Una semana en completa paz había pasado sin oír de Bonten, y aún mejor, sin noticias de Manjiro.
Habías pasado tu tiempo ayudando a Draken en el taller y con labores domésticas, más qué nada eras su ayudante a la hora de arreglar motos, pasándole las herramientas y manteniendo todo ordenado.
Pero eras feliz.
Sentías ligereza en cada movimiento y claridad mental, la conversación con el rubio fluía fácilmente y ambos parecían llevarse bien.
Justo ahora te encontrabas preparando la cena, Draken había salido por un postre, había una pastelería a unas calles, qué según él era fenomenal.
Escuchabas algo de música en la radio esperando a que la carne terminara de cocinarse.
La mesa estaba puesta y al sonar el reloj de cocina también la carne, solo había que empatar y todo estaría listo para cuando Draken llegara.
Mientras te asegurabas de tener todo listo para su llegada, Draken caminaba solo por la acera de la calle con un pequeño pastel de vainilla y fresas en la caja que sostenía, no le faltaban más de dos o tres calles.
Eso cuando un auto blanco se detuvo a su lado.
"Miren nada más, pero si es mi viejo amigo Draken, ¿Qué tal va el negocio?, Tienes un taller, no?" Una llamativa voz salió del auto, era un varón en sus 20 y tantos de cabellera rosada, pero lo que lo delató fueron aquellas heridas a la comisura de sus labios.
"No lo conozco" El rubio sabía exactamente quién era y en que se metía si continuaba una conversación con él.
"Oh vamos, déjate de tonterías, éramos casi mejores amigos" Continuo, su tono paso a uno burlesco mientras el carro se estacionaba sobre la calle vacía y del asiento del conductor salía y hombre alto y de cabellera corta y peinada de color morado.
"Solo queremos hablar, no nos interesas tú, nos interesa alguien más" Escucho hablar al Haitani mientras este se recargaba en una pared frente a él y encendía un cigarrillo.
"Me agradaba más Hanma" Bufo Draken con sarcasmo mirando al peli rosa hacer una mueca.
"Uhg, auch, eso me dolió" Sanzu con falsedad entristeció su rostro. "Como sea solo dinos donde tienes a la doctorcita y nos iremos"
"¿A quién?" La mente de Ryuguji ahora estaba más clara, entonces de esto se trataba todo y ellos eran de quienes hablabas. Vaya mierda de situación.
"Que patético, tenemos acceso a las cámaras de la ciudad Draken, no hagas esto más complicado, queremos hacer eso sin aparecer en las noticias por matarte" El rostro de Ran era tan sereno como la brisa en un campo a plena primavera, pero su voz dejo un camino de añicos por detrás.
"No conozco a ninguna doctorcita, si me disculpan, llego tarde a una fiesta, mueva el culo y déjenme tranquilo" Ken tenía un sincero deseo por terminar con todo, así que intento atravesar a Haruchiyo.
"No la conoces, entiendo. Tal vez pueda refrescarte la memoria" Sanzu sin necesidad de pensarlo una segunda vez atacó al rubio con un jab hacia su rostro, golpe que afortunadamente pudo esquivar. Eso aunque la caja del pastel ahora estaba en el suelo.
"Sanzu hazlo rápido, tengo frío y una mujer esperándome, no me hagas quedar como un impuntual" Ran exhalo el humo de sus pulmones y miro de reojo al rubio con aquella característica sonrisa burlona. "¿Sigues sin saber de quién hablamos?"
"Púdrete" Respondió Draken con los puños ya en guardia, estaba listo para una pelea de ser necesaria.
"Como en los viejos tiempos Draken" Con esas palabras, Haruchiyo detonó lo que terminaría en moretones y nudillos rojos.
Pero lo más importante. Llegó a casa aun respirando.
"¿¡Qué te paso!?" Preguntaste preocupada al verlo entrar por la puerta, siendo esa tu primera reacción, su labio estaba roto y su mejilla morada, en su camisa blanca se notaba una mancha de sangre, eso junto con sus nudillos al rojo vivo no eran buena señal.
"Me asaltaron" Mintió con simpleza dejándose caer sobre el sofá de la sala.
"Iré por el kit" En el pasillo había un improvisado kit de primeros auxilios, como toda casa debería tener, tomaste lo que creíste necesario y te sentaste frente al rubio para tratar lo que pudieras. "Tu camisa está manchada, ¿Es tu sangre? ¿Te hirieron ahí?"
"Si"
"Voy a cortarla" Anunciaste preparado el algodón para desinfectar, aunque la sorpresa fue para ti al ver su abdomen descubierto.
Su torso estaba bien trabajado, marcado cuál tableta de chocolate, y aquella V al borde de su pantalón te hizo tragar duro.
Espabila
Pensaste para ti misma, no era el momento.
El corte se veía relativamente profundo, en definitiva no era superficial, pero nada que no pudieras tratar.
"Necesitará sutura"
"Hay una-"
"Lo sé, me sorprendió que tuvieras aguja para suturas"
"Tuve una infancia turbulenta y se convirtió en un básico"
"Sigue hablando, concéntrate en otra cosa" Asi fue como la conversación comenzó a fluir, principalmente para distraerlo de tu trabajo en su abdomen.
Pronto terminaste de tratarlo pudiendo guardar todo lo que habías tomado y preguntar lo que llevabas en boca todo este tiempo.
"¿En serio fue un asalto?, estás bastante mal" Dada tu situación no te sorprendería qué estuvieran involucrados, pero la esperanza en ti de ser libre imploraba que no fuera cierto.
"El secuestro... ¿Fue Bonten?"
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