Basada e inspirada en el cuento original de La Sirenita, así como su versión animada del ratón.
𝘌𝘭 𝘙𝘦𝘺 𝘥𝘦𝘭 𝘰𝘤é𝘢𝘯𝘰 𝘭𝘰 𝘩𝘢 𝘥𝘪𝘤𝘩𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦, 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘤𝘶...
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Lleno de leyendas sobre monstruos marinos, bestias que hundían barcos, hasta seres mitad humanos con cola de pescado de horrible aspecto y bella voz, el mar era el mayor aliado del Príncipe Jeno Lee.
Un intrépido aventurero que frecuentemente buscaba salida de sus obligaciones reales mediante el mar y las distintas expediciones que su reino realizaba.
Ahora mismo el Príncipe se encontraba en una de esas, se podría decir que sería la última pues la Reina ya había insistido que era momento para el príncipe de descargar anclas y sentar cabeza sobre su futuro.
—Toma. Bébete una y olvídalo. —insistió su mejor amigo, consejero y marinero de cada embarcación—Hay que celebrar mientras aún podamos.
Jeno tomó la cerveza, sonrió a su amigo y le dio un profundo trago. Quería olvidar de cualquier manera que su futuro le estaba pisando los pies, pronto tendría que desposar a una Princesa de algún reino y cumplir sus obligaciones reales.
—Tienes razón, Doyo. —dijo Jeno alzando los brazos—¡Descarguen anclas! ¡Celebraremos hoy por cincuenta días en mar sin percances!
Su tripulación gritó de emoción junto a él, pronto los barriles llenos de cerveza se vaciaron rápidamente y los marineros del "Perro Grande" disfrutaron el posible último viaje de su alteza real.
A unos metros de profundidad lejos ellos, un joven sireno jugaba en el arrecife de coral, lo hacía en compañía de dos de sus hermanos mayores.
—¿Entonces qué debemos encontrar, Nana?—cuestionó el mayor de una preciosa cola de pescado color escarlata nadando sobre el arrecife.
—¡Tesoros! ¡Mira Johnny!—exclamó Jaemin ante su apodo, emocionado asomando su cabeza sobre una de las enormes piedras—¡Algo como esto!
Los dos hermanos de Jaemin nadaron hacia él al ver aquella cosa desconocida para ellos llena de piedras brillantes.
—¿Y eso qué es?—preguntó su otro hermano aún mas confundido que el mayor.
—¡No sé!—contestó Jaemin con felicidad de haber encontrado algo.
—Este juego me confunde. —murmuró nuevamente el segundo.
—¡Ya entendí!—exclamó Johnny, dio vuelta con su brillante cola dejando unas burbujas detrás de él, nadó hacia el arrecife nuevamente y sacó una red llena de ganchos grises—¡Hay que encontrar basura!
Los dos hermanos mayores rieron ante el mal chiste de Johnny, acto que indignó y ofendió por completo al menor de ellos.
—¡No es basura! —exclamó Jaemin molesto—¡Son tesoros de allá arriba!
El joven príncipe explicó mientras señalaba la superficie y nadaba hacia arriba en espiral, dejando que su brillante cola color esmeralda intensificara su resplandor gracias a los últimos rayos de luz del sol.
