta verse como lo contrario.

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[Punto de Vista: Dante Duarte]

Prácticamente, podía percibir las tensiones palpables de Thalía Grace, Noah Jackson y Jason Grace luchando intensamente a mi lado. En el otro extremo, la fuerza combinada de Nico di Angelo, Hazel Levesque, Reyna Ramírez-Arellano y Frank Zhang pulsaba en un murmullo apenas audible. A pesar de ello, todos permanecieron imperturbables frente a un enemigo formidable. Una ola de orgullo fortaleció mi compromiso como Jinete de la Guerra.

Me regocijaba de estar al lado de estos intrépidos guerreros en la defensa de su hogar. Cada uno de ellos había desafiado a una muerte segura a manos de un Titán o un Primordial. Apartando mi mirada de los semidioses, dirigí mi atención hacia mi compañera, la Jinete de la Hambruna, y luego fijé mis ojos en los dos comandantes del ejército que nos aguardaba. Las guadañas flotaban ominosamente sobre ellos, y me negaba a permitir que algún atisbo de temor se apoderara del corazón de los semidioses.

Una risa cruel resonó a través de la caverna, reverberando entre las piedras mientras crecía como la presión antes de una tormenta eléctrica.

—¡La derrota es innegable! —exclamó la Guadaña de cabello blanco, su voz juguetona resonando con amenazas y crueldad—. ¿Acaso no perciben la gravedad de la situación?

En el extremo más remoto del túnel, una presión desgarradora emanaba de las paredes en ráfagas agudas. Múltiples fuentes de poder e intenciones asesinas paralizantes chocaban entre sí con la contundencia de mazos golpeando un cráneo vacío.

Aunque me encontraba a una distancia considerable, la sensación hizo que mis dedos se debilitaran alrededor del mango de mi espada.

—No obstante, les insto a que no detengan su empeño en la lucha —prosiguió la Guadaña. Su gruñido relajado cedió paso a una sonrisa juguetona, mientras llamas de un tono negro morado ardían a través de su figura—. Sería, oh, tan decepcionante ver que los poderosos Jinetes abandonaran tan prematuramente la batalla después de finalmente obtener la oportunidad de participar en la guerra.

En un susurro destinado solo para mis oídos, Hambruna añadió:

—Indícales a los semidioses que adopten una postura defensiva, que mantengan a esta entidad ocupada y distraída. Guerra, tú y yo nos enfocaremos en infligir daño con nuestras habilidades. Solo tendremos una oportunidad si logramos interrumpir el flujo divino, aunque sea por un breve momento.

—Sí, eso es lo que necesitamos —asintió la Guadaña, de repente frívola—. Se están planificando bien. Estoy ansiosa por hundir esa maldita espada en ustedes...

—Basta, Melzri —interrumpió la Guadaña de cabello morado, su voz rezumaba como lodo en el aire—. Concluiremos esto antes de que lleguen los Espectros.

Melzri, la Guadaña de pelo blanco, adoptó una expresión seria.

—Por supuesto, Viessa. Las apariencias son importantes, después de todo.

Incluso para mis sentidos agudizados, Melzri aparecía poco más que un borroso sombrío cuando, de repente, se lanzó entre nosotros. Apenas tuve tiempo de colocar mi espada en una posición defensiva antes de que su golpe aterrizara. El impacto me envió retrocediendo, mis pies cavando largas hendiduras en el suelo.